Mujeres
En el a?o 2003 la alcald¨ªa de Madrid tendr¨¢ nombre de mujer. Todo parece indicar que las tres formaciones que compiten con posibilidades de obtener representaci¨®n en la Casa de la Villa presentar¨¢n sendas se?oras encabezando sus respectivas listas. Es como si los partidos hubieran llegado a la un¨¢nime convicci¨®n de que la capital necesita un toque femenino y que los madrile?os estamos decididamente hartos de que nos gobiernen se?ores con traje gris.
En el Partido Popular pocos cuestionan el que ser¨¢ una dama quien suceda a Jos¨¦ Mar¨ªa Alvarez de Manzano si es que finalmente se marcha, porque, seg¨²n cuenta, tiene prometido al Pr¨ªncipe organizar su boda. La ambig¨¹edad m¨¢s absoluta contin¨²a presidiendo todo lo concerniente a la candidatura del PP para las pr¨®ximas elecciones municipales. Una situaci¨®n extremadamente delicada que est¨¢ espesando de forma progresiva el ambiente en el equipo de gobierno. Cuando ni siquiera ha quedado oficialmente descartada la posibilidad de que el actual alcalde repita como candidato, ya est¨¢n produci¨¦ndose las primeras maniobras en torno a las dos mujeres que aspiran a sucederle.
La primer teniente de alcalde Mercedes de la Merced y la presidenta del Senado, Esperanza Aguirre, figuran desde hace tiempo como alcaldables potenciales provocando, sin ellas pretenderlo, un enfrentamiento sordo entre sus partidarios. Unos y otros juegan sus bazas con el convencimiento respectivo de que ser¨¢ elegida la que a ellos les conviene. Do?a Esperanza cuenta con la popularidad que cosech¨® durante su larga y variada trayectoria pol¨ªtica. Un curr¨ªculo en el que figura la concejal¨ªa de Cultura, la de Medio Ambiente, una tenencia de alcald¨ªa, un Ministerio de Educaci¨®n y su presidencia de la C¨¢mara alta. En cada uno de esos cargos realiz¨® una gesti¨®n no exenta de controversias, aunque el mayor sufrimiento se lo proporcion¨® el ser blanco predilecto de los reporteros de Caiga quien caiga. Sus posibilidades electorales, sin embargo, no se ver¨¢n minadas por ello, baste recordar los chistes que le hicieron a Fernando Mor¨¢n en su ¨¦poca de ministro de Asuntos Exteriores y c¨®mo esa corriente burlesca se volvi¨® a su favor. En cualquier caso, hay quien tiene la convicci¨®n de que la aut¨¦ntica fuerza de Esperanza Aguirre no reside ni en su experiencia, ni en su fama ni tampoco en su deliberado estilo tatcheriano. Son muchos los iniciados que la consideran imbatible por su magn¨ªfica relaci¨®n con Ana Botella, quien tanto influye en las decisiones de su marido. En cambio, a Mercedes de la Merced se le atribuye una buena amistad personal con Jose Mar¨ªa Aznar. ?l fue quien la trajo a Madrid desde la Junta de Castilla y Le¨®n y quien la coloc¨® en los cargos que ocupa en el Ayuntamiento y en el partido. Aunque tenga otros valores bastante m¨¢s meritorios, los que propugnan y pronostican que ella ser¨¢ la elegida aprecian m¨¢s el cari?oso pellizco en los mofletes que Aznar la ha propinado en alg¨²n que otro comit¨¦ ejecutivo que toda su experiencia en el Parlamento Europeo y en la gesti¨®n municipal. Sea cual fuere la opci¨®n escogida, no parece muy inteligente el demorar m¨¢s la decisi¨®n. La dura experiencia de la FSM demuestra hasta qu¨¦ extremo castiga el electorado a los partidos enfrascados en peleas internas. Lejos de superarlo, el socialismo madrile?o vuelve a verse convulsionado ante la irrupci¨®n en escena de Trinidad Jim¨¦nez. Ella es la apuesta personal de Rodr¨ªguez Zapatero para la alcald¨ªa de Madrid. Nada hay de forma oficial en su candidatura, pero la fuerza y la buena imagen que muestra esta mujer, hasta ahora desconocida para la inmensa mayor¨ªa, ha agitado sobremanera la parva pol¨ªtica local. Por de pronto, su aparici¨®n tumba las aspiraciones de algunos veteranos que acariciaban la oportunidad dorada de lucir su ¨²nico ojo en el pa¨ªs de los ciegos. La de do?a Trinidad es, adem¨¢s, una baza que provoca el desconcierto en las filas populares, que consideraban la capital como 'pan comido'. Ahora tratan de conjurar el miedo a lo desconocido interrogando a cualquiera que pueda proporcionarles alg¨²n dato sobre c¨®mo es ella, de d¨®nde es y a qu¨¦ dedica el tiempo libre. Lo cierto es que entre unas y otras han logrado calentar un poco el panorama pol¨ªtico madrile?o. De momento, hay que agradecer a las mujeres que nos libren del tedio. Ojal¨¢ alg¨²n d¨ªa consigan tambi¨¦n animar la ciudad.
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