'Uno de los peores legados del comunismo es la falta de moral'
Vaclav Havel no es s¨®lo el presidente checo. Es un escritor, un pensador impenitente, un antiguo disidente al que muchos tacharon de iluso cuando se cre¨ªa que el comunismo hab¨ªa entrado en la historia para no irse jam¨¢s. Y un hombre que cree en la m¨¢gica combinaci¨®n de inteligencia y bondad. Desahuciado varias veces por un c¨¢ncer de pulm¨®n, ha pasado unas semanas en Lanzarote invitado por el Rey de Espa?a. All¨ª ha recibido a EL PA?S para hablar un poco de todo, del pasado, el futuro y la fuerza de la esperanza.
Pregunta. Se?or presidente, le queda un a?o para concluir su mandato. Ha sido usted uno de los grandes protagonistas del final del pasado siglo. Naci¨® en Praga en una familia rica, pronto asisti¨® al despliegue de la barbarie nazi en su ciudad y cuando ¨¦sta cay¨® lleg¨® otra dictadura que dur¨® cuatro d¨¦cadas. Despu¨¦s ha sido presidente 13 a?os. ?Qu¨¦ siente ahora mirando hacia atr¨¢s?
'Creo que cometemos un error grave cuando caemos en la tentaci¨®n de culpar a EE UU de todos nuestros males. Su cultura es una rama de la nuestra'
'No he sentido rencor hacia nadie nunca, ni siquiera contra aquellos comunistas que me encarcelaban. Lo que s¨ª siento a veces es rabia'
'Hay un error que solemos cometer los europeos cuando hablamos de Rusia, y es el de hablar de una persona, y no de la sociedad all¨ª existente'
'Estoy seguro de que el ingreso de la Rep¨²blica Checa en la Uni¨®n Europea repercutir¨¢ de una forma muy positiva sobre la sociedad de mi pa¨ªs'
'Cuando deje el cargo quiero ser un hombre libre. Me gustar¨ªa escribir algo para mi mujer, que ha dejado el teatro por m¨ª y quiero que vuelva'
Respuesta. Ha sido un siglo XX lleno de sorpresas, y por ello tambi¨¦n de experiencias. Lo que m¨¢s siento en todo caso es gratitud por haber podido vivir todas estas experiencias, muchas muy duras y dram¨¢ticas; poderlas haber vivido como testigo y directo participante y poder haber meditado sobre ellas. Mi vida ha estado llena de sorpresas y paradojas. Por ejemplo, viv¨ª como los dem¨¢s checoslovacos la invasi¨®n de nuestro pa¨ªs por el Pacto de Varsovia, pero en 1989 dirig¨ª personalmente, porque Checoslovaquia ten¨ªa la presidencia (rotatoria), la disoluci¨®n de dicho Pacto.
P. Hablando de paradojas. La primera vez que nos vimos, en su casa, junto al r¨ªo Vltava, acababa de salir de la c¨¢rcel y no tardar¨ªa en volver a ella. Hoy me recibe en esta espl¨¦ndida casa de Lanzarote, junto a un mar maravilloso, invitado por el rey Juan Carlos para convalecer de sus problemas pulmonares. Es casi simb¨®lico. ?C¨®mo se siente?
R. Desde luego, este lugar es fant¨¢stico y excelente para mi muy delicada salud. Hace cinco a?os me detectaron un c¨¢ncer y me operaron, pero desde entonces tengo unas bronquitis muy graves, y este clima me sienta muy bien. Gracias al Rey, es ya la cuarta vez que vengo aqu¨ª. Le estoy muy agradecido. Ya antes de conocerlo admiraba al Rey de Espa?a por su gran papel en la transici¨®n espa?ola. Conoci¨¦ndole, mucho m¨¢s. En cuanto a mi estado, me siento muy cansado, exhausto. Pero quiero terminar este mandato.
P. Sus ¨²ltimos discursos sugieren que va a utilizar este ¨²ltimo a?o para decirles a los ciudadanos checos todo lo que por consideraciones pol¨ªticas no ha dicho en a?os pasados.
R. A m¨ª siempre se me ha acusado en mi pa¨ªs de que me propongo lo imposible. De eso se me acusaba tambi¨¦n en mi ¨¦poca de disidente. Se me ped¨ªa realismo, que muchas veces es resignaci¨®n. Es importante desde luego saber distinguir entre el ideal y lo posible. Mire el horizonte en el mar. Parece estar all¨ª fijo, y seg¨²n nos acercamos vemos que seguimos lejos. Pero es importante avanzar y mantener fija la mirada en ese horizonte. Tambi¨¦n en las cosas peque?as que nos proponemos en nuestras vidas.
P. Hace 13 a?os que cay¨® el comunismo. ?Qu¨¦ balance hace de estos a?os, lo bueno y lo malo?
R. Lo bueno, b¨¢sico, es que cay¨® el r¨¦gimen totalitario y se instaur¨® la democracia. En cuanto a cosas malas, hay muchas. La verdad es que nosotros ignor¨¢bamos el alcance real de los problemas que surgir¨ªan. Entre los que mayor da?o han hecho est¨¢ sin duda la transferencia de los bienes, de la propiedad estatal a manos privadas. Este proceso genera grandes tentaciones. Y uno de los peores legados del sistema comunista es la falta de moral. La amoralidad propia de aquel r¨¦gimen surgi¨® con toda su fuerza cuando comenz¨® dicho proceso de privatizaci¨®n, y de ah¨ª vienen las conductas mafiosas en general.
P. De propiedades pasemos a responsabilidades. Hubo represores, criminales, c¨®mplices. ?Cree que se depuraron de forma adecuada?
R. El car¨¢cter del sistema totalitario comunista es muy especial y distinto de dictaduras como, por ejemplo, la que hab¨ªa en Espa?a. El sistema comunista involucraba en sus redes a todo el mundo y hac¨ªa as¨ª de alguna forma culpables a todos, y todos acababan teniendo alg¨²n grado de responsabilidad. Por supuesto que unos en mayor grado, como (el jefe del Partido Comunista) Jakes, y otros, en mucho menor, como por ejemplo algunos disidentes. Pero todos son responsables en alg¨²n grado de lo sucedido. Ninguno de los pa¨ªses poscomunistas ha sabido resolver este problema de sus sociedades. Es cierto que se ha escrito mucho, libros, ensayos, art¨ªculos, sobre la culpa, pero el proceso de autorreflexi¨®n necesario en las sociedades ha tardado en ponerse en marcha. Aunque ya se est¨¢ produciendo.
P. Fue perseguido, encarcelado, calumniado, delatado. ?Ha sentido rencor hacia alguien?
R. No, yo no he sentido rencor hacia nadie nunca, ni siquiera contra aquellos comunistas que me encarcelaban. Yo sab¨ªa a qu¨¦ me expon¨ªa. Era perfectamente consciente de los riesgos que asum¨ªa con mis acciones. Con mi posici¨®n. Lo que s¨ª siento a veces es rabia. Y (ri¨¦ndose) m¨¢s desde que, tras la operaci¨®n, me prohibieron fumar.
P. Hablemos del 11 de septiembre y sus consecuencias. ?Cu¨¢les son los peligros reales despu¨¦s de lo sucedido?
R. Es algo m¨¢s profundo de lo que se suele decir. Nos hallamos ante una gente que tiene unas estructuras de valores completamente distintas a las nuestras. Es una cuesti¨®n casi metaf¨ªsica. Si pensamos que son gente que est¨¢ dispuesta a suicidarse por hacer da?o, es algo que a¨²n no entendemos bien. Estamos ante un hito de las civilizaciones que a¨²n no somos capaces de interpretar. Nos faltan a¨²n muchos elementos para poder valorar realmente cu¨¢les son los efectos y derivaciones de lo sucedido. Tendr¨¢ que pasar a¨²n tiempo para entender lo que sucede.
P. Desde hace a?os re¨²ne en Praga a decenas de profesores, pensadores, cient¨ªficos y fil¨®sofos para hablar sobre los grandes retos del ser humano y el mundo, desde la biotecnolog¨ªa a la globalizaci¨®n. ?C¨®mo entiende esta ¨²ltima?
R. Globalizaci¨®n es un t¨¦rmino muy ambiguo. Yo comprendo perfectamente a aquellos que se re¨²nen para manifestarse en contra de la globalizaci¨®n. Sobre este fen¨®meno se ha escrito mucho. Pero desde luego hay en la misma procesos que son muy inquietantes, como la creciente capacidad de corporaciones multinacionales con poder en todo el mundo y cada vez m¨¢s capaces de imponer sus criterios. Esto genera l¨®gicamente reacciones de las culturas aut¨®ctonas que reclaman su presencia. Lo cual no quiere decir que yo aplauda a esos que se manifiestan rompiendo escaparates de McDonalds.
P. ?Pero c¨®mo evitar que las decisiones pol¨ªticas en ciertas cuestiones puedan tomarlas compa?¨ªas como la ahora quebrada Enron, el principal financiador de las campa?as del presidente norteamericano George Bush, o cualquier otra, que corresponden a los Gobiernos electos?
R. No estoy muy al tanto de todo el esc¨¢ndalo de Enron porque ha sucedido durante mi convalecencia, y no creo que sea correcto hablar de ello sin conocer los detalles. Ni pienso que lo importante sea un esc¨¢ndalo concreto en alg¨²n pa¨ªs. Lo principal yo creo, es ya el saber si el g¨¦nero humano va a ser capaz de buscar soluciones para sobrevivir a los problemas y amenazas que ¨¦l mismo ha generado. Es la propia ceguera del ser humano, su incapacidad para ser consciente sobre las situaciones que surgir¨¢n, digamos en 50 a?os. Habr¨¢ que ver si somos capaces de corregir los da?os que hemos infligido, por ejemplo, al medio ambiente. Si el g¨¦nero humano no es capaz de encontrar perspectivas viables de futuro a largo plazo, de pensar para las generaciones venideras, se consumar¨ªa su autoaniquilamiento.
P. ?Qu¨¦ le ha parecido la obstrucci¨®n de Estados Unidos al Convenio de Kioto?
R. Creo que cometemos un grave error cuando caemos en la tentaci¨®n de culpar de todos nuestros males a Estados Unidos. Produce una hostilidad casi etnicista contra Norteam¨¦rica. Y en realidad la cultura norteamericana es una rama de nuestra propia cultura. Si el presidente norteamericano no quiere firmar unos acuerdos de Kioto, que la Rep¨²blica Checa s¨ª ha firmado, hay que aceptar al menos que puede tener sus razones. La demonizaci¨®n de Estados Unidos no tiene sentido. Yo no caigo en ella, y por eso se me acusa de no ser lo suficientemente antiamericano. La negativa a firmar Kioto tiene ciertos motivos que anidan en las caracter¨ªsticas de ese pa¨ªs. Siempre ha sido un gran derrochador. Desde la ¨¦poca de la conquista del Oeste ha sido un pa¨ªs excesivo, en sus ranchos, en sus coches, en su consumo de espacio, de gasolina. Est¨¢n acostumbrados al derroche. Y eso no es culpa de Bush, es resultado de una mentalidad general en el pa¨ªs. La prueba est¨¢ en que la inmensa mayor¨ªa de los norteamericanos lo apoyaron. Y los cambios de estos h¨¢bitos siempre son lentos. En todo caso parece al menos poco equilibrada esa tendencia a acusar de todo a Estados Unidos y no prestar atenci¨®n, por ejemplo, a lo que sucede en China. Todos los d¨ªas ejecutan a tres personas all¨ª por sus opiniones o fe religiosa. El mundo est¨¢ lleno de paradojas.
P. Hablemos de Rusia. El presidente Vlad¨ªmir Putin acaba de cerrar la ¨²ltima televisi¨®n independiente. El culto a la personalidad de Putin ha llegado a unos extremos desconocidos desde la muerte de Stalin. Usted conoce bien a los rusos como vecinos. ?Qu¨¦ pasa en Rusia?
R. Los problemas de Rusia son muy complejos. Es un pa¨ªs con muchas m¨¢s dificultades en la evoluci¨®n y transici¨®n que, por ejemplo, la Rep¨²blica Checa. Aunque s¨®lo fuera por el hecho de que carecen de toda tradici¨®n democr¨¢tica. El presidente Putin conoce muy bien su pa¨ªs, es una persona con muchas experiencias y adem¨¢s muy astuto. Hay un error que solemos cometer mucho los europeos cuando hablamos de ciertos pa¨ªses, pero sobre todo en el caso de Rusia, y es el de personalizar los problemas. Hablamos de una persona, y no de la sociedad all¨ª existente. Y la poblaci¨®n rusa, en gran parte, respalda ciertas formas que Putin representa.
Rusia tiene una sociedad que probablemente necesite muchas d¨¦cadas para llegar realmente a la democracia. Sus problemas son graves y delicados. Por eso hay que observarlos con mucha comprensi¨®n, no con posicionamientos de blanco o negro. Hay que ser conscientes de que el camino hacia la democracia en Rusia va a ser muy largo. En cuanto a los medios de comunicaci¨®n, m¨¢s de un pol¨ªtico occidental caer¨ªa en la misma tentaci¨®n de cerrarlos si pudiera. En todo caso, Rusia tiene ante s¨ª un largo camino antes de ser una democracia como nosotros la entendemos.
P. Hace 15 a?os la Rep¨²blica Checa era una de las dictaduras comunistas m¨¢s cerradas en Europa; hace 13 usted lider¨® la democratizaci¨®n, y hoy su pa¨ªs est¨¢ en el umbral de ingresar en la Uni¨®n Europea. ?C¨®mo ve el proceso de adhesi¨®n?
R. Parece de hecho que ya estamos en la recta final, y precisamente durante la presidencia espa?ola se habr¨¢n de afrontar las cuestiones clave y esenciales para el ingreso. Despu¨¦s quedar¨¢n algunos puntos para la presidencia danesa, pero las b¨¢sicas se dirimen ahora. Estoy seguro de que el ingreso de la Rep¨²blica Checa en la UE repercutir¨¢ de una forma muy positiva sobre la sociedad de mi pa¨ªs. Lo que creo y espero es que el nivel de moralidad y ¨¦tica p¨²blica se eleve r¨¢pidamente. Espero tambi¨¦n que la moral de trabajo y la cultura jur¨ªdica. Por supuesto que vamos a tener vientos muy duros que vendr¨¢n hacia nosotros desde Europa, pero estoy seguro de que van a ser todos ellos muy beneficiosos para mi pa¨ªs. Exigir¨¢n muchos esfuerzos y cambios de mentalidad. Hay mucha gente all¨ª que tiene mucho miedo al ingreso porque tienen miedo a la competencia. Pero va a ser tremendamente beneficioso, porque aumentar¨¢n la competencia, la exigencia y la calidad.
P. Se?or Havel, hace ya 20 a?os una funcionaria de la Uni¨®n de Escritores en Praga me dec¨ªa que los autores que hab¨ªan emigrado hab¨ªan perdido su calidad literaria por el mero hecho de traicionar al socialismo. Lo dec¨ªa en referencia sobre todo a Milan Kundera. El disparate es obvio. Pero querr¨ªa saber cu¨¢l es su relaci¨®n con aquellos que no quisieron o pudieron seguir viviendo bajo el r¨¦gimen comunista y emigraron. Usted siempre se neg¨® a hacerlo.
R. Yo jam¨¢s me atrever¨ªa a juzgar a ninguno por su decisi¨®n de elegir entre la emigraci¨®n o la permanencia bajo el r¨¦gimen. Son decisiones personales. Si me hubiera ido al exilio hablar¨ªa mejor otras lenguas y no habr¨ªa ido a la c¨¢rcel. Pero nunca pens¨¦ en irme de mi pa¨ªs. En todo caso siempre he rechazado esa idea de que los escritores que hab¨ªan emigrado eran unos traidores porque es una t¨ªpica mentira comunista. Respecto a las relaciones entre la literatura del exilio y la interior, la del Samizdat (publicaci¨®n clandestina), realmente hab¨ªa una perfecta simbiosis. Hab¨ªa conexi¨®n continua e identidad de objetivos. Literatura en el exilio y literatura disidente se publicaban mutuamente. Con quienes s¨ª hab¨ªa un enfrentamiento abierto era con la llamada literatura oficial, en su inmensa mayor¨ªa producida por escritores mediocres o zafios al servicio del r¨¦gimen. Nadie ha vuelto a saber de ellos desde que aqu¨¦l cay¨®.
P. Pero a veces los reg¨ªmenes comunistas eran h¨¢biles a la hora de gestionar la publicaci¨®n de autores no precisamente afectos. Por ejemplo, al premio Nobel Seifert le dejaban publicar unas veces, otras, no; a Hrabal le pasaba otro tanto.
R. Es cierto que el r¨¦gimen a veces publicaba ciertas cosas de escritores no oficiales. Lo hac¨ªa para ser tolerante tanto fuera como dentro del pa¨ªs. Pero lo importante es que la literatura oficial, que se publicaba con inmensas tiradas y publicidad en los medios del r¨¦gimen, desapareci¨® de la noche a la ma?ana. Hoy, s¨®lo 12 a?os despu¨¦s, nadie los compra, nadie los lee, nadie conoce siquiera sus nombres, no ya su obra. Ellos s¨®lo llenaban un hueco que se hab¨ªa creado al imponerse el silencio a los dem¨¢s. Los escritores de verdad hab¨ªan sido expulsados de la vida legal y hab¨ªa que rellenar aquello para simular una vida literaria.
P. D¨ªgame alg¨²n nombre.
R. No pienso hacerles el honor de citarlos. Pero en un caso no me resisto. All¨ª estaba un tal Peterka que en 20 a?os public¨® m¨¢s colecciones de poemas que el propio Seifert en su larga vida y que adem¨¢s ten¨ªa todo tipo de cargos y privilegios. Nadie sabe qu¨¦ ha sido de ¨¦l, probablemente haya emigrado a China o a Am¨¦rica.
P. ?Qu¨¦ planes tiene en su vida despu¨¦s del cargo?
R. La verdad es que tengo una inmensa ilusi¨®n por volver a escribir, y hay varios libros que tengo en mente. Si Dios me da salud, lo har¨¦. Tambi¨¦n querr¨ªa volver a escribir teatro y unas memorias y reflexiones. Pero no quiero caer en el error de inventarme obligaciones para m¨ª mismo. Ante todo, lo que quiero hacer es ser un hombre libre y hacer lo que me d¨¦ la gana. Si deseo hacerlo en su momento, lo har¨¦. Me gustar¨ªa escribir algo para mi mujer, que ha dejado el teatro por m¨ª, y quiero que vuelva.
P. Habla de Dios. ?Cree m¨¢s hoy en Dios que en 1968?
R. En todo caso, creo que el mundo no es un conjunto de casualidades. Si he dicho 'si Dios quiere', quer¨ªa expresar mi convicci¨®n de que la vida de cada uno pende diariamente de un hilo. Y todos los d¨ªas soy consciente de que la vida es un inmenso regalo.Vaclav Havel no es s¨®lo el presidente checo. Es un escritor, un pensador impenitente, un antiguo disidente al que muchos tacharon de iluso cuando se cre¨ªa que el comunismo hab¨ªa entrado en la historia para no irse jam¨¢s. Y un hombre que cree en la m¨¢gica combinaci¨®n de inteligencia y bondad. Desahuciado varias veces por un c¨¢ncer de pulm¨®n, ha pasado unas semanas en Lanzarote invitado por el Rey de Espa?a. All¨ª ha recibido a EL PA?S para hablar un poco de todo, del pasado, el futuro y la fuerza de la esperanza.
Pregunta. Se?or presidente, le queda un a?o para concluir su mandato. Ha sido usted uno de los grandes protagonistas del final del pasado siglo. Naci¨® en Praga en una familia rica, pronto asisti¨® al despliegue de la barbarie nazi en su ciudad y cuando ¨¦sta cay¨® lleg¨® otra dictadura que dur¨® cuatro d¨¦cadas. Despu¨¦s ha sido presidente 13 a?os. ?Qu¨¦ siente ahora mirando hacia atr¨¢s?
Respuesta. Ha sido un siglo XX lleno de sorpresas, y por ello tambi¨¦n de experiencias. Lo que m¨¢s siento en todo caso es gratitud por haber podido vivir todas estas experiencias, muchas muy duras y dram¨¢ticas; poderlas haber vivido como testigo y directo participante y poder haber meditado sobre ellas. Mi vida ha estado llena de sorpresas y paradojas. Por ejemplo, viv¨ª como los dem¨¢s checoslovacos la invasi¨®n de nuestro pa¨ªs por el Pacto de Varsovia, pero en 1989 dirig¨ª personalmente, porque Checoslovaquia ten¨ªa la presidencia (rotatoria), la disoluci¨®n de dicho Pacto.
P. Hablando de paradojas. La primera vez que nos vimos, en su casa, junto al r¨ªo Vltava, acababa de salir de la c¨¢rcel y no tardar¨ªa en volver a ella. Hoy me recibe en esta espl¨¦ndida casa de Lanzarote, junto a un mar maravilloso, invitado por el rey Juan Carlos para convalecer de sus problemas pulmonares. Es casi simb¨®lico. ?C¨®mo se siente?
R. Desde luego, este lugar es fant¨¢stico y excelente para mi muy delicada salud. Hace cinco a?os me detectaron un c¨¢ncer y me operaron, pero desde entonces tengo unas bronquitis muy graves, y este clima me sienta muy bien. Gracias al Rey, es ya la cuarta vez que vengo aqu¨ª. Le estoy muy agradecido. Ya antes de conocerlo admiraba al Rey de Espa?a por su gran papel en la transici¨®n espa?ola. Conoci¨¦ndole, mucho m¨¢s. En cuanto a mi estado, me siento muy cansado, exhausto. Pero quiero terminar este mandato.
P. Sus ¨²ltimos discursos sugieren que va a utilizar este ¨²ltimo a?o para decirles a los ciudadanos checos todo lo que por consideraciones pol¨ªticas no ha dicho en a?os pasados.
R. A m¨ª siempre se me ha acusado en mi pa¨ªs de que me propongo lo imposible. De eso se me acusaba tambi¨¦n en mi ¨¦poca de disidente. Se me ped¨ªa realismo, que muchas veces es resignaci¨®n. Es importante desde luego saber distinguir entre el ideal y lo posible. Mire el horizonte en el mar. Parece estar all¨ª fijo, y seg¨²n nos acercamos vemos que seguimos lejos. Pero es importante avanzar y mantener fija la mirada en ese horizonte. Tambi¨¦n en las cosas peque?as que nos proponemos en nuestras vidas.
P. Hace 13 a?os que cay¨® el comunismo. ?Qu¨¦ balance hace de estos a?os, lo bueno y lo malo?
R. Lo bueno, b¨¢sico, es que cay¨® el r¨¦gimen totalitario y se instaur¨® la democracia. En cuanto a cosas malas, hay muchas. La verdad es que nosotros ignor¨¢bamos el alcance real de los problemas que surgir¨ªan. Entre los que mayor da?o han hecho est¨¢ sin duda la transferencia de los bienes, de la propiedad estatal a manos privadas. Este proceso genera grandes tentaciones. Y uno de los peores legados del sistema comunista es la falta de moral. La amoralidad propia de aquel r¨¦gimen surgi¨® con toda su fuerza cuando comenz¨® dicho proceso de privatizaci¨®n, y de ah¨ª vienen las conductas mafiosas en general.
P. De propiedades pasemos a responsabilidades. Hubo represores, criminales, c¨®mplices. ?Cree que se depuraron de forma adecuada?
R. El car¨¢cter del sistema totalitario comunista es muy especial y distinto de dictaduras como, por ejemplo, la que hab¨ªa en Espa?a. El sistema comunista involucraba en sus redes a todo el mundo y hac¨ªa as¨ª de alguna forma culpables a todos, y todos acababan teniendo alg¨²n grado de responsabilidad. Por supuesto que unos en mayor grado, como (el jefe del Partido Comunista) Jakes, y otros, en mucho menor, como por ejemplo algunos disidentes. Pero todos son responsables en alg¨²n grado de lo sucedido. Ninguno de los pa¨ªses poscomunistas ha sabido resolver este problema de sus sociedades. Es cierto que se ha escrito mucho, libros, ensayos, art¨ªculos, sobre la culpa, pero el proceso de autorreflexi¨®n necesario en las sociedades ha tardado en ponerse en marcha. Aunque ya se est¨¢ produciendo.
P. Fue perseguido, encarcelado, calumniado, delatado. ?Ha sentido rencor hacia alguien?
R. No, yo no he sentido rencor hacia nadie nunca, ni siquiera contra aquellos comunistas que me encarcelaban. Yo sab¨ªa a qu¨¦ me expon¨ªa. Era perfectamente consciente de los riesgos que asum¨ªa con mis acciones. Con mi posici¨®n. Lo que s¨ª siento a veces es rabia. Y (ri¨¦ndose) m¨¢s desde que, tras la operaci¨®n, me prohibieron fumar.
P. Hablemos del 11 de septiembre y sus consecuencias. ?Cu¨¢les son los peligros reales despu¨¦s de lo sucedido?
R. Es algo m¨¢s profundo de lo que se suele decir. Nos hallamos ante una gente que tiene unas estructuras de valores completamente distintas a las nuestras. Es una cuesti¨®n casi metaf¨ªsica. Si pensamos que son gente que est¨¢ dispuesta a suicidarse por hacer da?o, es algo que a¨²n no entendemos bien. Estamos ante un hito de las civilizaciones que a¨²n no somos capaces de interpretar. Nos faltan a¨²n muchos elementos para poder valorar realmente cu¨¢les son los efectos y derivaciones de lo sucedido. Tendr¨¢ que pasar a¨²n tiempo para entender lo que sucede.
P. Desde hace a?os re¨²ne en Praga a decenas de profesores, pensadores, cient¨ªficos y fil¨®sofos para hablar sobre los grandes retos del ser humano y el mundo, desde la biotecnolog¨ªa a la globalizaci¨®n. ?C¨®mo entiende esta ¨²ltima?
R. Globalizaci¨®n es un t¨¦rmino muy ambiguo. Yo comprendo perfectamente a aquellos que se re¨²nen para manifestarse en contra de la globalizaci¨®n. Sobre este fen¨®meno se ha escrito mucho. Pero desde luego hay en la misma procesos que son muy inquietantes, como la creciente capacidad de corporaciones multinacionales con poder en todo el mundo y cada vez m¨¢s capaces de imponer sus criterios. Esto genera l¨®gicamente reacciones de las culturas aut¨®ctonas que reclaman su presencia. Lo cual no quiere decir que yo aplauda a esos que se manifiestan rompiendo escaparates de McDonalds.
P. ?Pero c¨®mo evitar que las decisiones pol¨ªticas en ciertas cuestiones puedan tomarlas compa?¨ªas como la ahora quebrada Enron, el principal financiador de las campa?as del presidente norteamericano George Bush, o cualquier otra, que corresponden a los Gobiernos electos?
R. No estoy muy al tanto de todo el esc¨¢ndalo de Enron porque ha sucedido durante mi convalecencia, y no creo que sea correcto hablar de ello sin conocer los detalles. Ni pienso que lo importante sea un esc¨¢ndalo concreto en alg¨²n pa¨ªs. Lo principal yo creo, es ya el saber si el g¨¦nero humano va a ser capaz de buscar soluciones para sobrevivir a los problemas y amenazas que ¨¦l mismo ha generado. Es la propia ceguera del ser humano, su incapacidad para ser consciente sobre las situaciones que surgir¨¢n, digamos en 50 a?os. Habr¨¢ que ver si somos capaces de corregir los da?os que hemos infligido, por ejemplo, al medio ambiente. Si el g¨¦nero humano no es capaz de encontrar perspectivas viables de futuro a largo plazo, de pensar para las generaciones venideras, se consumar¨ªa su autoaniquilamiento.
P. ?Qu¨¦ le ha parecido la obstrucci¨®n de Estados Unidos al Convenio de Kioto?
R. Creo que cometemos un grave error cuando caemos en la tentaci¨®n de culpar de todos nuestros males a Estados Unidos. Produce una hostilidad casi etnicista contra Norteam¨¦rica. Y en realidad la cultura norteamericana es una rama de nuestra propia cultura. Si el presidente norteamericano no quiere firmar unos acuerdos de Kioto, que la Rep¨²blica Checa s¨ª ha firmado, hay que aceptar al menos que puede tener sus razones. La demonizaci¨®n de Estados Unidos no tiene sentido. Yo no caigo en ella, y por eso se me acusa de no ser lo suficientemente antiamericano. La negativa a firmar Kioto tiene ciertos motivos que anidan en las caracter¨ªsticas de ese pa¨ªs. Siempre ha sido un gran derrochador. Desde la ¨¦poca de la conquista del Oeste ha sido un pa¨ªs excesivo, en sus ranchos, en sus coches, en su consumo de espacio, de gasolina. Est¨¢n acostumbrados al derroche. Y eso no es culpa de Bush, es resultado de una mentalidad general en el pa¨ªs. La prueba est¨¢ en que la inmensa mayor¨ªa de los norteamericanos lo apoyaron. Y los cambios de estos h¨¢bitos siempre son lentos. En todo caso parece al menos poco equilibrada esa tendencia a acusar de todo a Estados Unidos y no prestar atenci¨®n, por ejemplo, a lo que sucede en China. Todos los d¨ªas ejecutan a tres personas all¨ª por sus opiniones o fe religiosa. El mundo est¨¢ lleno de paradojas.
P. Hablemos de Rusia. El presidente Vlad¨ªmir Putin acaba de cerrar la ¨²ltima televisi¨®n independiente. El culto a la personalidad de Putin ha llegado a unos extremos desconocidos desde la muerte de Stalin. Usted conoce bien a los rusos como vecinos. ?Qu¨¦ pasa en Rusia?
R. Los problemas de Rusia son muy complejos. Es un pa¨ªs con muchas m¨¢s dificultades en la evoluci¨®n y transici¨®n que, por ejemplo, la Rep¨²blica Checa. Aunque s¨®lo fuera por el hecho de que carecen de toda tradici¨®n democr¨¢tica. El presidente Putin conoce muy bien su pa¨ªs, es una persona con muchas experiencias y adem¨¢s muy astuto. Hay un error que solemos cometer mucho los europeos cuando hablamos de ciertos pa¨ªses, pero sobre todo en el caso de Rusia, y es el de personalizar los problemas. Hablamos de una persona, y no de la sociedad all¨ª existente. Y la poblaci¨®n rusa, en gran parte, respalda ciertas formas que Putin representa.
Rusia tiene una sociedad que probablemente necesite muchas d¨¦cadas para llegar realmente a la democracia. Sus problemas son graves y delicados. Por eso hay que observarlos con mucha comprensi¨®n, no con posicionamientos de blanco o negro. Hay que ser conscientes de que el camino hacia la democracia en Rusia va a ser muy largo. En cuanto a los medios de comunicaci¨®n, m¨¢s de un pol¨ªtico occidental caer¨ªa en la misma tentaci¨®n de cerrarlos si pudiera. En todo caso, Rusia tiene ante s¨ª un largo camino antes de ser una democracia como nosotros la entendemos.
P. Hace 15 a?os la Rep¨²blica Checa era una de las dictaduras comunistas m¨¢s cerradas en Europa; hace 13 usted lider¨® la democratizaci¨®n, y hoy su pa¨ªs est¨¢ en el umbral de ingresar en la Uni¨®n Europea. ?C¨®mo ve el proceso de adhesi¨®n?
R. Parece de hecho que ya estamos en la recta final, y precisamente durante la presidencia espa?ola se habr¨¢n de afrontar las cuestiones clave y esenciales para el ingreso. Despu¨¦s quedar¨¢n algunos puntos para la presidencia danesa, pero las b¨¢sicas se dirimen ahora. Estoy seguro de que el ingreso de la Rep¨²blica Checa en la UE repercutir¨¢ de una forma muy positiva sobre la sociedad de mi pa¨ªs. Lo que creo y espero es que el nivel de moralidad y ¨¦tica p¨²blica se eleve r¨¢pidamente. Espero tambi¨¦n que la moral de trabajo y la cultura jur¨ªdica. Por supuesto que vamos a tener vientos muy duros que vendr¨¢n hacia nosotros desde Europa, pero estoy seguro de que van a ser todos ellos muy beneficiosos para mi pa¨ªs. Exigir¨¢n muchos esfuerzos y cambios de mentalidad. Hay mucha gente all¨ª que tiene mucho miedo al ingreso porque tienen miedo a la competencia. Pero va a ser tremendamente beneficioso, porque aumentar¨¢n la competencia, la exigencia y la calidad.
P. Se?or Havel, hace ya 20 a?os una funcionaria de la Uni¨®n de Escritores en Praga me dec¨ªa que los autores que hab¨ªan emigrado hab¨ªan perdido su calidad literaria por el mero hecho de traicionar al socialismo. Lo dec¨ªa en referencia sobre todo a Milan Kundera. El disparate es obvio. Pero querr¨ªa saber cu¨¢l es su relaci¨®n con aquellos que no quisieron o pudieron seguir viviendo bajo el r¨¦gimen comunista y emigraron. Usted siempre se neg¨® a hacerlo.
R. Yo jam¨¢s me atrever¨ªa a juzgar a ninguno por su decisi¨®n de elegir entre la emigraci¨®n o la permanencia bajo el r¨¦gimen. Son decisiones personales. Si me hubiera ido al exilio hablar¨ªa mejor otras lenguas y no habr¨ªa ido a la c¨¢rcel. Pero nunca pens¨¦ en irme de mi pa¨ªs. En todo caso siempre he rechazado esa idea de que los escritores que hab¨ªan emigrado eran unos traidores porque es una t¨ªpica mentira comunista. Respecto a las relaciones entre la literatura del exilio y la interior, la del Samizdat (publicaci¨®n clandestina), realmente hab¨ªa una perfecta simbiosis. Hab¨ªa conexi¨®n continua e identidad de objetivos. Literatura en el exilio y literatura disidente se publicaban mutuamente. Con quienes s¨ª hab¨ªa un enfrentamiento abierto era con la llamada literatura oficial, en su inmensa mayor¨ªa producida por escritores mediocres o zafios al servicio del r¨¦gimen. Nadie ha vuelto a saber de ellos desde que aqu¨¦l cay¨®.
P. Pero a veces los reg¨ªmenes comunistas eran h¨¢biles a la hora de gestionar la publicaci¨®n de autores no precisamente afectos. Por ejemplo, al premio Nobel Seifert le dejaban publicar unas veces, otras, no; a Hrabal le pasaba otro tanto.
R. Es cierto que el r¨¦gimen a veces publicaba ciertas cosas de escritores no oficiales. Lo hac¨ªa para ser tolerante tanto fuera como dentro del pa¨ªs. Pero lo importante es que la literatura oficial, que se publicaba con inmensas tiradas y publicidad en los medios del r¨¦gimen, desapareci¨® de la noche a la ma?ana. Hoy, s¨®lo 12 a?os despu¨¦s, nadie los compra, nadie los lee, nadie conoce siquiera sus nombres, no ya su obra. Ellos s¨®lo llenaban un hueco que se hab¨ªa creado al imponerse el silencio a los dem¨¢s. Los escritores de verdad hab¨ªan sido expulsados de la vida legal y hab¨ªa que rellenar aquello para simular una vida literaria.
P. D¨ªgame alg¨²n nombre.
R. No pienso hacerles el honor de citarlos. Pero en un caso no me resisto. All¨ª estaba un tal Peterka que en 20 a?os public¨® m¨¢s colecciones de poemas que el propio Seifert en su larga vida y que adem¨¢s ten¨ªa todo tipo de cargos y privilegios. Nadie sabe qu¨¦ ha sido de ¨¦l, probablemente haya emigrado a China o a Am¨¦rica.
P. ?Qu¨¦ planes tiene en su vida despu¨¦s del cargo?
R. La verdad es que tengo una inmensa ilusi¨®n por volver a escribir, y hay varios libros que tengo en mente. Si Dios me da salud, lo har¨¦. Tambi¨¦n querr¨ªa volver a escribir teatro y unas memorias y reflexiones. Pero no quiero caer en el error de inventarme obligaciones para m¨ª mismo. Ante todo, lo que quiero hacer es ser un hombre libre y hacer lo que me d¨¦ la gana. Si deseo hacerlo en su momento, lo har¨¦. Me gustar¨ªa escribir algo para mi mujer, que ha dejado el teatro por m¨ª, y quiero que vuelva.
P. Habla de Dios. ?Cree m¨¢s hoy en Dios que en 1968?
R. En todo caso, creo que el mundo no es un conjunto de casualidades. Si he dicho 'si Dios quiere', quer¨ªa expresar mi convicci¨®n de que la vida de cada uno pende diariamente de un hilo. Y todos los d¨ªas soy consciente de que la vida es un inmenso regalo.Vaclav Havel no es s¨®lo el presidente checo. Es un escritor, un pensador impenitente, un antiguo disidente al que muchos tacharon de iluso cuando se cre¨ªa que el comunismo hab¨ªa entrado en la historia para no irse jam¨¢s. Y un hombre que cree en la m¨¢gica combinaci¨®n de inteligencia y bondad. Desahuciado varias veces por un c¨¢ncer de pulm¨®n, ha pasado unas semanas en Lanzarote invitado por el Rey de Espa?a. All¨ª ha recibido a EL PA?S para hablar un poco de todo, del pasado, el futuro y la fuerza de la esperanza.
Pregunta. Se?or presidente, le queda un a?o para concluir su mandato. Ha sido usted uno de los grandes protagonistas del final del pasado siglo. Naci¨® en Praga en una familia rica, pronto asisti¨® al despliegue de la barbarie nazi en su ciudad y cuando ¨¦sta cay¨® lleg¨® otra dictadura que dur¨® cuatro d¨¦cadas. Despu¨¦s ha sido presidente 13 a?os. ?Qu¨¦ siente ahora mirando hacia atr¨¢s?
Respuesta. Ha sido un siglo XX lleno de sorpresas, y por ello tambi¨¦n de experiencias. Lo que m¨¢s siento en todo caso es gratitud por haber podido vivir todas estas experiencias, muchas muy duras y dram¨¢ticas; poderlas haber vivido como testigo y directo participante y poder haber meditado sobre ellas. Mi vida ha estado llena de sorpresas y paradojas. Por ejemplo, viv¨ª como los dem¨¢s checoslovacos la invasi¨®n de nuestro pa¨ªs por el Pacto de Varsovia, pero en 1989 dirig¨ª personalmente, porque Checoslovaquia ten¨ªa la presidencia (rotatoria), la disoluci¨®n de dicho Pacto.
P. Hablando de paradojas. La primera vez que nos vimos, en su casa, junto al r¨ªo Vltava, acababa de salir de la c¨¢rcel y no tardar¨ªa en volver a ella. Hoy me recibe en esta espl¨¦ndida casa de Lanzarote, junto a un mar maravilloso, invitado por el rey Juan Carlos para convalecer de sus problemas pulmonares. Es casi simb¨®lico. ?C¨®mo se siente?
R. Desde luego, este lugar es fant¨¢stico y excelente para mi muy delicada salud. Hace cinco a?os me detectaron un c¨¢ncer y me operaron, pero desde entonces tengo unas bronquitis muy graves, y este clima me sienta muy bien. Gracias al Rey, es ya la cuarta vez que vengo aqu¨ª. Le estoy muy agradecido. Ya antes de conocerlo admiraba al Rey de Espa?a por su gran papel en la transici¨®n espa?ola. Conoci¨¦ndole, mucho m¨¢s. En cuanto a mi estado, me siento muy cansado, exhausto. Pero quiero terminar este mandato.
P. Sus ¨²ltimos discursos sugieren que va a utilizar este ¨²ltimo a?o para decirles a los ciudadanos checos todo lo que por consideraciones pol¨ªticas no ha dicho en a?os pasados.
R. A m¨ª siempre se me ha acusado en mi pa¨ªs de que me propongo lo imposible. De eso se me acusaba tambi¨¦n en mi ¨¦poca de disidente. Se me ped¨ªa realismo, que muchas veces es resignaci¨®n. Es importante desde luego saber distinguir entre el ideal y lo posible. Mire el horizonte en el mar. Parece estar all¨ª fijo, y seg¨²n nos acercamos vemos que seguimos lejos. Pero es importante avanzar y mantener fija la mirada en ese horizonte. Tambi¨¦n en las cosas peque?as que nos proponemos en nuestras vidas.
P. Hace 13 a?os que cay¨® el comunismo. ?Qu¨¦ balance hace de estos a?os, lo bueno y lo malo?
R. Lo bueno, b¨¢sico, es que cay¨® el r¨¦gimen totalitario y se instaur¨® la democracia. En cuanto a cosas malas, hay muchas. La verdad es que nosotros ignor¨¢bamos el alcance real de los problemas que surgir¨ªan. Entre los que mayor da?o han hecho est¨¢ sin duda la transferencia de los bienes, de la propiedad estatal a manos privadas. Este proceso genera grandes tentaciones. Y uno de los peores legados del sistema comunista es la falta de moral. La amoralidad propia de aquel r¨¦gimen surgi¨® con toda su fuerza cuando comenz¨® dicho proceso de privatizaci¨®n, y de ah¨ª vienen las conductas mafiosas en general.
P. De propiedades pasemos a responsabilidades. Hubo represores, criminales, c¨®mplices. ?Cree que se depuraron de forma adecuada?
R. El car¨¢cter del sistema totalitario comunista es muy especial y distinto de dictaduras como, por ejemplo, la que hab¨ªa en Espa?a. El sistema comunista involucraba en sus redes a todo el mundo y hac¨ªa as¨ª de alguna forma culpables a todos, y todos acababan teniendo alg¨²n grado de responsabilidad. Por supuesto que unos en mayor grado, como (el jefe del Partido Comunista) Jakes, y otros, en mucho menor, como por ejemplo algunos disidentes. Pero todos son responsables en alg¨²n grado de lo sucedido. Ninguno de los pa¨ªses poscomunistas ha sabido resolver este problema de sus sociedades. Es cierto que se ha escrito mucho, libros, ensayos, art¨ªculos, sobre la culpa, pero el proceso de autorreflexi¨®n necesario en las sociedades ha tardado en ponerse en marcha. Aunque ya se est¨¢ produciendo.
P. Fue perseguido, encarcelado, calumniado, delatado. ?Ha sentido rencor hacia alguien?
R. No, yo no he sentido rencor hacia nadie nunca, ni siquiera contra aquellos comunistas que me encarcelaban. Yo sab¨ªa a qu¨¦ me expon¨ªa. Era perfectamente consciente de los riesgos que asum¨ªa con mis acciones. Con mi posici¨®n. Lo que s¨ª siento a veces es rabia. Y (ri¨¦ndose) m¨¢s desde que, tras la operaci¨®n, me prohibieron fumar.
P. Hablemos del 11 de septiembre y sus consecuencias. ?Cu¨¢les son los peligros reales despu¨¦s de lo sucedido?
R. Es algo m¨¢s profundo de lo que se suele decir. Nos hallamos ante una gente que tiene unas estructuras de valores completamente distintas a las nuestras. Es una cuesti¨®n casi metaf¨ªsica. Si pensamos que son gente que est¨¢ dispuesta a suicidarse por hacer da?o, es algo que a¨²n no entendemos bien. Estamos ante un hito de las civilizaciones que a¨²n no somos capaces de interpretar. Nos faltan a¨²n muchos elementos para poder valorar realmente cu¨¢les son los efectos y derivaciones de lo sucedido. Tendr¨¢ que pasar a¨²n tiempo para entender lo que sucede.
P. Desde hace a?os re¨²ne en Praga a decenas de profesores, pensadores, cient¨ªficos y fil¨®sofos para hablar sobre los grandes retos del ser humano y el mundo, desde la biotecnolog¨ªa a la globalizaci¨®n. ?C¨®mo entiende esta ¨²ltima?
R. Globalizaci¨®n es un t¨¦rmino muy ambiguo. Yo comprendo perfectamente a aquellos que se re¨²nen para manifestarse en contra de la globalizaci¨®n. Sobre este fen¨®meno se ha escrito mucho. Pero desde luego hay en la misma procesos que son muy inquietantes, como la creciente capacidad de corporaciones multinacionales con poder en todo el mundo y cada vez m¨¢s capaces de imponer sus criterios. Esto genera l¨®gicamente reacciones de las culturas aut¨®ctonas que reclaman su presencia. Lo cual no quiere decir que yo aplauda a esos que se manifiestan rompiendo escaparates de McDonalds.
P. ?Pero c¨®mo evitar que las decisiones pol¨ªticas en ciertas cuestiones puedan tomarlas compa?¨ªas como la ahora quebrada Enron, el principal financiador de las campa?as del presidente norteamericano George Bush, o cualquier otra, que corresponden a los Gobiernos electos?
R. No estoy muy al tanto de todo el esc¨¢ndalo de Enron porque ha sucedido durante mi convalecencia, y no creo que sea correcto hablar de ello sin conocer los detalles. Ni pienso que lo importante sea un esc¨¢ndalo concreto en alg¨²n pa¨ªs. Lo principal yo creo, es ya el saber si el g¨¦nero humano va a ser capaz de buscar soluciones para sobrevivir a los problemas y amenazas que ¨¦l mismo ha generado. Es la propia ceguera del ser humano, su incapacidad para ser consciente sobre las situaciones que surgir¨¢n, digamos en 50 a?os. Habr¨¢ que ver si somos capaces de corregir los da?os que hemos infligido, por ejemplo, al medio ambiente. Si el g¨¦nero humano no es capaz de encontrar perspectivas viables de futuro a largo plazo, de pensar para las generaciones venideras, se consumar¨ªa su autoaniquilamiento.
P. ?Qu¨¦ le ha parecido la obstrucci¨®n de Estados Unidos al Convenio de Kioto?
R. Creo que cometemos un grave error cuando caemos en la tentaci¨®n de culpar de todos nuestros males a Estados Unidos. Produce una hostilidad casi etnicista contra Norteam¨¦rica. Y en realidad la cultura norteamericana es una rama de nuestra propia cultura. Si el presidente norteamericano no quiere firmar unos acuerdos de Kioto, que la Rep¨²blica Checa s¨ª ha firmado, hay que aceptar al menos que puede tener sus razones. La demonizaci¨®n de Estados Unidos no tiene sentido. Yo no caigo en ella, y por eso se me acusa de no ser lo suficientemente antiamericano. La negativa a firmar Kioto tiene ciertos motivos que anidan en las caracter¨ªsticas de ese pa¨ªs. Siempre ha sido un gran derrochador. Desde la ¨¦poca de la conquista del Oeste ha sido un pa¨ªs excesivo, en sus ranchos, en sus coches, en su consumo de espacio, de gasolina. Est¨¢n acostumbrados al derroche. Y eso no es culpa de Bush, es resultado de una mentalidad general en el pa¨ªs. La prueba est¨¢ en que la inmensa mayor¨ªa de los norteamericanos lo apoyaron. Y los cambios de estos h¨¢bitos siempre son lentos. En todo caso parece al menos poco equilibrada esa tendencia a acusar de todo a Estados Unidos y no prestar atenci¨®n, por ejemplo, a lo que sucede en China. Todos los d¨ªas ejecutan a tres personas all¨ª por sus opiniones o fe religiosa. El mundo est¨¢ lleno de paradojas.
P. Hablemos de Rusia. El presidente Vlad¨ªmir Putin acaba de cerrar la ¨²ltima televisi¨®n independiente. El culto a la personalidad de Putin ha llegado a unos extremos desconocidos desde la muerte de Stalin. Usted conoce bien a los rusos como vecinos. ?Qu¨¦ pasa en Rusia?
R. Los problemas de Rusia son muy complejos. Es un pa¨ªs con muchas m¨¢s dificultades en la evoluci¨®n y transici¨®n que, por ejemplo, la Rep¨²blica Checa. Aunque s¨®lo fuera por el hecho de que carecen de toda tradici¨®n democr¨¢tica. El presidente Putin conoce muy bien su pa¨ªs, es una persona con muchas experiencias y adem¨¢s muy astuto. Hay un error que solemos cometer mucho los europeos cuando hablamos de ciertos pa¨ªses, pero sobre todo en el caso de Rusia, y es el de personalizar los problemas. Hablamos de una persona, y no de la sociedad all¨ª existente. Y la poblaci¨®n rusa, en gran parte, respalda ciertas formas que Putin representa.
Rusia tiene una sociedad que probablemente necesite muchas d¨¦cadas para llegar realmente a la democracia. Sus problemas son graves y delicados. Por eso hay que observarlos con mucha comprensi¨®n, no con posicionamientos de blanco o negro. Hay que ser conscientes de que el camino hacia la democracia en Rusia va a ser muy largo. En cuanto a los medios de comunicaci¨®n, m¨¢s de un pol¨ªtico occidental caer¨ªa en la misma tentaci¨®n de cerrarlos si pudiera. En todo caso, Rusia tiene ante s¨ª un largo camino antes de ser una democracia como nosotros la entendemos.
P. Hace 15 a?os la Rep¨²blica Checa era una de las dictaduras comunistas m¨¢s cerradas en Europa; hace 13 usted lider¨® la democratizaci¨®n, y hoy su pa¨ªs est¨¢ en el umbral de ingresar en la Uni¨®n Europea. ?C¨®mo ve el proceso de adhesi¨®n?
R. Parece de hecho que ya estamos en la recta final, y precisamente durante la presidencia espa?ola se habr¨¢n de afrontar las cuestiones clave y esenciales para el ingreso. Despu¨¦s quedar¨¢n algunos puntos para la presidencia danesa, pero las b¨¢sicas se dirimen ahora. Estoy seguro de que el ingreso de la Rep¨²blica Checa en la UE repercutir¨¢ de una forma muy positiva sobre la sociedad de mi pa¨ªs. Lo que creo y espero es que el nivel de moralidad y ¨¦tica p¨²blica se eleve r¨¢pidamente. Espero tambi¨¦n que la moral de trabajo y la cultura jur¨ªdica. Por supuesto que vamos a tener vientos muy duros que vendr¨¢n hacia nosotros desde Europa, pero estoy seguro de que van a ser todos ellos muy beneficiosos para mi pa¨ªs. Exigir¨¢n muchos esfuerzos y cambios de mentalidad. Hay mucha gente all¨ª que tiene mucho miedo al ingreso porque tienen miedo a la competencia. Pero va a ser tremendamente beneficioso, porque aumentar¨¢n la competencia, la exigencia y la calidad.
P. Se?or Havel, hace ya 20 a?os una funcionaria de la Uni¨®n de Escritores en Praga me dec¨ªa que los autores que hab¨ªan emigrado hab¨ªan perdido su calidad literaria por el mero hecho de traicionar al socialismo. Lo dec¨ªa en referencia sobre todo a Milan Kundera. El disparate es obvio. Pero querr¨ªa saber cu¨¢l es su relaci¨®n con aquellos que no quisieron o pudieron seguir viviendo bajo el r¨¦gimen comunista y emigraron. Usted siempre se neg¨® a hacerlo.
R. Yo jam¨¢s me atrever¨ªa a juzgar a ninguno por su decisi¨®n de elegir entre la emigraci¨®n o la permanencia bajo el r¨¦gimen. Son decisiones personales. Si me hubiera ido al exilio hablar¨ªa mejor otras lenguas y no habr¨ªa ido a la c¨¢rcel. Pero nunca pens¨¦ en irme de mi pa¨ªs. En todo caso siempre he rechazado esa idea de que los escritores que hab¨ªan emigrado eran unos traidores porque es una t¨ªpica mentira comunista. Respecto a las relaciones entre la literatura del exilio y la interior, la del Samizdat (publicaci¨®n clandestina), realmente hab¨ªa una perfecta simbiosis. Hab¨ªa conexi¨®n continua e identidad de objetivos. Literatura en el exilio y literatura disidente se publicaban mutuamente. Con quienes s¨ª hab¨ªa un enfrentamiento abierto era con la llamada literatura oficial, en su inmensa mayor¨ªa producida por escritores mediocres o zafios al servicio del r¨¦gimen. Nadie ha vuelto a saber de ellos desde que aqu¨¦l cay¨®.
P. Pero a veces los reg¨ªmenes comunistas eran h¨¢biles a la hora de gestionar la publicaci¨®n de autores no precisamente afectos. Por ejemplo, al premio Nobel Seifert le dejaban publicar unas veces, otras, no; a Hrabal le pasaba otro tanto.
R. Es cierto que el r¨¦gimen a veces publicaba ciertas cosas de escritores no oficiales. Lo hac¨ªa para ser tolerante tanto fuera como dentro del pa¨ªs. Pero lo importante es que la literatura oficial, que se publicaba con inmensas tiradas y publicidad en los medios del r¨¦gimen, desapareci¨® de la noche a la ma?ana. Hoy, s¨®lo 12 a?os despu¨¦s, nadie los compra, nadie los lee, nadie conoce siquiera sus nombres, no ya su obra. Ellos s¨®lo llenaban un hueco que se hab¨ªa creado al imponerse el silencio a los dem¨¢s. Los escritores de verdad hab¨ªan sido expulsados de la vida legal y hab¨ªa que rellenar aquello para simular una vida literaria.
P. D¨ªgame alg¨²n nombre.
R. No pienso hacerles el honor de citarlos. Pero en un caso no me resisto. All¨ª estaba un tal Peterka que en 20 a?os public¨® m¨¢s colecciones de poemas que el propio Seifert en su larga vida y que adem¨¢s ten¨ªa todo tipo de cargos y privilegios. Nadie sabe qu¨¦ ha sido de ¨¦l, probablemente haya emigrado a China o a Am¨¦rica.
P. ?Qu¨¦ planes tiene en su vida despu¨¦s del cargo?
R. La verdad es que tengo una inmensa ilusi¨®n por volver a escribir, y hay varios libros que tengo en mente. Si Dios me da salud, lo har¨¦. Tambi¨¦n querr¨ªa volver a escribir teatro y unas memorias y reflexiones. Pero no quiero caer en el error de inventarme obligaciones para m¨ª mismo. Ante todo, lo que quiero hacer es ser un hombre libre y hacer lo que me d¨¦ la gana. Si deseo hacerlo en su momento, lo har¨¦. Me gustar¨ªa escribir algo para mi mujer, que ha dejado el teatro por m¨ª, y quiero que vuelva.
P. Habla de Dios. ?Cree m¨¢s hoy en Dios que en 1968?
R. En todo caso, creo que el mundo no es un conjunto de casualidades. Si he dicho 'si Dios quiere', quer¨ªa expresar mi convicci¨®n de que la vida de cada uno pende diariamente de un hilo. Y todos los d¨ªas soy consciente de que la vida es un inmenso regalo.
Un idealista en la corte del soldado Schwejk
SU VIDA ES UN EJEMPLO continuo de integridad y coraje, de firmeza y tranquilidad de esp¨ªritu. Pese a las sorpresas que le ha deparado la vida. Naci¨® en una familia de la alta burgues¨ªa de Praga en 1936, y a los 13 a?os se vio de repente degradado al ¨²ltimo extremo de la escala social al dar un golpe de Estado el Partido Comunista en Checoslovaquia. Le vetaron el acceso a la universidad y trabaj¨® como asistente de laboratorio, tramoyista y rodando barriles de cerveza. Pero nada pudo impedirle leer sin cesar, y muy pronto escribir teatro, novelas y poes¨ªa. En la d¨¦cada de los sesenta ya era el autor checo m¨¢s le¨ªdo en el exterior. La invasi¨®n de Checoslovaquia por parte del Pacto de Varsovia lo convirti¨® en el primer enemigo del r¨¦gimen. Y en el m¨¢s perseguido.
En un pa¨ªs en el que la picaresca, la c¨ªnica sumisi¨®n al poderoso
y la ley del menor esfuerzo se asum¨ªan como parte de la ¨¦pica nacional, tan brillantemente descrita en Las aventuras del valeroso soldado Schwejk, del escritor praguense Jaroslav Hasek, el escritor Havel se erigi¨® en una irreprimible conciencia de la sociedad checoslovaca, cien veces negada por sus conciudadanos.
Hasta el verano de 1989. Entonces la marea democratizadora lleg¨® tambi¨¦n a Praga, los comunistas se vieron pronto contra las cuerdas ante la presi¨®n popular en las calles y comenz¨® a o¨ªrse un lema que pronto ser¨ªa atronador 'Havel, al castillo', en referencia al Hradschin, la fortaleza sede del poder en Praga desde hace m¨¢s de mil a?os. El hombre tranquilo que hab¨ªa entrado y salido de la c¨¢rcel durante dos d¨¦cadas se convert¨ªa as¨ª en referente moral nacional y europeo.
Havel fue nombrado presidente de Checoslovaquia el 29 de diciembre de 1989. Despu¨¦s llegar¨ªa la disoluci¨®n de aquel Estado con la separaci¨®n de las Rep¨²blicas Checa y Eslovaca. Semanas despu¨¦s, Havel era elegido presidente checo. Le queda un a?o en el cargo. Caus¨® iras al casarse en segundas nupcias con una actriz ambiciosa, Dagmar. Pero pasar¨¢ a la historia como el hombre que siempre luch¨® por la integridad, la libertad y contra la resignaci¨®n.
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