Buscarse a s¨ª mismo
La dimisi¨®n de Nicol¨¢s Redondo, y el texto de s¨ªntesis apadrinado por J¨¢uregui, parecen haber puesto cierta paz en el re?idero del socialismo vasco. Pero esto, naturalmente, es provisional. El socialismo vasco, y no vasco, est¨¢ inquieto, por razones varias, y expresar¨¢ esa inquietud por la v¨ªa deambulatoria. O sea, desplaz¨¢ndose, durante unos meses al menos, de aqu¨ª para all¨¢. ?Existen hip¨®tesis convincentes sobre cu¨¢l ser¨¢ la estaci¨®n de destino en el largo plazo?
En los ambientes populares, se ha cre¨ªdo desentra?ar ya la cifra misteriosa que dibujan los posos del t¨¦. Conforme a la versi¨®n m¨¢s extendida por aquellos pagos, los socialistas han iniciado un viaje compuesto de tres etapas. Uno: desenganche del PP en el Pa¨ªs Vasco, seguido de vagas aperturas al PNV. Dos: asunci¨®n parcial de la tesis nacionalistas, con la correspondiente franqu¨ªa para establecer alianzas pol¨ªticas con otras formaciones perif¨¦ricas en el resto de Espa?a. Tres: construcci¨®n de un programa electoral centrado en la reforma de la Constituci¨®n, con el PP de un lado, y el resto de los partidos, del otro. Estar¨ªamos ante una suerte de reedici¨®n del Bloque Constitucional. Con una novedad notable. La concurrencia de fuerzas progresistas, o como se prefiera llamarlas, habr¨ªa de denominarse ahora 'Bloque para Revisar la Constituci¨®n'.
La composici¨®n de lugar no es por entero gratuita. Primero, porque Felipe Gonz¨¢lez parece haber extendido su ¨ªndice en esa direcci¨®n. Segundo, porque las auton¨®micas catalanas forzar¨¢n a los socialistas a escorarse hacia posiciones filonacionalistas. Y tercero, porque el partido no acaba de despegar, y est¨¢ cundiendo el sentimiento de que, o se hace algo rompedor o se vuelven a perder las elecciones. Hasta aqu¨ª, la interpretaci¨®n enemiga, que es tambi¨¦n la m¨¢s suspicaz. Ahora bien, ?est¨¢n las cosas as¨ª de claras?
En mi opini¨®n, no. En mi opini¨®n, est¨¢n esencialmente oscuras. Y esta oscuridad es genuina, o si se prefiere, expresa un estado de confusi¨®n objetivo. Volvamos al Pa¨ªs Vasco. El documento generado por la Gestora reafirma, con contundencia inequ¨ªvoca, la vigencia del Estatuto y del Pacto Antiterrorista. Yo no creo que gente decente -y J¨¢uregui lo es- usara la contundencia con el prop¨®sito secreto de desmentirse al poco. Francamente, no lo creo. Pero, a la vez, el texto es un prodigio de inconsecuencia l¨®gica. Ya que, luego de afirmarse que se est¨¢ de acuerdo en lo fundamental con el PP, y en fundamental desacuerdo con el PNV, se manifiesta un deseo de transversalidad. Esto es un non sequitur como una casa. Comprendo que se desee hacer del Pa¨ªs Vasco un lugar m¨¢s f¨¢cilmente gobernable mientras no lleguen las elecciones. Y comprendo que esto podr¨ªa exigir maneras distintas, en muchos detalles, a las de los populares. Pero llamar a esta variante de oposici¨®n 'transversal', y tomar pie de ello para establecer una simetr¨ªa entre PP y PNV, es rid¨ªculo. Es como si un bioqu¨ªmico, en se?al de protesta por la militancia quiz¨¢ excesiva de los evolucionistas darwinianos, determinara convertirse al creacionismo en un 50%. Un bioqu¨ªmico razonable no har¨¢ esto. Seguir¨¢ en lo que ¨¦l estima que es ciencia, estableciendo correcciones de ¨ªndole dialectal.
No me ha tranquilizado tampoco el texto presentado por los socialistas vascos de la tercera v¨ªa. Aparte de declararse in¨¦ditos, y renovadores, y de omitir informaci¨®n sobre qu¨¦ los convert¨ªa en tales, los socialistas terciarios reincidieron en la idea del empate. El PNV est¨¢ obcecado, pero tan obcecado como el PNV lo est¨¢ el Gobierno. ?Por qu¨¦? Por su 'neocentrismo'. Por lo ¨²ltimo, habr¨¢ que entender, imagino, la resistencia a convertir el Senado en C¨¢mara de Representaci¨®n Territorial. Pongamos, por no volvernos turulatos, que fuera bueno reformar el Senado. Aun as¨ª, no entiendo la pertinencia de la comparaci¨®n. Primero, la reforma del Senado no sirve para integrar al actual PNV. Segundo, negarse a poner una c¨²pula federal en un edificio seudofederal no representa un ataque al pluralismo comparable, ni de lejos, al proyecto de naci¨®n hegem¨®nicamente nacionalista que pervive en el ¨¢nimo de Arzalluz.
Resumiendo. El PSOE est¨¢ expuesto a dos tentaciones: la de la impaciencia, y la de definirse exclusivamente contra sus rivales pol¨ªticos. Si les falla el temple, podr¨ªan terminar defini¨¦ndose contra s¨ª mismos. Esto ser¨ªa infeliz. Y por entero innecesario.
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