El PP se mira en Aznar
La eclosi¨®n de la cuesti¨®n sucesoria, con la ratificaci¨®n solemne de Aznar de que no ser¨¢ candidato a la presidencia del Gobierno en las elecciones de 2004 ni tampoco a la de su partido, ha desplazado los temas debatidos en el congreso de la primera l¨ªnea de la atenci¨®n pol¨ªtica e informativa. Sin embargo, el congreso clausurado ayer fue planteado como la ocasi¨®n para establecer una tradici¨®n en los momentos m¨¢s ¨¢lgidos del partido y de la glorificaci¨®n pol¨ªtica y personal de su l¨ªder: una memoria con la que identificarse en los a?os venideros y unas pautas ideol¨®gicas y pol¨ªticas que caractericen al aznarismo, ahora que Aznar ha escenificado su partida.
El discurso de Aznar en la clausura del congreso fue sustancialmente distinto al de la v¨ªspera, que hab¨ªa sido dise?ado casi exclusivamente en clave interna. En su intervenci¨®n de ayer traz¨® los objetivos de gobierno para los dos a?os que restan de legislatura y quiso se?alar el camino a su sucesor para ganar las elecciones de 2004. Desde la incontestable autoridad org¨¢nica que le reconoce un partido al que ha conducido hasta cimas de poder ni siquiera so?adas cuando Aznar se hizo cargo del PP en 1989, este congreso ha sido el de la entronizaci¨®n del l¨ªder en el altar del partido, en l¨ªnea con el pronunciamiento que hizo en su apertura Javier Arenas: 'Aznar ha sido, es y ser¨¢ el principal activo de nuestro partido'.
De todas las cuestiones capaces de perfilar unas pautas pol¨ªticas que identifiquen el estilo de este Partido Popular, Aznar desatac¨® especialmente dos en su discurso de clausura: la econom¨ªa (en particular los avances hacia una sociedad de pleno empleo) y la cuesti¨®n auton¨®mica. En relaci¨®n con ellas, el l¨ªder del PP hizo propuestas concretas de gobierno, desde una reforma fiscal para las familias a una nueva invitaci¨®n a CiU para que entre en el Gobierno de Espa?a, pasando por una oferta de pacto al PSOE, similar al firmado por ambos partidos en 1992 sobre las autonom¨ªas, para transferir competencias a los ayuntamientos, en una operaci¨®n que el propio Aznar denomin¨® como la 'segunda descentralizaci¨®n'. Una buena parte de su discurso lo dedic¨® Aznar al Pa¨ªs Vasco, lamentando que la 'deriva' del PNV al soberanismo impida una oferta de entrada en el Gobierno como la hecha a CiU. En este punto Aznar mantiene una lectura del Pacto Antiterrorista incompatible con cualquier intento de aproximaci¨®n al Gobierno de Vitoria.
El empleo es el campo en que Aznar ha cosechado sus mayores logros en los seis a?os que lleva en La Moncloa y del que m¨¢s autosatisfecho se ha mostrado el congreso del PP. Sin embargo, han sido a?os de crecimiento sostenido de la econom¨ªa occidental y espa?ola. La prueba de la eficacia del PP como gestor en una fase de desaceleraci¨®n como la actual est¨¢ por hacer. Antes de llegar al Gobierno, Aznar era un thatcherista especializado en denunciar el despilfarro socialista frente a la lacra del paro; ahora tendr¨¢ ocasi¨®n de ensayar las nuevas alternativas dise?adas en el congreso.
La cuesti¨®n auton¨®mica se ha planteado en el congreso del PP en torno a dos materias: el patriotismo constitucional y la reforma del Senado. El patriotismo constitucional, en la versi¨®n que sostiene el PP, intenta reivindicar como un valor la identificaci¨®n con Espa?a, sin complejos, como gustan decir, y sin que ello suponga cuestionar el car¨¢cter plural que la Constituci¨®n reconoce a la naci¨®n espa?ola. El problema es que el reconocimiento de que en la Constituci¨®n caben diversas ideas de Espa?a encaja mal con el discurso cotidiano del PP respecto a quienes no comparten el suyo. El rechazo de CiU a la oferta de entrada en el Gobierno se basa precisamente en la distinta manera que tienen los nacionalistas catalanes de entender el autogobierno. Y ello al margen del car¨¢cter de 'opa hostil' que le atribuyen en los momentos que vive CiU.
Aznar se ha mostrado una vez m¨¢s contrario a una reforma constitucional, por limitada que sea, para adecuar el Senado a la estructura territorial del Estado. Incluso el congreso del PP desestim¨® las moderadas enmiendas presentadas por el PP gallego en este sentido. Pero una cosa es que no convenga someter a la Constituci¨®n a permanentes tensiones reformistas por motivos coyunturales (por ejemplo, la necesidad de pactar con los nacionalistas para completar mayor¨ªas) y otra ignorar realidades como la incidencia de la integraci¨®n europea sobre el reparto competencial entre autonom¨ªas y Administraci¨®n central. Al PP le asiste todo el derecho a defender sus posiciones, pero no puede pretender hacerlas pasar como indiscutibles y de principio, incluso como las ¨²nicas compatibles con el orden constitucional, como si no hubiera cambiado nunca en esta y en otras cuestiones b¨¢sicas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.