El retorno
Lo malo de las largas permanencias en el poder es que se termina olvidando para qu¨¦ se pretend¨ªa gobernar. Siempre me ha asombrado que muchos socialistas andaluces, cuando dejan la pol¨ªtica, no se dediquen a crear empresas innovadoras -a pesar de lo mucho que predican la necesidad que tenemos de emprendedores-, ni se entreguen a las nuevas tecnolog¨ªas para echar una mano a la segunda modernizaci¨®n, ni se vayan con el subcomandante Marcos, ni se conviertan en seguidores de la madre Teresa de Calcuta. Simplemente, usan los contactos adquiridos durante su estancia en el poder y se establecen como comisionistas.
Desde el PSOE andaluz se critica el t¨®rrido y peligroso noviazgo entre el PP y el GIL, pero se olvida que relevantes socialistas han tenido y tienen frecuentes contactos con este peculiar partido y su turbio universo de intereses. No me estoy refiriendo a las misteriosas relaciones entre Gaspar Zarr¨ªas y Jes¨²s Gil que, sin duda, iban m¨¢s all¨¢ de sus pasiones compartidas por el Atl¨¦tico de Madrid. Ese es todo un expediente X que alg¨²n d¨ªa terminar¨¢ resolvi¨¦ndose. Me refiero a las gestiones que relevantes socialistas vienen haciendo para lograr permisos de construcci¨®n en zonas verdes o en espacios destinados a equipamientos sociales, actividad ¨¦sta que no parece muy propia de gente que dice ser de izquierdas.
Recientemente, el veterano militante socialista Miguel ?ngel Pino defend¨ªa frente a la Junta la recalificaci¨®n de una zona verde en Marbella para construir un edificio de 12 plantas. El solar albergaba el ¨²ltimo trozo de pinar que queda en el centro de la ciudad y proteg¨ªa la intimidad de los jardines del veterano y lujoso hotel Don Pepe. Pino es un pol¨ªtico socialista en activo: ha sido hasta hace poco presidente de la Comisi¨®n de Control de la Caja San Fernando, a la vez que actuaba como apoderado de Prasa, una de las m¨¢s voraces y depredadoras constructoras andaluzas.
La pasada primavera se supo tambi¨¦n que el hombre del que dependi¨® durante m¨¢s de una d¨¦cada el Urbanismo de Andaluc¨ªa, el arquitecto Jaime Montaner, hac¨ªa gestiones para que en un solar que estaba destinado a equipamiento cultural se levantara un hotel de gran lujo. Hace cinco a?os, Montaner fue imputado por la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n en un turbio asunto denunciado por Jes¨²s Gil: el pago, en 1986, de varios cheques por un importe total de 85 millones a cambio de la recalificaci¨®n de un solar del que era propietario el que hoy es alcalde de Marbella. La prescripci¨®n impidi¨® conocer a fondo el asunto, pero lo cierto es que los cheques fueron cobrados y los terrenos, recalificados.
En aquel caso fue imputado tambi¨¦n el abogado Rafael Salinas, asesor entonces del Ayuntamiento de Marbella. El asunto estaba olvidado. Parec¨ªa formar parte del pasado. Pero ahora, no se sabe con qu¨¦ finalidad, el PSOE echa mano de sus fantasmas. Rafael Salinas ha reaparecido como primer director t¨¦cnico de la fundaci¨®n creada para apoyar la candidatura socialista a la alcald¨ªa de Marbella.
Vuelven los cl¨¢sicos. S¨®lo queda esperar el retorno de Juan Guerra.
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