'El mundo art¨ªstico es ahora s¨®lo negocio y entretenimiento'
Dore Ashton es catedr¨¢tica de Historia del Arte en la Cooper Union de Nueva York. Estuvo estrechamente relacionada con los artistas de la c¨¦lebre New York School, la factor¨ªa del expresionismo abstracto de la que formaban parte Rothko, De Kooning, Philip Guston, Motherwell o Jackson Pollock, mientras ejerc¨ªa la cr¨ªtica de arte en el New York Times, aunque ahora dice: 'Me gustar¨ªa pensar que soy una escritora, m¨¢s que cr¨ªtica de arte'. De hecho, ha escrito una cincuentena de libros, entre ellos un monogr¨¢fico sobre la citada escuela y distintos estudios sobre sus miembros. Ahora, la editorial Turner acaba de publicar en castellano Una f¨¢bula del arte moderno, con el que inaugura una nueva colecci¨®n, Noema, dedicada al ensayo. A partir de La obra maestra desconocida de Balzac, Una f¨¢bula del arte moderno desenreda una madeja hist¨®rica que le lleva a Cezanne, Rilke, Picasso y Arnold Sch?nberg.
'Yo no s¨¦ si ahora existe un arte moderno... Los artistas se han hecho m¨¢s c¨ªnicos'
'Me pidieron que me describiera a m¨ª misma y les suger¨ª llamarme 'turista en las artes'
Pregunta. ?Qu¨¦ la movi¨® a escribir esta f¨¢bula sobre el arte?
Respuesta. Durante muchos a?os hab¨ªa detectado numerosas referencias de artistas a esta historia de Balzac que sus bi¨®grafos literarios apenas mencionan, y eso despert¨® mi curiosidad. Para m¨ª, es como una historia de detectives. Lo que m¨¢s me preocupaba era el cap¨ªtulo referido a Sch?nberg. Pero consult¨¦ a un amigo, el compositor Stefan Wolpe, que lo ley¨® y le pareci¨® fant¨¢stico. Eso me anim¨® a publicarlo.
P. ?Por qu¨¦ se detiene en Sch?nberg y Picasso en su recorrido? ?No era posible continuar hasta llegar al momento actual?
R. S¨ª, es posible. Pero yo no s¨¦ si ahora existe un arte moderno. Creo que despu¨¦s de la Guerra Mundial, los artistas han perdido una especie de romanticismo por el arte con may¨²sculas. Se han hecho m¨¢s c¨ªnicos. Acabo de ver a Richter en la colecci¨®n del IVAM, que es un artista con gran ¨¦xito en Nueva York, y me parece que es la ant¨ªtesis de todos los artistas que hay en el libro. Totalmente c¨ªnico.
P. Los tres tipos de pintores que aparecen en la obra de Balzac y que usted proyecta hasta mediado el siglo XX, ?siguen vigentes?
R. Creo que existen. Porbus representa a los artistas que son protegidos por el establishment, museos, bienales, etc¨¦tera. Tambi¨¦n se pueden hallar artistas que no son todav¨ªa reconocidos y pueden vivir situaciones similares como el joven Poussin.
P. En cuanto al tercer pintor, Frehofer, responsable de 'la obra maestra desconocida' concebida por Balzac, usted dice de ¨¦l: 'Es el arquetipo del artista moderno, hostigado por un ansia constante y atormentado por la duda metaf¨ªsica'. ?D¨®nde est¨¢ ahora?
R. Existe en todas las artes, pero no s¨¦ d¨®nde est¨¢ ahora.
P. ?Hab¨ªa alg¨²n Frehofer en la New York School?
R. Hab¨ªa muchos, como Rothko, De Kooning y otros.
P. ?Era amiga de todos ellos?
R. De todos, excepto de Pollock, por una cuesti¨®n de edad.
P. ?Una escuela como ¨¦sa es repetible en este siglo?
R. No, porque el mundo art¨ªstico es ahora s¨®lo negocio y espect¨¢culo.
P. ?Ambos son malos compa?eros del arte?
R. Para m¨ª, s¨ª, y para los rom¨¢nticos como yo, sin duda.
P. Pero sin dinero, ?no resulta dif¨ªcil potenciar el arte?
R. El arte no es s¨®lo dinero. Probablemente hay cuestiones morales y otras ¨¢reas en las que se mueve el arte, como la social y especialmente la pol¨ªtica, que no se pueden obviar. Al arte es aplicable la frase de Ortega de 'yo soy yo y mi circunstancia'. Cuando era joven le¨ª su libro La deshumanizaci¨®n del arte, con el cual no estaba de acuerdo entonces, pero s¨ª ahora. Los artistas han dejado de creer que el arte sea tan importante. Les gustar¨ªa que lo fuera, pero ya no lo creen. Y eso es serio.
P. ?La Escuela de Nueva York ilustra el paso del centro del arte de Europa a Estados Unidos?
R. En absoluto. En cualquier gran ciudad hay buenos artistas. En Madrid, Par¨ªs, Londres, Nueva York. Es curioso que, cuando yo trabajaba para The New York Times, muchos artistas americanos, como Rothko, De Kooning y otros, reconoc¨ªan la influencia de artistas europeos como Mir¨®, Picasso o Matisse, pero en cambio los europeos dec¨ªan: 'No, nosotros partimos de cero'.
P. En sus trabajos, pero especialmente en Una f¨¢bula del arte moderno, usted relaciona diferentes artes y artistas.
R. Yo creo que todas las artes proceden de las mismas fuentes. Unos pintan, otros escriben y otros componen m¨²sica. Pienso que es mi obligaci¨®n, si voy a escribir sobre arte, saber de las artes. Cuando me preguntaron en Londres c¨®mo me describ¨ªa a m¨ª misma, les dije que como 'turista en las artes'.
P. ?Cree que son tan conscientes de estas relaciones entre las artes los propios artistas?
R. Ahora no. Yo ense?o a estudiantes de arte de 24 a?os que nunca han estado en un concierto de m¨²sica cl¨¢sica. Y cuando voy a un concierto, no veo jam¨¢s artistas visuales. Cuando yo era joven, m¨²sicos y pintores, todos nosotros coincid¨ªamos en conciertos de m¨²sica de vanguardia.
P. Esta misma semana se inaugura en el IVAM una exposici¨®n de Saul Steinberg de la cual es usted comisaria. De alguna manera, es un buen ejemplo de artista con inquietudes en diferentes campos.
R. Saul era pintor, escritor, cr¨ªtico, humorista, fil¨®sofo... En la exposici¨®n se pueden ver dibujos con una clara intenci¨®n pol¨ªtica. Hay uno en el que un soldado dice: 'Al¨ªstate o muere'. Pero el hecho de que haga esta exposici¨®n sobre Steinberg obedece a una raz¨®n especial. ?l era mi amigo, y soy todav¨ªa amiga de su viuda. Por eso, ¨¦sta es una exposici¨®n en su memoria, es mi tributo a su amistad. De hecho, es la ¨²nica exposici¨®n que he hecho de Stenberg.
P. Muchos de los artistas con los que ha trabajado han sido o son amigos suyos. ?Necesita esta proximidad para hablar con conocimiento de causa de ellos?
R. No necesariamente. Si se tiene imaginaci¨®n, se puede hablar con Rembrandt o con Goya. Eso es tambi¨¦n confraternidad de los esp¨ªritus.
P. Usted se ha mostrado comprometida con la defensa de los derechos humanos y otras causas progresistas. ?Echa de menos ese esp¨ªritu en el mundo del arte?
R. Ahora s¨ª, porque la cultura norteamericana no tiene formaci¨®n pol¨ªtica y los j¨®venes, artistas o no, no desconocen la maquinaria legal para defender los derechos humanos. Creo que, en general, los artistas j¨®venes de Nueva York no son tan pol¨ªticos, pero tampoco tienen d¨®nde expresarse.
Yo me qued¨¦ impresionada al ver c¨®mo intelectuales que apoyaban la guerra de Afganistan dec¨ªan que el Ej¨¦rcito ten¨ªa que ir all¨ª y destrozar a los talibanes. A m¨ª tampoco me gustan los talibanes, pero no creo en la soluci¨®n militar. El Gobierno norteamericano llam¨® a esto guerra sin que hubiera una declaraci¨®n de guerra legal. Y los intelectuales no dijeron nada. Excepto Chomsky.
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