La Real se da un respiro
El conjunto de Toshack peca de ansioso ante un Villarreal cobarde
La Real Sociedad necesita un psic¨®logo que trabaje a fondo con su plantilla y un largo periodo de div¨¢n para su pareja de defensas centrales. Si To-shack no soluciona lo de Kvarme y Luiz Alberto, la grada tomar¨¢ el camino de la deserci¨®n que muchos aficionados han elegido ya y su equipo acabar¨¢ en la Segunda Divisi¨®n. Lo del Villarreal es otra cosa, quiz¨¢ mucho peor.
El cuadro de V¨ªctor Mu?oz se present¨® caracterizado como el incre¨ªble equipo menguante, confundida en una misma l¨ªnea obscena la defensa y el centro del campo. Encefalograma plano, el empate sin goles por bandera y ninguna gana de traicionar, aunque fuera de rebote, tan r¨¢cano precepto.
Al menos, su t¨¦cnico fue honrado cuando avis¨® de que un empate en Anoeta ser¨ªa contemplado como un gran resultado. Es la forma de sobrevivir que exhiben los mediocres en un campeonato tan apretado como el espa?ol.
REAL SOCIEDAD 2| VILLARREAL 1
Real Sociedad: Westerveld; Rekarte (Nihat, m. 63), Kvarme, Luiz Alberto, Aranzabal; Xabi Alonso, Idiakez (De Paula, m. 85), Tayfun, Khokhlov (Aranburu, m. 55), De Pedro; y Kovacevic. Villarreal: L¨®pez Vallejo; Roca, Quique ?lvarez, Bergara (Berruet, m. 67), Ballesteros ( Calleja, m. 76), Arruabarrena; Jorge L¨®pez, Cagna, Galca; V¨ªctor (Pizzi, m. 70) y Guayre. Goles. 1-0. M. 75. Aranburu. 1-1. M. 80. Arruabarrena. 2-1. M. 85. De Paula. ?rbitro: Undiano Mallenco. Amonest¨® a Kovacevic, De Paula y Calleja. Unos 19.000 espectadores en Anoeta.
El indisimulado sentido pr¨¢ctico del Villarreal contrast¨® con la honestidad de la Real, acampados sus jugadores durante los 90 minutos a un palmo del ¨¢rea de L¨®pez Vallejo, pero, eso s¨ª, a un mundo de inquietarle.
Toshack prefiri¨® no salir de la caseta, ver bien resguardado los est¨¦riles ejercicios de sus hombres. Pocos equipos son capaces de desbordar al rival por ambas bandas con tanta fluidez como desacierto en el centro. Ni la zurda, antes sutil, de Aranzabal llegaba para enmendar los pelotazos de Rekarte. Tampoco sirvi¨® al recurso entre l¨ªneas de De Pedro y Koklov, ofuscados entre la superpoblada retaguardia rival. Lo de casi siempre, por otro lado. Lo que inutiliza la ansiada presencia de Kovacevic.
Mediado el segundo tiempo, a nadie en Anoeta se le escapaba que s¨®lo lo inesperado salvar¨ªa a la Real y a su entrenador de la pa?olada final. Sin embargo, despu¨¦s de que tal accidente ocurriera -un disparo de Aranburu desde fuera del ¨¢rea, inalcanzable para L¨®pez Vallejo-, faltaba por comprobar en qu¨¦ estado de nervios afrontar¨ªa la Real el ¨²ltimo cuarto de hora. Como siempre, s¨®lo falt¨® el llanto que acompa?a los ataques incontrolados de ansiedad. Cuatro minutos despu¨¦s de recibir el primer tanto, el Villarreal fue capaz, desde la nada, de empatar, crear dos ocasiones de peligro y botar un c¨®rner. Es decir, todo lo que no quiso hacer en los largos 75 minutos anteriores.
Pero, empe?ados en empatar con el colista, los de Mu?oz optaron por amontonarse de nuevo en la zaga. La Real no da para fabricarse dos milagros en una misma tarde, se dec¨ªan. Desesperado, Toshack se priv¨® de un defensa, coloc¨® otro delantero y cant¨® bingo: De Paula sali¨® a la carrera con la esperanza de llegar a tiempo para rematar un c¨®rner y lo hizo.
Un gol, el suyo, que concede a su equipo la serenidad suficiente para encarar la imprescindible terapia de grupo a menos puntos de distancia de la salvaci¨®n.
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