Una exposici¨®n did¨¢ctica recuerda en Vitoria los avatares de la historia de la aviaci¨®n
El Centro Cultural Montehermoso presenta maquetas y documentales hist¨®ricos
El sue?o de ?caro no pasa por sus mejores momentos, pero contin¨²a siendo una de las grandes conquistas de la Humanidad. As¨ª lo trata de poner de manifiesto El siglo de la aviaci¨®n, una muestra principalmente did¨¢ctica que se exhibe en el Centro Cultural Montehermoso de Vitoria hasta el pr¨®ximo 31 de marzo. La exposici¨®n presenta cerca de un centenar de maquetas de aviones de todas las ¨¦pocas, adem¨¢s de varios documentales sobre la historia de este medio de transporte. Se trata de explicar c¨®mo se llega desde los primeros globos hasta los modernos ultraligeros.
Como en anteriores exposiciones del Centro Montehermoso, El siglo de la aviaci¨®n est¨¢ destinado a descubrir los entresijos de una verdadera conquista. Pocos campos de la ciencia y de la tecnolog¨ªa han concitado tantas dosis de imaginaci¨®n y aventura como el de la aeron¨¢utica. En la memoria de cualquiera est¨¢n la peripecia de ?caro para salir del laberinto o los dise?os de Leonardo da Vinci.
El recorrido expositivo comienza por estos intentos por volar en ¨¦pocas remotas. Es el primero de los quince apartados en los que se reparten 89 maquetas que ha recopilado la empresa Urbil de distintos particulares. Se trata de explicar al visitante c¨®mo se llega desde los globos de los hermanos Montgolfier hasta los ¨²ltimos ultraligeros.
El primer veh¨ªculo lo tripularon a finales del siglo XVIII una oveja, un pato y un gallo. Los inventores no se atrev¨ªan todav¨ªa a experimentar con sus creaciones, pero no tardaron en llegar valientes expedicionarios para comprobar que tambi¨¦n el hombre pod¨ªa volar en aquellos artefactos.
Los hermanos Wright
Poco a poco, la exposici¨®n va introduciendo al visitante en los retos que se iban estableciendo los visionarios. Entre el globo, el dirigible y los primeros planeadores transcurren el apartado 2? y 3? para llegar hasta los vuelos con motor, el meollo de la exposici¨®n y de las maquetas y los documentales que en ella se presentan.
Es inevitable, entonces, hablar de los hermanos Wright, considerados oficialmente los responsables del nacimiento de la aviaci¨®n moderna en el a?o 1903. Orville y Wilbur Wright era mec¨¢nicos de bicicletas, pero muy inquietos. Experimentaron con varios aparatos que mejoraron hastq eu, finalmente, al mediod¨ªa del 17 de diciembre de 1903, sobre las dunas de Kitty Hawk (Carolina del Norte), Orville Wright efectu¨® el primer vuelo con motor en una m¨¢quina m¨¢s pesada que el aire. El vuelo dur¨® s¨®lo un minuto y el recorrido fue de apenas unos 250 metros, pero auel trayecto abri¨® el camino para la aviaci¨®n moderna.
Llega el comienzo de una gran aventura que la muestra trata de relatar paso a paso, para lo que se exponen maquetas hist¨®ricas de todos los tama?os. Hay espacio para las aportaciones de Santos Dumant y Louis Bl¨¦riot, que atraves¨® el canal de La Mancha con un rudimentario pero eficaz avi¨®n de fabricaci¨®n casera. No faltan las referencias al holandes Fokker, imprescindible en la historia de la primera Guerra Mundial porque consigui¨® sincronizar los disparos con el movimiento de la h¨¦lice, para que no acabara destrozada con las balas.
Cruzar el Atl¨¢ntico
Termina la primera gran contienda y despu¨¦s de estos primitivos paseos con motor, llegan los vuelos ¨¦picos, que tienen su apartado en El siglo de la aviaci¨®n con distintas referencias. Entre ellas destaca la dedicada a Charles Lindbergh, quien cruz¨® el Atl¨¢ntico en 1927, sin lugar a dudas uno de los personajes m¨¢s c¨¦lebres del siglo pasado.
Eran tiempos de conquistas a¨¦reas, con aviones casi artesanales, como lo son las maquetas que se presentan en la exposici¨®n. Si hubiera que destacar alguna habr¨ªan que citar las reproducciones de un Felixtowne F2A (un curioso hidrobombardero ingl¨¦s) y un GothaV Bomber alem¨¢n, -ambos de la Segunda Guerra Mundial-, ya que obtuvieron sendos premios en el campeonato europeo de maquetas.
El itinerario concluye con una referencia imprescindible a Vitoria. Son malos tiempos para Foronda, pero la capital alavesa, por su configuraci¨®n, fue pionera en los vuelos a motor, adem¨¢s de ser sede de la primera escuela de pilotos civiles de Espa?a. El primer aer¨®dromo estuvo en las campas de Lakua; en los a?os 30 cogi¨® el relevo Salburua. Ahora son dos de los nuevos barrios de una ciudad que crece sin recordar su veterana afici¨®n por la aeron¨¢utica.
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