Un, dos, cha-cha-ch¨¢
300 alumnos acuden a la escuela In¨¦s Uriarte, la primera vasca titulada en bailes de sal¨®n
Son las seis de la tarde de un lunes cualquiera y un batall¨®n de ni?as sale alborotadamente de la academia de baile In¨¦s Uriarte. Las clases infantiles, donde se ense?a a los ni?os a moverse al ritmo de la m¨²sica y a trabajar la psicomotricidad, forman parte de la variada oferta de la escuela, que abri¨® sus puertas a principios de octubre. El centro es la ¨²nica escuela de baile vizca¨ªna reconocida por la Asociaci¨®n espa?ola de profesores de bailes de sal¨®n, que forma parte de la federaci¨®n internacional, asegura In¨¦s Uriarte.
Y es que el baile, adem¨¢s de formar parte del ocio, es tambi¨¦n una profesi¨®n para la que hay que estudiar mucho y moverse m¨¢s. Bien lo sabe Uriarte, que comenz¨® a bailar en el Ballet Olaeta a los 4 a?os y que ha terminado siendo la primera titulada en bailes de sal¨®n del Pa¨ªs Vasco, despu¨¦s de pasar en el a?o 2000 los pertinentes ex¨¢menes te¨®ricos y pr¨¢cticos de la World Dance & Dance Sport Council, 'que rige las normas internacionales del baile de sal¨®n deportivo y de competici¨®n', asegura la bailarina, que ha creado la escuela en Bilbao junto a su pareja art¨ªstica, I?igo Fidalgo.
Por eso en su escuela, adem¨¢s de clases de cha-cha-cha, jazz, milonga y salsa, se imparten cursos de t¨¦cnica de bailes de sal¨®n y clases para los que quieren convertirse en profesionales o simplemente se toman en serio el baile. 'Hay mucha gente que piensa que el baile de sal¨®n es el hermano pobre de la danza pero tiene un gran potencial y aspira a ser ol¨ªmpico', subraya Uriarte. De su academia, ha salido la primera promoci¨®n vasca que ha aprobado la Medalla de Bronce, el primer escalaf¨®n del t¨ªtulo de profesional.
Para asistir a las clases de profesionales se exige pareja. Al resto de los cursos se puede ir en solitario, como Agurtzane, una vecina de Bakio que todos los mi¨¦rcoles se desplaza hasta Bilbao para aprender, entre otros ritmos, el tango, su baile preferido.
En su clase, otros han optado por buscarse la pareja dentro de la familia. 'Mi hermana quer¨ªa apuntarse y no ten¨ªa pareja, as¨ª que anim¨® a mis padres y al final, termin¨¦ viniendo yo tambi¨¦n', cuenta Jos¨¦ Antonio, de 34 a?os, que asegura que se divierte mucho y, de paso, aprende a moverse. En esa misma clase, una mujer y su hijo adolescente forman otra de las parejas familiares mientras Sof¨ªa, que ya ha cumplido los 50, baila con una amiga 'porque mi marido no quiere venir'.
Aunque ya hace dos horas que anocheci¨® en el invierno bilba¨ªno y muchas desde que son¨® el despertador, In¨¦s Uriarte pide a sus alumnos un poco m¨¢s de garra. 'El cuerpo es tan importante para bailar como los pies', advierte In¨¦s, a lo que Jos¨¦ Antonio Andr¨¦s, que roza los 60 a?os, responde: 'Si intenci¨®n tenemos, es que estamos hechos polvo'.
En la clase de al lado, Christina Lindegaard da una clase de sevillanas. Una docena de alumnos se afana en el taconeo; son parte de las 300 personas que aprenden a bailar en la escuela bilba¨ªna.
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