La redenci¨®n de Caniggia
El veterano 'crack' argentino supera una d¨¦cada de conflictos y se convierte en la estrella del Glasgow Rangers tras un a?o de inactividad
La lluvia parece fluir de la tierra y las nubes vuelan bajo en la vieja cuenca industrial del Clyde. S¨®lo bajo la luz difusa del mediod¨ªa el laberinto victoriano de Glasgow, la autoproclamada segunda ciudad del Imperio, parece menos espectral. En el distrito obrero de Govan se levanta el estadio de Ibrox. Ante la puerta 14, la estatua de John Greig -legendario capit¨¢n de los Rangers y de Escocia- rinde homenaje a los 92 hinchas muertos a causa de disturbios durante los derbies contra el Celtic entre 1902 y 1971.
'Me podr¨ªa haber refugiado', dice Claudio Caniggia frot¨¢ndose los brazos, bajo una t¨ªpica tormenta del Atl¨¢ntico Norte; 'porque me ofrec¨ªan mucho dinero... Pero quise demostrar que no estoy acabado y por eso vine aqu¨ª'.
'Cuando vi Dundee, sent¨ª depresi¨®n. Jam¨¢s se me cruz¨® por la cabeza jugar en Escocia'
'Me veo en otro Mundial. No s¨®lo por experiencia. Estoy bien f¨ªsicamente. Lo espero como un milagro'
Primero en el Dundee y ahora en el Rangers, el veterano internacional argentino al que todos supon¨ªan momificado eligi¨® uno de los campeonatos m¨¢s inh¨®spitos para probar su valor como futbolista. Y lo logr¨®. A sus 35 a?os, Caniggia se convirti¨® en la estrella mejor pagada del f¨²tbol escoc¨¦s -m¨¢s de seis millones de euros en dos a?os- superando una d¨¦cada marcada por la indulgencia y por dos conflictos capaces de hundir por s¨ª solos la carrera de cualquier deportista. Primero, una suspensi¨®n de 13 meses por consumo de coca¨ªna cuando jugaba en el Roma, en 1993. Luego, un litigio con el dirigente m¨¢s poderoso del f¨²tbol argentino, el presidente del Boca Juniors, Mauricio Macri, que le empuj¨® a abandonar la competici¨®n durante 1998 y 1999.
Cladio Paul Caniggia, nacido en Henderson, una tachuela en medio de la Pampa, irrumpi¨® en el f¨²tbol argentino con el impacto de los jugadores de ¨¦poca: se trataba de un delantero que no se parec¨ªa a ning¨²n otro. Durante su ni?ez hab¨ªa compatibilizado el atletismo con el f¨²tbol. Los partidos y las carreras de 100, 200 y 400 metros le llevaron a competir de pueblo en pueblo, a Daireaux, Pehuaj¨®, Trenque Lauquen, Guamin¨ª y otras localidades de la provincia de Buenos Aires. A los 14 a?os fich¨® por el River Plate y a los 18 debut¨® en un equipo plagado de figuras. La capacidad de volar con el bal¨®n controlado y su instinto definidor hicieron de su aparici¨®n la m¨¢s espectacular desde la de Maradona. En el Mundial de Italia 90 sus dos goles a Brasil e Italia clasificaron a Argentina para la final y le convirtieron en un h¨¦roe.
A los aficionados argentinos les result¨® penoso contemplar su desvanecimiento. Tras reaparecer, en el Benfica y el Boca, el conflicto laboral con Macri le estamp¨® el cartel de jugador sospechoso. El dirigente del Boca, que actualmente baraja presentarse como candidato a la presidencia del Gobierno nacional, se empe?¨® en traspasarle a cambio de embolsarse el 50% de la operaci¨®n. Caniggia se neg¨® esgrimiendo su contrato y Macri, como respuesta, lo oblig¨® a entrenarse con el filial. 'Caniggia no ha tenido un encontronazo conmigo, ha tenido un encontronazo con la vida', le acus¨®.
Caniggia se exili¨® en su casa de Miami y all¨ª esper¨® a quedar libre. 'Consider¨¦ que ten¨ªa que defender mi derecho', dice; 'el contrato dec¨ªa: el 70% para el jugador y el 30% para el Boca. Pero Macri quer¨ªa m¨¢s dinero y as¨ª nunca me pod¨ªan contratar otros clubes. ?l dec¨ªa: 'Est¨¢ en Miami', como para confundir a la gente. Pero nunca se me pas¨® por la cabeza decirme: 'Ufff..., despu¨¦s de tantos problemas, ?para qu¨¦ juego?'. Me podr¨ªa haber refugiado. Me llamaron muchas veces del f¨²tbol estadounidense. Me gusta Am¨¦rica y no pagaban mal. Me ofrecieron ir a Jap¨®n, Arabia y M¨¦xico. Me ofrec¨ªan campeonatos de siete meses y contratos largos. Pero no me interesaba. Quer¨ªa estar en Europa, quer¨ªa estar en un f¨²tbol que cuente, un f¨²tbol interesante. Pero esperar era dif¨ªcil porque el tiempo pasaba y todos los d¨ªas me levantaba solo y con la cabeza a mil por hora'.
'Hubo gente que me dijo: 'Trata de llegar a un arreglo, a nivel econ¨®mico, aunque pierdas. No te conviene estar parado. La gente va a decir que eres un ex jugador'. S¨ª, para m¨ª era dif¨ªcil ser cre¨ªble ante los clubes. Se pensaba que yo era un pol¨¦mico. Que me importaba tres carajos. Que me iba a Miami, a tomar el sol... Yo estaba en Miami, pero no estaba bien. Me levantaba a la ma?ana y me iba a entrenarme solo. S¨ª, es muy lindo: la playa, el sol... Pero yo viv¨ªa nervioso porque quer¨ªa seguir jugando al f¨²tbol'.
Cuando qued¨® libre de su contrato con el Boca, pas¨® unos meses en el Atalanta, de la Segunda Divisi¨®n de Italia. Y a finales de 2000 salt¨® al Dundee, un equipo peque?o a cargo de un ex compa?ero del Verona, Ivano Bonatti. Entonces descubri¨® Dundee, una ciudad mediana y sombr¨ªa, azotada por la lluvia del mar del Norte. 'Cuando vi el lugar sent¨ª una depresi¨®n', recuerda; 'no era f¨¢cil estar ah¨ª. La decisi¨®n fue... ?ufff, Escocia! Nunca pens¨¦ venir a jugar a Escocia. No habr¨ªa querido nunca, en ning¨²n momento de mi carrera, ni siquiera de viejo, ni con 38 a?os. Jam¨¢s se me cruz¨® por la cabeza. Siempre uno quiere ir a los lugares latinos. Uno que estuvo tantos a?os en Italia ir¨ªa a Argentina, Portugal o Espa?a. En alg¨²n momento podr¨ªa haber ido al Marsella. Era el sur de Francia, el Mediterr¨¢neo... As¨ª que en Dundee creo que firm¨¦ el contrato m¨¢s corto que ha hecho un jugador... Lleno de cl¨¢usulas. Me pod¨ªa librar en cualquier momento. No era que tuviera temores. Era totalmente diferente. Pero despu¨¦s de haber pasado por tantas... ?Qu¨¦ me iba a sorprender? No era que Escocia fuera raro: No era muy raro. Era raro, pero... Bueno, tom¨¦ la decisi¨®n y dije: 'All¨¢ vamos y veremos lo que pasa, d¨ªa por d¨ªa'. Quer¨ªa recuperar mi forma f¨ªsica, jugar y ver c¨®mo era el campeonato. Y quer¨ªa que vieran que todav¨ªa estaba bien f¨ªsicamente, que no estaba arruinado, que no era un ex jugador. Sab¨ªa que era un lugar en el que pod¨ªa trabajar en un ambiente tranquilo -quiz¨¢ demasiado tranquilo-. Al principio, mi mujer se qued¨® en Italia, con mis tres hijos, que iban al colegio all¨ª. Ahora alquil¨¦ una casa. Pero a mi mujer no le gusta el f¨²tbol. Ella ve menos f¨²tbol que Stevie Wonder'.
En contra de la l¨®gica, a los 34 a?os y despu¨¦s de dos sin competir, el cuerpo de Caniggia respondi¨®. Marc¨® 11 goles en 17 partidos con el Dundee y exhibi¨® grandes condiciones para el ¨²ltimo pase. A los cinco meses, el m¨¢nager del Rangers, Dick Advocaat, le ofreci¨® un contrato millonario. Para completar su redenci¨®n, en diciembre pasado la Justicia argentina sentenci¨® al Boca a pagarle 3,45 millones de euros en concepto de sueldos atrasados e indemnizaciones.
Caniggia acude al entrenamiento en una furgoneta salpicada de trozos de galleta, juguetes de sus hijos y cajas de zumo por donde asoma un disco de los Rolling Stones. Su jersey de lana ra¨ªdo y sus vaqueros ajustados recuerdan a su ¨ªdolo, el despreocupado Keith Richard. La forma aerodin¨¢mica de la cabeza, que culmina una nariz aguile?a, hace pensar en la g¨¦nesis del mote que le impusieron hace a?os: P¨¢jaro.
?En qu¨¦ ha cambiado como jugador? 'Cuando era chico jugaba en el medio, de ocho', explica, 'porque as¨ª agarraba m¨¢s pelotas y gambeteaba mucho. En el Rangers, al principio, jugu¨¦ como segunda punta. Despu¨¦s Advocaat quiso jugar con tres delanteros y entonces me volqu¨¦ a la derecha, como en el River, como un win bien abierto. Pero me gusta jugar m¨¢s sobre la izquierda o en el medio. De chico me acostumbr¨¦ a jugar mucho sobre la izquierda porque veo mejor el juego. Con la izquierda centro bien, pero si arranco desde la izquierda puedo enganchar con la derecha tambi¨¦n y tirar el centro con la derecha'.
'Antes pensaba menos cuando encaraba', contin¨²a; 'ahora busco los apoyos un poco m¨¢s. A lo mejor, en vez de hacer 40 hago 30 piques [sprints] por partido. Quiero m¨¢s la pelota al pie y antes, quiz¨¢, habr¨ªa ido m¨¢s veces a buscarla. Uno se guarda un poquito en algunas cosas durante los 45 minutos iniciales porque quiere tener resto para los 90. El defensor puede manejarse un poquito mejor. Un atacante lo tiene m¨¢s dif¨ªcil. Como atacante, no puedes regularte tanto. Lo otro es f¨ªsico. Hay jugadores que a los 30, 31, les cuesta mucho. Yo no me puedo quejar de mi carrera, m¨¢s all¨¢ de que estuve dos o tres a?os sin jugar. Cuando un deportista se para es dif¨ªcil que vuelva. Adem¨¢s, yo soy bastante viejo. No s¨¦ cu¨¢ntos jugadores parando as¨ª podr¨ªan haber mantenido un nivel de juego'.
Hay que rascar poco para adivinar que Caniggia esconde un anhelo, el verdadero motor de su aventura. ?Se ve jugando el pr¨®ximo Mundial con Argentina? 'Me veo jugando un Mundial, y no s¨®lo por una cuesti¨®n de experiencia', responde, con los ojos brillantes; 'yo estoy bien f¨ªsicamente y lo espero como si fuera un milagro... Ojal¨¢... Pero no lo s¨¦. Es dif¨ªcil. Yo tengo una peque?a esperanza. Pero no me imagino nada. Es como un deseo de... ?C¨®mo podr¨ªa explicarlo? Ojal¨¢ se le ilumine al t¨¦cnico [Marcelo Bielsa]. Que diga tengo una C, una A, una N, una I, una G, otra G... En este momento comprendo el valor de un Mundial. Cuando jugu¨¦ mi primer Mundial era m¨¢s inconsciente. A los 20, 21, 22... No me importaba con qui¨¦n jugaba. Si delante estaba Alemania o Italia. No me interesaba. Siempre me gust¨® jugar los partidos importantes. Me gusta que haya 70.000 espectadores porque s¨¦ que el contrario tambi¨¦n est¨¢ ah¨ª, con la adrenalina a full, y quiere ganar. En un Brasil-Argentina, en un Italia-Argentina, vos te dec¨ªs: '?Le tengo que ganar a este hijo de puta...!'.
Estremecido ante sus propias palabras, Caniggia se frota el jersey ra¨ªdo por donde se filtra el viento.
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