Reporteros sin Fronteras
Son ya m¨¢s de diez a?os los que Reporteros sin Fronteras viene publicando ¨¢lbumes fotogr¨¢ficos para sensibilizar a la opini¨®n p¨²blica a favor de la libertad de prensa. El ultimo en salir, f¨¢cil de encontrar en librer¨ªas y kioscos, acaba de ponerse en circulaci¨®n. Est¨¢ hecho con fotograf¨ªas de William Klein (Nueva York, 1928), que las ha cedido generosamente para la ocasi¨®n. Con anterioridad las im¨¢genes correspondieron a Willy Ronis, Raymond Depardon, Marc Riboud, Sebasti?o Salgado, Robert Doisneau o Cartier-Bresson, por citar algunos autores. Inicialmente, la edici¨®n de estos libros supon¨ªa una formula para financiar a esa agrupaci¨®n de periodistas que socorr¨ªa a sus compa?eros de profesi¨®n v¨ªctimas de represi¨®n, torturas y asesinato. Sin ahondar en esta miseria que nos pilla tan de cerca, con el paso del tiempo, los fondos gr¨¢ficos llegados a esta caja solidaria para investigar cr¨ªmenes y perseguir a sus ejecutores se han convertido en una autentica referencia internacional del fotoperiodismo de prestigio. Una colecci¨®n necesaria en cualquier biblioteca que se diga interesada por los temas fotogr¨¢ficos. Los autores generalmente son elegidos por su indiscutible calidad profesional y su trayectoria como defensores de la libertad de expresi¨®n y los derechos humanos.
Las fotograf¨ªas de Klein ayudan a descubrir injusticias. Sin rebuscar morbos groseros presentan a los espectadores muchas de las asperezas que manifiesta la condici¨®n humana. Son expresi¨®n de lo que ama y lo que detesta. Una cascada de opiniones vertidas sobre un papel donde sus sentimientos afloran. Descubre con franqueza profundos matices de la sociedad contempor¨¢nea. Su sarcasmo es como una daga bien afilada con la que desenmascara los falsos valores del lujo arrogante. Con su puntillosa mirada es capaz de ridiculizar la soberbia o recoger con ternura los grandiosos peque?os detalles de la gente corriente.
Hijo de una familia jud¨ªa de origen h¨²ngaro, cultiv¨® su talento desde la perspectiva de aquel que conoce la persecuci¨®n implacable de los inquisidores del pensamiento. Sus estudios de Sociolog¨ªa le ayudaron a mejor comprender el mundo que le rodeaba. Su servicio militar en Alemania le acerc¨® a Par¨ªs en 1948 para estudiar pintura. Cuatro a?os m¨¢s tarde, despu¨¦s de una incursi¨®n por la abstracci¨®n y los murales, encontr¨® su camino en la fotograf¨ªa. Adopta un lenguaje rebelde contra la ortodoxia del medio. La antifoto es su peculiaridad. Todo lo que conlleva algo de prohibido o tab¨² es tema de su preferencia. A ello aporta su iron¨ªa, adem¨¢s de una t¨¦cnica que pasa por los grandes angulares que ayudan a distorsionar las formas; recurre al flash frontal de manera descarnada para reducir perspectiva y aplanar primeros planos, pero a la vez, con la misma herramienta, alarga tiempos de exposici¨®n para introducir estelas lum¨ªnicas que discurren en torno al sujeto principal. Los negativos muy contrastados desbordan entre los l¨ªmites del blanco y negro sin conceder mucho juego al resto del abanico de grises. Adem¨¢s, un manifiesto inter¨¦s por situaciones de luz muy limitada le lleva a utilizar pel¨ªculas de m¨¢xima sensibilidad que ofrecen sobre las copias un grano inusual.
Sus incursiones fotogr¨¢ficas se dotan de una geometr¨ªa y concepto peculiar, todo ello bastante a contracorriente de lo que se estila en el momento. De vuelta a EEUU realiza un diario durante el trayecto en barco que se publica en libro en 1956. Luego visita Roma, Mosc¨², Tokio y otros lugares que son motivo de otros tantos libros y publicaciones. Sus im¨¢genes son lugares vivos en los que el fot¨®grafo se integra en el contexto, se pega a las gentes que desea retratar. Todo es fotografiable, todo aquello que pueda convertirse en una alegor¨ªa pre?ada con toques de humor o denuncia. Ahora, gran parte de estas presas de sus c¨¢maras est¨¢n en el libro de Reporteros sin Fronteras, una recopilaci¨®n que puede considerarse antolog¨ªa de sus trabajos m¨¢s notables y todo para ayudar a sus compa?eros perseguidos.
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