El futuro de El Cabanyal
La semana pasada, el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana ha emitido un auto sobre la prolongaci¨®n de la avenida de Blasco Ib¨¢?ez; un proyecto que Rita Barber¨¢ y el PP han venido defendiendo en contra de much¨ªsimas voces: de muchos ciudadanos, de la Federaci¨®n de Vecinos, de la Universidad, de arquitectos, de historiadores, de periodistas... y de los grupos pol¨ªticos de la oposici¨®n. El Tribunal Superior de Justicia ha suspendido la prolongaci¨®n porque, a juicio de los socialistas, es un proyecto con fundamentos razonables de ilegalidad al atentar contra el patrimonio cultural y art¨ªstico, y contra lo m¨¢s preciado para los cabanyaleros: su barrio.
En mi opini¨®n, hay dos valoraciones que extraer de este auto judicial:
1) Significa un varapalo a la pol¨ªtica urban¨ªstica que el PP est¨¢ llevando a cabo: agresiva y demoledora, sin consideraci¨®n con el patrimonio y los n¨²cleos hist¨®ricos, sin respeto a los barrios.
2) Tambi¨¦n significa algo m¨¢s serio porque afecta a la forma y modos de gobernar: no se puede imponer un plan urban¨ªstico contra la voluntad de los ciudadanos afectados.
?ste es para m¨ª el punto fundamental en el que Rita Barber¨¢ se ha equivocado completamente. El PP ha intentado imponer su criterio a¨²n contando con la oposici¨®n de muchos. No se puede gobernar con el 'ordeno y mando': hay que buscar el consenso, el di¨¢logo, el acuerdo, y la m¨¢xima satisfacci¨®n del conjunto de los ciudadanos, porque eso, en definitiva, es la democracia.
Pero Barber¨¢ y el PP no han sido ni h¨¢biles ni democr¨¢ticos: desde el principio han intentado imponer su criterio y han ahogado a El Cabanyal, llevando al barrio a una situaci¨®n desesperada de marginaci¨®n y abandono con el fin de justificar el proyecto de prolongaci¨®n. Dice la alcaldesa para su exculpaci¨®n que el PP ha ganado en las elecciones y que, en su programa electoral, figuraba la prolongaci¨®n de Blasco Ib¨¢?ez. Cierta la afirmaci¨®n pero equivocado el resultado.
Los votos de las urnas no le dan el derecho de usurpar la voz de los ciudadanos para decidir sobre los asuntos que les afectan directamente. Pero hay m¨¢s.
El Cabanyal-Canyamelar, igual que el resto de los barrios del Mar¨ªtimo (Natzaret, El Grao, Malva-rosa) llevan los 10 a?os de mandato de Barber¨¢ esperando que lleguen las inversiones a sus barrios. Inversiones que nunca llegan.
?Por qu¨¦ no se combate la principal lacra que tiene el Mar¨ªtimo: la inseguridad ciudadana? ?Por qu¨¦ no hay farolas nuevas y buena iluminaci¨®n como en otras zonas de la ciudad? ?D¨®nde est¨¢n los arreglos de aceras o la buena limpieza de las calles? ?Por qu¨¦ no se han construido colegios e institutos y en cambio se disminuyen las partidas de mantenimiento de las escuelas existentes? ?Por qu¨¦ siguen existiendo centros de salud apuntalados, con salas cerradas y graves deficiencias? ?Por qu¨¦ no se han hecho los jardines, arreglos de plazas y calles, los aparcamientos necesarios o se han eliminado los innumerables solares que est¨¢n convertidos en verdaderos vertederos p¨²blicos?
Para todo ello, no hace falta el proyecto de prolongaci¨®n de Blasco Ib¨¢?ez. Hace falta que el PP quiera y no ha querido. Que no siga acusando Barber¨¢ a aquellos vecinos que no quieren su proyecto de prolongaci¨®n de que buscan hundir a El Cabanyal, porque hay m¨¢s m¨¦todos para salvarlo que destruirlo por medio, como el PP pretende hacer. Y que no siga la alcaldesa chantajeando al barrio diciendo que no habr¨¢ mejoras si no hay prolongaci¨®n, porque para invertir en todo lo que anteriormente acabo de denunciar, no hace falta que derribe m¨¢s de 1.000 casas.
Muchos ciudadanos y ciudadanas del Mar¨ªtimo votaron al PP confiando en que iban a invertir y mejorar sus barrios, tal y como hab¨ªan prometido. Pero pas¨® toda la legislatura del 91, tambi¨¦n la del 95, y pasar¨¢ la del 99 sin que los vecinos vean algo m¨¢s que algunas migajas y parches. Llevamos ahora 10 a?os de gobierno del PP y eso son 10 presupuestos que suman aproximadamente unos 100.000 millones de pesetas de inversi¨®n en la ciudad. Mucho dinero para tan pocos hechos.
Ahora, siguiendo su actitud poco democr¨¢tica, dice la alcaldesa que llevar¨¢ adelante el proyecto de prolongaci¨®n all¨¢ donde pueda, que significa, poco m¨¢s o menos, que le da igual la opini¨®n judicial. Y a?ade, no s¨¦ si como amenaza o presi¨®n, que seguir¨¢ luchando para conseguir el resto de la prolongaci¨®n porque, si no es as¨ª, los vecinos que all¨ª viven no tendr¨¢n inversiones. ?Por qu¨¦ se?ora Barber¨¢ no habr¨¢n inversiones? ?Acaso no hay m¨¢s posibilidades que su proyecto? Nuevamente me suena al mismo chantaje que El Cabanyal ha vivido durante tantos a?os.
Lo que corresponde hacer hoy es ponerse a trabajar sin m¨¢s excusas, realizar un plan de rehabilitaci¨®n e inversi¨®n, y habilitar una partida presupuestaria para que el barrio de El Cabanyal empiece a levantar cabeza. El Cabanyal debe dejar de ser el conflicto que Barber¨¢ ha planteado, para ser el barrio mar¨ªtimo del que todos los valencianos disfrutemos y nos sintamos orgullosos.
Ana Noguera es portavoz del Grupo Municipal Socialista en el Ayuntamiento de Valencia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.