La viuda india
Hay distintas maneras de estimar por qu¨¦ la mujer vive m¨¢s que el hombre, sobre todo en este pa¨ªs de gran longevidad. La sociol¨®gica suele explicar que el que trabaja es el hombre: y que a medida que vaya igual¨¢ndose, la diferencia disminuir¨¢. Hay un equilibrio de hembritas y varones al nacer; luego los chicos sobrepasan, luego vuelve a igualarse y m¨¢s adelante prevalece la mujer. Un hombre de 65 a?os tiene una esperanza de vida de 16 m¨¢s; a la misma edad, la mujer vivir¨¢ a¨²n 20 a?os. Son cifras que da el presidente de la comisi¨®n parlamentaria del Pacto de Toledo, que fija y define las pensiones, el diputado del PP Fern¨¢ndez de Troc¨®niz, quien propone que se reduzcan las de las mujeres puesto que se benefician de ellas m¨¢s tiempo. Su propio partido se esconde ante esa propuesta, pero la han escuchado ya suficientes personas, de las que tienen derecho a voto. Otra idea no expuesta ser¨ªa la de reducir la edad de la mujer violentamente. Ya hay muchos partidarios de la gran familia antigua y fundacional -con el sindicato y el municipio- que lo practican. No conozco datos de a qui¨¦n votan estos maltratadores y asesinos. Este pensamiento economista del PP se practicaba ya en India: la joven viuda era arrojada a la pira donde ard¨ªa el cad¨¢ver de su marido para que la sociedad no tuviera que mantenerla. En otros pa¨ªses se las mata al nacer. En China, con pol¨ªtica de un solo hijo, los que tienen una hija la ocultan o la matan para intentar tener un var¨®n. ?frica Asia... Y Espa?a, que tiene las peores tradiciones de la antig¨¹edad y las va almacenando, multiplicando, potenciando hasta el disparate nacional. Siempre que se pueda volver al mal pasado, aunque sea s¨®lo a la rev¨¢lida del bachillerato, se volver¨¢.
Pero el trabajo ?mata a su v¨ªctima? Es posible que no sea as¨ª directamente: la puede matar el ambicioso de trabajo ajeno, el patrono, el capataz que exige m¨¢s de lo que se puede hacer. Y es m¨¢s posible que haya un suicidio lento para mitigar el trabajo. El cigarrillo, la copa de co?ac en el caf¨¦ de la ma?ana, el llevarse tarea a casa, el insomnio: la responsabilidad de mantener una familia, los precios de los colegios con uniformito, las letras de la casa. Puede que sea eso lo que vaya llegando a la mujer espa?ola y llegue a equilibrar los presupuestos de pensiones. De momento, Fern¨¢ndez de Troc¨®niz deber¨ªa ir a otro puesto en el que no pudiera hacer da?o.
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