Arte de la comedia

Tiene algo como de c¨®mic esta recreaci¨®n de la Companyia Teatre Micalet, en la que pesa mucho la intervenci¨®n de Manel Dueso, de una de las obras mayores de Carlo Goldoni. Hay tambi¨¦n como un infantilismo deliberado, tanto en el vestuario como en numerosos detalles de actuaci¨®n, de un infantilismo que dir¨ªa yo embroncado en relaci¨®n con la duplicidad de conducta -y de car¨¢cter- de casi todos los personajes. Aqu¨ª, casi todo el mundo enga?a a todo el mundo, o lo intenta al menos, como es tradici¨®n en el g¨¦nero que en buena medida instaura Goldoni. Tambi¨¦n la disposici¨®n esc¨¦nica, en el centro de la sala y con el p¨²blico rodeando a los actores, favorece los apartes, la apelaci¨®n directa al p¨²blico y su intervenci¨®n, por donde se consiguen a veces efectos c¨®micos muy eficaces.

Lo que ocurre es que ese infantilismo como de dibujos animados rebaja a veces la intensidad del conflicto y la doblez de los personajes, a lo que contribuye no poco la pretensi¨®n -err¨®nea, seg¨²n lo veo- de incluir algunos n¨²meros musicales, a los sones de algunas canciones fragmentadas de Renato Carosone, que rompen el ritmo muchas veces y que, curiosamente, entran mejor de lo que salen. Rosa L¨®pez est¨¢ muy convincente en el papel de Mirandolina, la protagonista, y resuelve su personaje mediante un notable juego de miradas que introduce la distancia necesaria entre lo que dice y lo que quiere decir, siendo tambi¨¦n la menos sobreactuada en un reparto que ya va siendo habitual en esta compa?¨ªa y que, por ello mismo, es bastante homog¨¦neo, algo m¨¢s raro de ver en los escenarios de lo que parece.