El Rey escoge como jefe de su Casa a un peso pesado de la diplomacia
Alberto Aza, actual director de la OID, sustituir¨¢ a Fernando Almansa el pr¨®ximo enero
Alberto Aza, uno de los diplom¨¢ticos espa?oles en activo de curr¨ªculo m¨¢s s¨®lido, sustituir¨¢ el pr¨®ximo mes de enero al tambi¨¦n diplom¨¢tico Fernando Almansa como jefe de la Casa del Rey. Fuentes de La Zarzuela y de Exteriores coincid¨ªan ayer en presentar como 'normal al cabo de casi diez a?os de servicios prestados' por el jefe saliente, este relevo, auspiciado por el propio don Juan Carlos, que se produce tras un periodo que ha registrado pol¨¦micas sobre la instituci¨®n mon¨¢rquica sin precedentes en Espa?a, al hilo del concluido romance entre el pr¨ªncipe Felipe y la modelo noruega Eva Sanum.
Desde el punto de vista del perfil de los personajes implicados, el cambio es claro: un peso pesado de la diplomacia que, por edad, probablemente culminar¨¢ su carrera en La Zarzuela, sustituye a otro diplom¨¢tico brillante pero con el curr¨ªculo en desarrollo, lo que, objetivamente, implica una mayor dependencia del Gobierno, que decide destinos y nombramientos.
La designaci¨®n de Aza, que fue director del gabinete de Adolfo Su¨¢rez y no tiene relaciones pol¨ªticas con el Partido Popular, ha sido, obviamente, consensuada por la Corona y el Ejecutivo, a trav¨¦s de las gestiones que el propio Almansa ha llevado entre las dos partes, a trav¨¦s de Exteriores.
El relevo ha sido anunciado con una antelaci¨®n ins¨®lita, debido a que alguna filtraci¨®n hab¨ªa llegado a los medios de comunicaci¨®n. Aza, que ayer estaba en C¨¢ceres ocup¨¢ndose de los preparativos del consejo informal de ministros de Exteriores de la Uni¨®n Europea previsto para el viernes, seguir¨¢ hasta septiembre en su actual cargo de director de la Oficina de Informaci¨®n Diplom¨¢tica (OID), pues como coment¨® ayer su jefe, Josep Piqu¨¦, 'no es pensable que se vaya en pleno semestre de la presidencia espa?ola'.
En septiembre, Alberto Aza se incorporar¨¢ a la Casa del Rey con el cargo de secretario general, en sustituci¨®n de Rafael Spottorno, y desde esa posici¨®n de n¨²mero dos colaborar¨¢ con Almansa para garantizar 'una transici¨®n ordenada', seg¨²n se destaca en La Zarzuela, hasta sustituirle como jefe de la Casa en enero.
Este procedimiento de acceso gradual al cargo de mayor responsabilidad en la sede de la jefatura del Estado ya fue intentado en 1990, aunque entonces sin plazo fijo. Fracas¨®, porque otro diplom¨¢tico de peso, Jos¨¦ Joaqu¨ªn Puig de la Bellacasa, choc¨® con el general Sabino Fern¨¢ndez Campo, el jefe al que estaba llamado a sustituir.
Fern¨¢ndez Campo se jubil¨® en 1993, tras permanecer junto al Rey durante casi tres d¨¦cadas, que incluyen los a?os dif¨ªciles de la transici¨®n, lo que le confiri¨® un ascendente personal en los asuntos del Monarca muy acentuado y caracter¨ªstico. Como relevo, don Juan Carlos opt¨® por un diplom¨¢tico joven para este puesto que vertebra todas las relaciones, y posibles tensiones derivadas, entre el Ejecutivo, que dise?a la pol¨ªtica, y el Rey, que debe representarla pero como s¨ªmbolo de la unidad del Estado, sin comprometerse con las posiciones m¨¢s partidistas del partido del Gobierno.
La experiencia de los ¨²ltimos a?os en este sentido ha sido ambigua. Cabe recordar, por ejemplo, que fue el Rey, en un discurso escrito, como todos los que pronuncia, por el Gobierno, el que primero lanz¨® al ruedo, el pasado mes de octubre en Holanda, el 'patriotismo constitucional', uno de los conceptos claves apadrinados por el PP en su ¨²ltimo Congreso. O que en Miami, en marzo de 2001, una cena presidida por el Rey deriv¨® hacia un mitin anticastrista que el Monarca no aplaudi¨®, a diferencia de otros miebros de su s¨¦quito. O alguna referencia al progreso econ¨®mico observado 'desde la ventana' de un hotel de lujo incluida en otro discurso que el Rey pronunci¨® el pasado noviembre en Lima, mientras la prensa local le presentaba como un pesonaje distante y hasta superfluo.
Pero los momentos m¨¢s complicados para la Corona desde la transici¨®n se han urdido en torno a la historia de Eva Sannum. La Casa del Rey lo present¨® en todo momento como un asunto estrictamente familiar sobre el que carec¨ªa de informaci¨®n, mientras la prensa del coraz¨®n lo explotaba a su antojo. Luego, la pol¨¦mica pol¨ªtica, en clave sucesoria, salt¨® a la prensa seria con la misma fuerza incontrolable. La Zarzuela mantuvo su actitud de mero espectador. Parece evidente que don Juan Carlos quiere un cambio de estilo.
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