Manos libres
Autov¨ªa de Arag¨®n, m¨¢s conocida como N-II, una noche cualquiera de un mes cualquiera. Me dirijo con mi trailer hacia Madrid.
Se oye una voz nerviosa que emite mi emisora por el canal 19 (canal habitual en las rutas espa?olas). '?Atentos los compa?eros que vais hacia Madrid, en el kil¨®metro 98 acaba de haber un accidente y hay un coche volcado en mitad de la carretera!'.
Le respondo: '?Gracias, colega, t¨² hacia Zaragoza lo tienes todo bien!'.
El compa?ero acaba de evitarme, a buen seguro, un susto y un frenazo.
Un kil¨®metro antes del accidente reduzco la velocidad, pongo las luces de aver¨ªa e inmediatamente miro por el espejo retrovisor y veo venir a dos o tres coches dispuestos a adelantarme sin saber lo que tienen por delante.
Bajo la ventanilla, saco el brazo y hago el habitual movimiento de arriba a abajo para que disminuyan la velocidad, lo comprenden y me dan las gracias tocando su claxon.
Se ha podido evitar un segundo accidente, como dice laDGT en los anuncios que emiten por la radio despu¨¦s de un accidente es muy probable que exista un segundo siniestro, por eso es muy importante la se?alizaci¨®n.
Pues casos como ¨¦ste, avisos de carreteras cortadas por la nieve, inclemencias del tiempo, informaci¨®n entre los compa?eros de calles, pol¨ªgonos industriales, etc¨¦tera, todo esto desaparecer¨¢ con la obligaci¨®n de instalar los tel¨¦fonos de manos libres, ya que en este gremio, por norma general, los empresarios escatiman en accesorios no obligatorios para los camiones.
Porque ?c¨®mo funciona un manos libres? Una emisora no es como un tel¨¦fono m¨®vil. Hasta que uno no deja de hablar, no puede hacerlo el otro, por lo que habr¨ªa que estar apretando la tecla del micr¨®fono constantemente (o, en su defecto, la del manos libres).
Alrededor de 150 compa?eros mueren cada a?o en nuestras carreteras, una alta siniestralidad que en el 90% de los casos se debe al sue?o, y no al uso de las emisoras, una herramienta de trabajo que lo que hace es hacernos m¨¢s llevaderos los viajes y quitarnos el sue?o y la monoton¨ªa de nuestras bacheadas y abandonadas carreteras espa?olas.
Quitemos todo: emisoras, tel¨¦fonos, radios, carteles publicitarios y luminosos, fumar, comer bocadillos y que s¨®lo podamos hurgarnos las narices cuando estemos parados en los sem¨¢foros en rojo.
?Alguno se va a montar en el euro gracias a ese aparatejo del manos libres!
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