Revisar la seguridad nacional
El nombramiento, el oto?o pasado, de Tom Ridge para dirigir la Oficina para la Seguridad Nacional, de nueva creaci¨®n, fue un intento de Bush de que el pa¨ªs tuviera fe en que el ex gobernador de Pensilvania pod¨ªa ordenar la mara?a de agencias federales, estatales y locales que jugaban un papel en la protecci¨®n nacional ante posibles ataques. Cuatro meses y varios casos de ¨¢ntrax despu¨¦s, ¨¦ste sigue siendo el problema. Nos consta el gran esfuerzo hecho por Ridge por cambiar el rumbo y coordinar la labor de estas organizaciones, para las que acaba de pedir un razonable incremento presupuestario. Pero la definici¨®n de su puesto es tan amorfa y sus poderes tan opacos que hasta el Congreso tiene problemas para saber el grado de cumplimiento de sus cometidos. (...) La Administraci¨®n de Bush no ha dejado claro c¨®mo planea gastar 38.000 millones de d¨®lares en seguridad nacional en 2.000 presupuestos diferentes repartidos entre 40 y 50 agencias federales.
(...) Ridge se ha convertido en otro alto funcionario de la Casa Blanca, que debe esperar la intervenci¨®n del presidente para hacer cosas. Creemos que su posici¨®n se reforzar¨ªa si la Casa Blanca pidiera al Congreso que se coloquen bajo un mismo techo las principales agencias de seguridad nacional, dando a Ridge el control de su personal y presupuesto. (...)
A la luz del 11-S, debe hacerse un planteamiento unificado de la seguridad nacional, (...) cosa imposible con docenas de agencias tratando de conservar sus prerrogativas y con la falta de poder de Tom Ridge para ajustarlas en un plan de acci¨®n com¨²n.
Nueva York, 7 de febrero
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