Hacia un yo m¨¢s d¨¦bil
Los manuales de autoayuda han sido uno de los mejores negocios editoriales de los ¨²ltimos a?os. Siguiendo una tendencia norteamericana que educa desde la escuela quererse mucho, el mundo occidental ha sido poblado por la terapia de la autoestima y el pensamiento positivo. En los ex¨¢menes internacionales los alumnos de Estados Unidos obtienen bajas puntuaciones pero todos ellos han aprendido a puntuarse muy alto.
El principio de creer en uno mismo y en sus capacidades hasta llegar a ser el n¨²mero uno de no importa qu¨¦, forma parte de la cultura nacional y fundamenta el alma norteamericana. De ello se ha derivado un cultivo extensivo del poder del yo como f¨®rmula cabal para triunfar en la vida.
La nueva tesis consiste en atribuir a la demasiada autoconfianza una fuente de mayores frustraciones y a la alta valoraci¨®n propia la condici¨®n de blanco f¨¢cil para sentirse amenazado
No se tratar¨ªa de promover una severidad puritana, o algo as¨ª, sino de acentuar el sentido de l
T¨ªtulos como Tus zonas err¨®neas (Dyer), Ser¨¢s lo que quieras ser (Schuller), La actitud mental positiva (Hill), Por favor sea feliz (Mathews), El poder del pensamiento tenaz (Peale) ?Qui¨¦n se ha llevado mi queso? (Johnson) y tantos otros tienen ya un lugar en las estanter¨ªas de la clase media.
Todo el mundo se reprocha no amarse m¨¢s y, frente al crecimiento de la depresi¨®n, la fatiga cr¨®nica o el fracaso laboral la terapia habitual responde con palabras o p¨ªldoras para recobrar la euforia basada en la fe en s¨ª mismo. ?Es todo esto un bien social e individual?
Medio siglo
Hasta este mismo momento y desde hace m¨¢s de 50 a?os se ha cre¨ªdo que s¨ª. Los estrangulamientos de ni?os, las palizas a las mujeres, los suicidios, los actos terroristas se han explicado atribuyendo a sus autores una baja autoestima. Estas acciones criminales las cometer¨ªan, en unos casos, por una prolongaci¨®n de su derrumbe interior y otras, como el terrorismo, para lograr mediante la comisi¨®n de una monstruosidad espectacular una categor¨ªa m¨¢s alta. ?De acuerdo? Hasta hace poco hab¨ªa acuerdo.
La sospecha de que la correlaci¨®n entre baja estima y crimen no es tan importante fue poni¨¦ndose de manifiesto en California cuando, tras tratar con terapias usuales a los delincuentes, no s¨®lo no decrecieron las violaciones, homicidios y robos sino que aumentaron. Otros estudios en varios estados arrojaron la misma conclusi¨®n y, finalmente, dos investigadores, Nicholas Emler, de la London School of Economics, y Roy Baumeister, de Case Western Reserve University, han empezado a sugerir que la autoestima puede ser m¨¢s bien la causa de agresividad y violencia y no al rev¨¦s.
Estas conclusiones se expon¨ªan en un reciente art¨ªculo de The New York Times que firmaba un psic¨®logo, Lauren Slater, autor a su vez de un libro, Love Works Like This (El amor funciona as¨ª), que publicar¨¢ Random House en mayo.
La nueva tesis consiste en atribuir a la demasiada autoconf¨ªanza una fuente de mayores frustraciones y a la alta valoraci¨®n propia la condici¨®n de blanco f¨¢cil para sentirse desatendido, humillado, amenazado. Como consecuencia la felicidad no provendr¨ªa de creerse el n¨²mero uno sino de tenerse por uno m¨¢s. La recompensa a los esfuerzos, la correspondencia en el amor se tendr¨ªa por un regalo y el gozo ser¨ªa m¨¢s intenso.
?Se trata pues de este nuevo manual el que vamos a ver en los kioskos? No est¨¢ claro. En opini¨®n de Lauren Slater, los pacientes desean, claro est¨¢, que se les refuerce el autoaprecio, que se les imbuya la idea de ser importantes y no individuos del mont¨®n. La voluptuosidad de poder enamorarse de s¨ª mismo no se compensa con la emoci¨®n exculpatoria de ser uno m¨¢s. Y, sin embargo, el centro Emerge de Cambridge, en el estado de Massachusetts, practicante de la nueva escuela, se ha convertido en un gran receptor de asesinos y maltratadores enviados por los jueces y en vistas del ¨¦xito logrado en la reinserci¨®n.
Autocontrol
Los defensores de la nueva terapia sustituyen el paradigma de la autoestima por el del autocontrol. O, lo que es lo mismo, han reemplazado la voluntad de complacencia por la vocaci¨®n de disciplina. No se tratar¨ªa de promover una severidad puritana o algo por el estilo, pero s¨ª de acentuar el sentido de la responsabilidad, el respeto debido al otro, el apropiado ajuste de las metas, la correcta ponderaci¨®n de lo real.
En la nueva idea se re¨²nen al menos tres componentes distintos. Una inspiraci¨®n del nuevo pensamiento terap¨¦utico parece provenir, en primer lugar, del pensamiento oriental que desde el budismo al tao¨ªsmo anima a acordarse con la realidad y la naturaleza m¨¢s que imponerse a ellas. En segundo lugar, otra senda de influencia, tiende a derivarse de una relectura freudiana y de la recuperaci¨®n positiva del concepto de superego que actuar¨ªa como una visi¨®n civilizadora sobre nuestro desordenado yo. Pero, finalmente, un tercer componente, parece ser asunto de mujeres.
En medio de la feminizaci¨®n de todas las disciplinas, la psicoterapia ser¨ªa un caso m¨¢s. La firme autoestima, la vigorosa fe en uno mismo, la arrogante exhibici¨®n de poder personal, ?no son rasgos masculinos? La autoestima femenina fue siempre otra cosa. Menos agresiva y segura, m¨¢s aproximada a la funci¨®n natural y sus reglas primordiales. ?De nuevo la mujer? Su fantasma recorre el mundo como una incontestable revoluci¨®n del sexo, la vida, la muerte, el estilo, la cl¨ªnica.
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