EE UU agiganta el abismo militar con el resto del mundo
El nuevo presupuesto de defensa multiplica por 10 la suma del gasto de Rusia y China
La Casa Blanca est¨¢ en pie de guerra. Una buena parte de lo que gastar¨¢ el Pent¨¢gono este a?o es puro derroche, pero en el horizonte se dibujan armas de ciencia-ficci¨®n, como un avi¨®n capaz de entrar en ¨®rbita, para un ej¨¦rcito que quiere utilizar su superioridad para mantenerse lejos del campo de batalla.
Los 48.000 millones de d¨®lares (55.000 millones de euros) que aumentar¨¢n los gastos de Defensa bastar¨ªan para financiar durante a?o y medio todo el Ej¨¦rcito franc¨¦s, el segundo m¨¢s caro de la OTAN, despu¨¦s del de EE UU; los 379.000 millones de d¨®lares (433.600 millones de euros) presupuestados para el Pent¨¢gono suponen casi el 40% de todo el gasto militar mundial; esa misma cifra viene a ser 10 veces superior a lo que gastan juntas Rusia y China.
Despu¨¦s de los macroatentados del 11 de septiembre, todo lo militar es sagrado
Se gastar¨¢ un dineral en un avi¨®n que debe sustituir al bombardero de largo alcance B-52
El presupuesto militar presentado por Bush para el ejercicio septiembre 2002-agosto 2003 no supone, sin embargo, un cambio sustancial. El rostro del secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, era pura melancol¨ªa el pasado martes, cuando compareci¨® ante una comisi¨®n del Senado para explicar las l¨ªneas maestras del gasto militar.
Rumsfeld afirm¨® que el presupuesto 2002-2003 se corresponde con las 'nuevas y cambiantes' circunstancias y adaptaba las fuerzas armadas a 'las necesidades de la primera mitad del siglo XXI'. Ment¨ªa, porque ¨¦l mismo, antes del 11 de septiembre, hab¨ªa defendido ante esa misma comisi¨®n la necesidad de reformar a fondo la estructura y el armamento del Pent¨¢gono, siguiendo las consignas que lanzaba por entonces el presidente Bush: 'Hay que saltarse una generaci¨®n tecnol¨®gica'. Pero despu¨¦s de los macroatentados, todo lo militar es sagrado. El proyecto de presupuesto de Defensa, que los especialistas califican de inadecuado, ser¨¢ aprobado casi sin cambios.
Lo que han hecho Bush y Rumsfeld ha sido aumentar sustancialmente los sueldos (m¨¢s del 4%) y mejorar el sistema sanitario castrense, y ceder a todas las presiones del Pent¨¢gono y de la industria de armamento. Cuando Bush proclamaba la necesidad de 'saltar una generaci¨®n' en materia de tecnolog¨ªa b¨¦lica, se refer¨ªa a cosas como el F-22 Raptor, un avi¨®n de combate supers¨®nico, casi invisible a los radares y muy maniobrable. Pero fue concebido en los a?os ochenta, en el momento culminante de la guerra fr¨ªa, y cuando el primer prototipo vol¨® por primera vez, el 7 de septiembre de 1997, ya era pr¨¢cticamente in¨²til. El F-22, un caza casi puro, de corto alcance, deb¨ªa servir para librar batallas a¨¦reas contra los aparatos similares que, supuestamente, deb¨ªan poseer los sovi¨¦ticos. Todo eso ya no existe. No todos los enemigos de EE UU en un futuro previsible ser¨¢n tan miserables en capacidad a¨¦rea como Afganist¨¢n, pero no parece concebible que ninguno de ellos (Irak, Ir¨¢n, Corea del Norte o una potencia superior) pueda disputarle la supremac¨ªa del cielo y requiera una reedici¨®n de la batalla de Inglaterra.
'La experiencia de Afganist¨¢n demuestra la dificultad de establecer bases terrestres cerca de la zona de conflicto y, por tanto, deber¨ªa orientarse el gasto hacia la aviaci¨®n de largo alcance. Por el contrario, armamento tan tradicional como los cazas t¨¢cticos de corto alcance y la artiller¨ªa pesada sigue acaparando la mayor parte del presupuesto', afirma Steven Kosiak, del Centro de Investigaciones y Estudios Presupuestarios de Washington.
La actual generaci¨®n de F-14, F-15 y F-16 podr¨ªa mantenerse activa hasta la entrada en funcionamiento del Joint Strike Fighter (JSF), el proyecto de cazabombardero polivalente encargado el verano pasado a Lockheed Martin (fabricante tambi¨¦n del F-22), por los Gobiernos de Washington y Londres, con un presupuesto m¨¢ximo de 200.000 millones de d¨®lares (228.800 millones de euros). El Pent¨¢gono comprar¨¢ durante esta d¨¦cada, sin embargo, hasta 3.000 unidades de cazabombarderos, que costar¨¢n 300.000 millones de d¨®lares (343.249 millones de euros, equivalente a todo el presupuesto espa?ol, Seguridad Social incluida) y estar¨¢n pr¨¢cticamente obsoletos desde el primer momento. El JSF llegar¨¢ despu¨¦s.
A¨²n m¨¢s curioso es el mantenimiento del V-22 en el presupuesto. Ya intent¨® acabar con ¨¦l Bush padre a principios de los noventa. Es un avi¨®n de h¨¦lices fabricado por Boeing, capaz de aterrizar y despegar verticalmente para transportar tropas (24 soldados) o carga. Cada a?o est¨¢ a punto de ser eliminado, y cada a?o sobrevive.
En la c¨²spide de lo superfluo se sit¨²a, seg¨²n todos los analistas, el Crusader, veh¨ªculo blindado con artiller¨ªa pesada. Nadie es capaz de concebir en qu¨¦ situaci¨®n ser¨ªa ¨²til. Con la supremac¨ªa a¨¦rea asegurada, EE UU no necesita grandes batallas de tanques y artiller¨ªa. El ¨²ltimo enfrentamiento de ese tipo contra un ej¨¦rcito relativamente potente, Irak, dur¨® horas, porque la aviaci¨®n hab¨ªa hecho todo el trabajo.
'Despu¨¦s de tantas cr¨ªticas a la pol¨ªtica militar de Bill Clinton, todo permanece pr¨¢cticamente igual: 10 divisiones terrestres, 12 portaaviones y 20 divisiones a¨¦reas', indica Kosiak. 'Los cambios son muy menores, como el aumento en la dotaci¨®n para la Defensa Antimisiles Bal¨ªsticos (la llamada guerra de las galaxias en su segunda versi¨®n, que recibir¨¢ 7.000 millones de d¨®lares) y la transformaci¨®n de los submarinos para que lancen misiles convencionales de crucero Tomahawk, en lugar de misiles bal¨ªsticos Trident', agrega.
'Los parlamentarios tienen intereses dom¨¦sticos que atender, contratos industriales que mantener en sus Estados, y la burocracia prefiere funcionar por inercia', afirma Marcus Corbin, analista-jefe del Centro para la Informaci¨®n sobre Defensa. 'Eso explica que no se atiendan las necesidades militares reales'.
Parad¨®jicamente, las armas m¨¢s ¨²tiles y m¨¢s modernas en el conflicto de Afganist¨¢n son muy baratas y casi no hace falta presupuestarlas: en caso de necesidad, se puede reba?ar otra partida para adquirir nuevas unidades. La actual estrella del arsenal estadounidense es el avi¨®n teledirigido, del tipo Predator (para reconocimiento y, con un lanzamisiles acoplado, tambi¨¦n para ataque) o Global Hawk (reconocimiento). El Pent¨¢gono gastar¨¢ s¨®lo 425 millones de d¨®lares en estos aparatos en el pr¨®ximo ejercicio, pero invertir¨¢ 693 millones en hacerlos m¨¢s efectivos.
Una partida crucial es la de investigaci¨®n y desarrollo, que aumenta un 25%, hasta los 54.000 millones de d¨®lares. El sistema antimisiles no est¨¢ incluido ah¨ª. Ese dineral se destinar¨¢, en gran parte, a desarrollar una nave que sustituir¨¢ en el futuro a los viejos bombarderos de largo alcance B-52 (que debutaron en Corea y han demostrado nuevamente en Afganist¨¢n su capacidad operativa y destructiva) y que desplazar¨¢ literalmente hasta el cosmos al ej¨¦rcito m¨¢s poderoso del mundo. El Pent¨¢gono trabaja desde hace a?os en un proyecto aeron¨¢utico, muy confidencial: una nave capaz de salir de la atm¨®sfera y entrar en ¨®rbita hasta recibir la orden de ataque. Entonces volver¨ªa a la atm¨®sfera, bombardear¨ªa y desaparecer¨ªa en el cielo, lejos del alcance de cualquier enemigo.
Guerras at¨ªpicas y muy asim¨¦tricas
'Uno de nuestros soldados de ¨¦lite montado a caballo, con un ordenador port¨¢til atado a la silla y conectado con un sat¨¦lite que nos daba a nosotros, y a ¨¦l, su posici¨®n exacta; en esas condiciones, el soldado pod¨ªa acercarse hacia el objetivo y, con un l¨¢ser, guiar desde tierra el ataque de nuestra aviaci¨®n'. El general John Jumper, jefe de la Fuerza A¨¦rea estadounidense y miembro de la Junta de Jefes de Estado Mayor, describi¨® as¨ª ante un grupo de periodistas lo que, seg¨²n ¨¦l, constitu¨ªa una escena representativa de la guerra de Afganist¨¢n y del tipo de conflictos que la superpotencia militar tendr¨ªa que librar en un futuro pr¨®ximo. Jumper vaticin¨® 'guerras at¨ªpicas y muy asim¨¦tricas'. 'Ya no es cuesti¨®n del n¨²mero de combatientes, sino de su capacitaci¨®n t¨¦cnica', dijo. El Pent¨¢gono dispone de casi 1.400.000 personas dedicadas a Defensa, de las que s¨®lo 3.000 han sido necesarias en Afganist¨¢n. 'Cuanto m¨¢s primitivos son los m¨¦todos del enemigo, m¨¢s refinada debe ser nuestra tecnolog¨ªa para localizarle; ¨¦sa es la lecci¨®n que nos ha ense?ado Afganist¨¢n'. El jefe de la aviaci¨®n de EE UU calific¨® de 'extraordinaria' la utilidad de los peque?os aviones teledirigidos, como el Predator y el Global Hawk, cuyo primer vuelo fue en 1995, y sugiri¨® que en poco tiempo, cuando los modelos evolucionaran, asumir¨ªan algunas de las funciones desempe?adas actualmente por los cazabombarderos. 'Estamos explorando intensamente el uso del espacio', afirm¨®. El general Jumper indic¨® que el avi¨®n capaz de entrar en ¨®rbita era s¨®lo uno de los proyectos en que trabajaba la Administraci¨®n Nacional para la Aeron¨¢utica y el Espacio, para consagrar la supremac¨ªa a¨¦rea estadounidense: 'El uso de sat¨¦lites y de bases espaciales permanentes ofrece un potencial enorme, pero, de momento, todo eso est¨¢ en manos de los cient¨ªficos y su plasmaci¨®n concreta no es cosa de un par de a?os'. La militarizaci¨®n del espacio suscitaba una pol¨¦mica antes del 11-S que ha desaparecido. Ahora, apenas quedan voces cr¨ªticas en EE UU frente al relanzamiento de la carrera armamentista.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.