Due?as y Karnisovas funden la paciencia del Girona

Enga?a el marcador y no s¨®lo por lo ajustado del resultado. Ni el Barcelona sufri¨® tanto como parece ni el Girona lleg¨® a estar nunca en posici¨®n de creer factible su victoria. Ni siquiera cuando la acarici¨® con la punta de los dedos, a menos de un segundo de la conclusi¨®n. Sasser ten¨ªa ocho cent¨¦simas de segundo para, por primera vez, dar la vuelta al encuentro, pero, incr¨¦dulo, estamp¨® la pelota contra el marcador. Pese a lo ajustado del electr¨®nico, hac¨ªa ya minutos que Due?as y Karnisovas hab¨ªan dictado su sentencia.

La experiencia del alero lituano puso la puntilla a la ingente labor que el gigante azulgrana despleg¨® en ambas zonas. Ayer m¨¢s que nunca, el poder de intimidaci¨®n de Due?as result¨® vital para la suerte del encuentro. ?l solito se merend¨® a los jugadores de Trifon Poch en un primer cuarto que invitaba al lucimiento azulgrana - el Bar?a lleg¨® a ganar por 15 y 20-. Perdidos en la cancha, cegados de cara al aro, poco pod¨ªan hacer sus rivales para contrarrestar la capacidad reboteadora y, ayer, anotadora de Due?as.

Quiz¨¢ porque el encuentro ten¨ªa tintes de mero tr¨¢mite para el Bar?a, A¨ªto Garc¨ªa Reneses le concedi¨® el deb¨² en la ACB al joven Anderson Varejao. La lesi¨®n de Jasikevicius permiti¨® que el brasile?o ocupara su plaza de extranjero. Fue entonces cuando el Girona intent¨® el golpe. Con rapidez y mejor tiro, los de Poch fueron mermando a un quinteto azulgrana de lo m¨¢s alto -cuatro de sus jugadores superaban los dos metros- (40-35, al descanso). Varejao le puso ganas y atrevimiento -encest¨® sus dos primeros puntos-, pero el equipo not¨® su inexperiencia. Y la ausencia de Okulaja. Junto con Rentzias -el griego jug¨® ¨²nicamente ocho minutos entre el primer y el segundo cuarto-, el ala-pivot alem¨¢n permanec¨ªa en el banquillo mientras la suerte del encuentro se decid¨ªa (70-69 a cuatro minutos del final). A¨ªto puso entonces fin al deb¨² del brasile?o, dio entrada a Okulaja y la vetaran¨ªa de Karnisovas y la envergadura de Due?as hicieron el resto. Los fallos de Rodr¨ªguez en los tiros libres s¨®lo alimentaron una emoci¨®n ilusoria.