Chabolas con vistas a Europa
Un centenar de inmigrantes hace cola a las puertas del saturado centro de acogida de Ceuta
Nordim, Mohamed y Yusuf son tres de los m¨¢s de noventa inmigrantes, en su mayor¨ªa argelinos y paquistan¨ªes, que duermen en las afueras del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI), instalaciones que se encuentran saturadas y ocupadas por otros 450 inmigrantes. Los tres j¨®venes argelinos comparten chabola, un estrecho t¨²nel de apenas cuatro metros cuadrados construido con cart¨®n, chapa, papeles y alguna manta, a unos cincuenta metros de la playa. All¨ª esperan que se les autorice su ingreso en el CETI o que se les env¨ªe a la Pen¨ªnsula, algo que parece cercano, ya que la Delegaci¨®n del Gobierno prepara ¨®rdenes de expulsi¨®n que les posibilitar¨¢ abandonar Ceuta, pero sin documentos, esta semana. 'Yo me quiero ir a Espa?a, pero sin papeles no hay trabajo', dice resignado Yusuf, que asegura tener 18 a?os y llevar en Ceuta cinco meses, malviviendo con la comida proporcionada por la Cruz Blanca, congregaci¨®n franciscana que atiende al colectivo inmigrante, y ganando unos pocos euros al d¨ªa ejerciendo de varilla en el centro de la ciudad. 'No robo ni pido', dice en un espa?ol aprendido deprisa y corriendo, 's¨®lo ayudo a aparcar coches'.
En este asentamiento, ubicado entre el monte de Ingenieros y la playa Ben¨ªtez, hay varias zonas diferenciadas. En la inferior viven en varias barracas, tambi¨¦n de cart¨®n, un grupo de 24 argelinos. Un poco m¨¢s arriba, aunque dispersos entre maleza y los recovecos de piedra hay otros campamentos argelinos y, encima del CETI, en el terreno ocupado por una antigua discoteca, los paquistan¨ªes y bengal¨ªes. Nunca se mezclan, ni siquiera hablan entre ellos, pero se toleran y se tratan respetuosamente.
La polic¨ªa vigila de cerca al grupo de inmigrantes, ya que desconf¨ªa de que muchos de los que se identifican como argelinos lo sean realmente. Adem¨¢s, desde los atentados del 11 de septiembre, los agentes son mucho m¨¢s meticulosos y les toman la filiaci¨®n varias veces, hasta que descartan completamente su pertenencia a grupos integristas isl¨¢micos. 'En Argelia hay problemas con los barbitas, pero nosotros huimos porque no hay trabajo, no por ellos', se justifica. La menci¨®n de la palabra integrista les hace estremecer. 'Nada que ver con ellos', dicen enfadados.
Ninguno explica con claridad c¨®mo cruz¨® la frontera con Ceuta, aunque dado que sus rasgos raciales son parecidas a la de los marroqu¨ªes, parece que la mayor¨ªa lleg¨® a Ceuta aprovechando los tapones de porteadores marroqu¨ªes en el Tarajal, paso fronterizo de la ciudad aut¨®noma. Por este mismo motivo, la Delegaci¨®n del Gobierno sospecha que algunos son en realidad marroqu¨ªes, que simulan proceder de Argelia para evitar que la devoluci¨®n a su pa¨ªs, en aplicaci¨®n de la Ley de Extranjer¨ªa, se haga de inmediato.
Mientras, los j¨®venes argelinos pasan las horas mirando al Estrecho. Desde su chabola, en los d¨ªas claros, pueden contemplar nitidamente los montes que rodean el Campo de Gibraltar, lo que les incrementa la angustia y la ansiedad. 'Yo no quiero volver m¨¢s a Argelia. Tampoco quedarme aqu¨ª. S¨®lo quiero trabajo en Espa?a', remata Yusuf.
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