El holocausto de juguete
Una exposici¨®n art¨ªstica lleva la pol¨¦mica al Museo Jud¨ªo de Nueva York
?Se puede trivializar el holocausto? ?Es sacr¨ªlego tratar el nazismo desde una perspectiva art¨ªstica? ?El mal absoluto puede ser motivo de broma? Una exposici¨®n organizada por el Museo Jud¨ªo de Nueva York, todav¨ªa no inaugurada, ha creado un aut¨¦ntico esc¨¢ndalo al representar el exterminio nazi en un tono que muchos han considerado ofensivo e insultante. Entre las piezas m¨¢s pol¨¦micas figuran el Lego de un campo de concentraci¨®n o un montaje fotogr¨¢fico de unos prisioneros demacrados con una lata de coca-cola light. Los organizadores de la muestra hablan de libertad art¨ªstica.
Retratando el mal: imaginario nazi y arte reciente tiene previsto empezar, si la controversia lo permite, el pr¨®ximo 17 de marzo. Trece artistas contempor¨¢neos, europeos y norteamericanos, dan su visi¨®n, a veces corrosiva y sat¨ªrica, de las atrocidades perpetradas durante la Segunda Guerra Mundial. 'Estas obras nos llevan al pasado, y nos hacen preguntarnos sobre las fuerzas que llevaron al holocausto', coment¨® el director del Museo Jud¨ªo, Joan Rosenbaum. 'Hemos reunido una serie de obras de artistas internacionales y las presentaremos de forma muy cuidadosa y responsable, respetando las cuestiones tan importantes que tratan. No queremos herir a nadie'.
'?Tambi¨¦n incluye una c¨¢mara de gas en Lego?', se pregunta un miembro del colectivo jud¨ªo
Una de las piezas que m¨¢s reacciones ha despertado es una serie de cajas vac¨ªas con fotos de un campo de concentraci¨®n construido con un Lego, obra del artista polaco Zbigniew Libera y que pretende mostrar, seg¨²n el cat¨¢logo, c¨®mo 'las cosas m¨¢s inocentes pueden ser pervertidas y transformadas en instrumentos de destrucci¨®n'.
'?Un Lego con un campo de concentraci¨®n? Esto es considerar a Auschwitz como un juego. ?Tambi¨¦n incluye una c¨¢mara de gas en Lego?', reaccion¨® airado Menachem Rosensaft, uno de los miembros del Consejo Norteamericano para el Memorial del Holocausto.
En una pieza realizada en 1993, It's the real thing, el artista norteamericano Alan Schechner, mediante un montaje, se autorretrata con los prisioneros de Buchenwald, con una coca-cola light en la mano. En otra foto, Gitfgas Giftset, su autor, Tom Sachs, muestra contenedores de gas con el logotipo de dise?adores como Chanel o Tiffany's para ilustrar 'c¨®mo se puede transformar algo horrible en un objeto de glamour'.
'En cualquier otro contexto estos objetos son efectivamente propaganda nazi y son vergonzosos, pero precisamente el Museo Jud¨ªo, m¨¢s que cualquier otro, los muestra en el contexto de la libertad art¨ªstica', coment¨® Phil Baum, director del Congreso Jud¨ªo Americano; 'el arte asume privilegios que el resto de la sociedad no tiene', asegura.
Es lo que tambi¨¦n opina el organizador de la muestra, Norman Kleeblatt. 'No sab¨ªamos que podr¨ªa crear semejante discusi¨®n. ?sta es una nueva forma de considerar el arte relacionado con esa ¨¦poca. Los artistas conservan la memoria del horror y las estrategias de la sociedad que cre¨® esta matanza'. Dos de los abuelos de Kleeblatt murieron durante el holocausto.
Hace dos a?os, Nueva York vivi¨® otra pol¨¦mica sobre la moralidad y arte cuando el entonces alcalde, Rudolph Giuliani, amenaz¨® con suspender la financiaci¨®n del Museo de Brooklyn por un cuadro 'sacr¨ªlego' de la Virgen Mar¨ªa. La obra retrataba a una madonna negra rodeada de bo?iga de elefante y querubines en forma de sexo femenino. Giuliani cre¨® entonces una comisi¨®n para la decencia en el arte, que fue objeto de gran pitorreo.
En esta ocasi¨®n su sustituto, Michael Bloomberg, que hasta hace poco fue vicepresidente del Consejo de Supervisi¨®n del Museo Jud¨ªo, ha preferido alejarse lo m¨¢s posible de la pol¨¦mica. 'El alcalde considera ofensiva cualquier cosa relacionada con el holocausto', coment¨® su portavoz, 'pero no va decidir lo que los museos pueden o no mostrar'.
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