Peso libre
Por primera vez desde hace casi once a?os, el tipo de cambio de la moneda argentina ha sido establecido por el mercado de divisas. La medida se acompa?a del levantamiento de las restricciones sobre la disponibilidad de las cuentas bancarias en las que estaban domiciliados sueldos y pensiones de los argentinos: una parte del denominado corralito.
No es posible precisar hasta qu¨¦ punto los precios que se cruzaron en la jornada de ayer (entre 2,10 y 2,50 pesos por d¨®lar) son producto del libre mercado. En primer lugar, por las restricciones impuestas a los compradores (identificaci¨®n previa, contrapartida s¨®lo en efectivo, entre otras) y por la limitaci¨®n de las ventas a las casas de cambio. Los bancos, de acuerdo con la normativa fijada por el Gobierno, no venden d¨®lares al p¨²blico. Adem¨¢s, la prohibici¨®n de realizar transferencias de d¨®lares al exterior (tanto de particulares como de empresas) act¨²a como una importante restricci¨®n a esa demanda de la moneda estadounidense. De hecho, los argentinos que viajen al exterior no podr¨¢n sacar del pa¨ªs m¨¢s de 10.000 d¨®lares.
Por ¨²ltimo -pero no menos importante-, se desconoce hasta qu¨¦ punto ha participado el Banco Central en el mercado tratando de limitar ca¨ªdas excesivas en el tipo de cambio. Durante todo el fin de semana las autoridades de ese pa¨ªs han exhibido los 14.000 millones de d¨®lares de reservas como principal arsenal con el que disuadir una excesiva demanda de d¨®lares frente a pesos; de hecho, un comit¨¦ espec¨ªfico en el seno del Banco Central se encargar¨¢ de determinar el momento y la cuant¨ªa de las intervenciones en el mercado, reforzando ese car¨¢cter de flotaci¨®n sucia que puede asignarse al nuevo r¨¦gimen cambiario, al menos por el momento. Es razonable, dado que una ca¨ªda en picado de la moneda local tendr¨ªa implicaciones adversas sobre la inflaci¨®n.
Fue precisamente el intento de neutralizar las desmedidas tensiones inflacionistas de esa econom¨ªa lo que llev¨® en marzo de 1991 a adoptar el r¨¦gimen cambiario r¨ªgido entre ambas monedas. A su abandono, adem¨¢s de los riesgos de insolvencia de los deudores en d¨®lares, siempre se asoci¨® la emergencia de la nefasta hiperinflaci¨®n. Para evitar que se repita, es condici¨®n necesaria que los prop¨®sitos de enmienda de los argentinos sean cre¨ªbles; pero es igualmente necesario que la comunidad internacional -el FMI en particular- se decida a elaborar un paquete financiero de emergencia, con toda la condicionalidad exigible a un socio que tiene graves incumplimientos en su hoja de servicio.
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