Borrachos y suspensos
Salen las estad¨ªsticas del a?o anterior, y es admirable ver c¨®mo encajan. Si es que se quiere. La estad¨ªstica de uso de elementos de cultura -libros, cine, televisi¨®n, teatro, peri¨®dicos- es muy baja, y coincide con la de pobreza; y en los mismos pa¨ªses, con el aumento de delincuencia. En la cola de lo bueno estamos Grecia, Portugal, Irlanda y nosotros, hasta Italia (se habla s¨®lo de Europa); los mismos estamos en la cabeza de lo malo. Los estilistas gubernamentales sacan sus coincidencias. Si el aumento de la delincuencia coincide con el de la instalaci¨®n de inmigrantes, no cabe duda de que, como dice tanta gente, es que vienen aqu¨ª a delinquir. Pero de ninguna manera los pueden hacer coincidir con la pobreza, el paro creciente o los contratos basura, porque la relaci¨®n pobreza: delincuencia es un dato que no debe salir de entre nosotros. Hay que ser 'pobre, pero honrado', como dijeron los inventores de la honra y todo lo dem¨¢s.
La forma en que se pueden unir las noticias de los peri¨®dicos y la brillantez de los columnistas, nuevo g¨¦nero literario, pueden ser en cambio raras. La h mal puesta en Sevilla produce cataratas de comentarios, chistes y titulares durante varios d¨ªas, y alternan con las condenas al botell¨®n -palabra que tambi¨¦n apareci¨® en Sevilla, sustituyendo a las madrile?as anticuadas de marcha y movida- de forma que se haga un retrato 'subliminal' de la juventud espa?ola: no pone haches, se emborracha los fines de semana y fracasa en sus estudios. No les conviene relacionarla con otra estad¨ªstica en la que acompa?amos a Grecia y a Irlanda: los pa¨ªses que menos dinero dedican a la ense?anza p¨²blica. Tenemos que aumentar nuestros gastos militares para ayudar a Bush en su guerra contra el terrorismo, para demostrar que la misma palabra nos afecta a nosotros -aunque con acepciones, sucesos, actos y razones distintas; por cierto, no s¨¦ si alguna refleja la pobreza de los pa¨ªses del 'eje del mal'-; no vamos a gastarlo en educaci¨®n p¨²blica, a la cual no acuden los hijos de la clase pol¨ªtica. Con un ejercicio de estilo, que les sobra a prosistas de peri¨®dico, pueden contraponer la prudencia, elegancia y cultura de la ministra a la de la juventud espa?ola, borracha y suspensa. (Clase de periodismo: un escritor ingl¨¦s lleg¨® de madrugada a Le Havre, vio un cojo solitario, y escribi¨® su primera cr¨®nica: 'Los franceses son unos cojos solitarios que pasean a la madrugada por los puertos de mar').
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