Crece la delincuencia
Al Gobierno del PP le ha estallado, en su sexto a?o de mandato, un problema que en su d¨ªa present¨® como propio de la etapa de poder socialista: la degradaci¨®n de la seguridad ciudadana por el aumento de la delincuencia. Los datos hablan de cerca de dos millones de denuncias por delitos o faltas en 2001, con un incremento de m¨¢s del 10%: cifras no alcanzadas desde mediados de los a?os ochenta.
Algunos portavoces del Gobierno se han apresurado a vincular este espectacular aumento de la delincuencia con la inmigraci¨®n. Es una causa de la que echan mano cada vez que las estad¨ªsticas no encajan en sus previsiones o un hecho violento protagonizado por extranjeros dispara la alarma social y la exigencia de responsabilidades. Es cierto que la mitad de los detenidos en 2001 fueron extranjeros. Pero, por un lado, esa proporci¨®n se reduce en el n¨²mero de condenados por los tribunales, lo que induce a pensar que a veces es el hecho de ser extranjeros lo que les hace sospechosos, y, por otro, en casi todos los pa¨ªses de la Uni¨®n Europea ocurre ese fen¨®meno de la presencia m¨¢s que proporcional de no nacionales entre los delincuentes que se aprovechan de la libertad de movimientos en el ¨¢mbito europeo. Es una realidad que merece la m¨¢xima atenci¨®n policial y judicial, pero no puede convertirse en explicaci¨®n monocausal del aumento de los delitos.
El Gobierno debe dar de lado las explicaciones esot¨¦ricas sobre la delincuencia y aplicarse a combatirla. Es dif¨ªcil comprender por qu¨¦ las plantillas de la Polic¨ªa Nacional y la Guardia Civil -los dos cuerpos de seguridad b¨¢sicos del Estado- se han reducido en unos 7.000 efectivos en los ¨²ltimos seis a?os. Los socialistas calculan que en las plantillas te¨®ricas de estos dos cuerpos est¨¢n sin cubrir unas 12.000 plazas. Tampoco se entiende que en la Ertzaintza, seg¨²n denunciaron ayer tres de sus sindicatos, haya 375 plazas sin cubrir, a la vez que se reclama la ampliaci¨®n de la plantilla en 200 efectivos.
El gasto en seguridad, en porcentaje del PIB, se ha reducido desde 1996, mientras que ha aumentado enormemente la actividad de la seguridad privada. Quiz¨¢s por ello han quedado en papel mojado propuestas como la de la polic¨ªa de proximidad o de barrio. Sin embargo, dos condiciones son imprescindibles para hacer frente con eficacia a la delincuencia: la convicci¨®n de que corresponde a los poderes p¨²blicos combatirla y la disponibilidad de medios suficientes. ?Partir¨¢ el Gobierno de estas premisas a la hora de hacer frente al mayor incremento de la delincuencia en tres lustros?
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