'El pol¨ªtico est¨¢ obligado a decir que un problema no tiene soluci¨®n'
El soci¨®logo Juan Jos¨¦ Linz, profesor em¨¦rito de la Universidad de Yale, donde sigue teniendo despacho y dirigiendo tesis a alumnos de todo el mundo, ser¨¢ investido ma?ana doctor honoris causa de la Universidad del Pa¨ªs Vasco. Nacido en Bonn (Alemania) en 1926, Linz ha trabajado toda su vida en universidades de EE UU (Berkeley, Stanford y, desde 1968, en Yale), pero vivi¨® casi dos a?os en Espa?a durante la Transici¨®n, sobre la que ha escrito libros tenidos ya como fundamentales. La inmensa documentaci¨®n acaparada entonces por ¨¦l y por su esposa Roc¨ªo de Ter¨¢n la ha donado a las universidades Complutense (Madrid) y Pompeu Fabra (Barcelona).
Pregunta. Usted estudi¨® a fondo el Pa¨ªs Vasco para escribir en 1980 el libro Conflicto en Euskadi, donde describe ya la presencia del miedo y, sobre todo, enuncia la teor¨ªa de la espiral del silencio, que se ha colmado con creces.
'La situaci¨®n en el Pa¨ªs Vasco no es peor que en 1980, pero esper¨¢bamos que fuera mucho mejor'
'Los espa?oles tendemos a pensar que somos ¨²nicos, en lo bueno o en lo malo'
Respuesta. La teor¨ªa de la espiral del silencio hab¨ªa sido desarrollada por la soci¨®loga Elizabeth Nolle-Neumann para el caso alem¨¢n y, por los muchos datos que me facilitan mis colegas en el Pa¨ªs Vasco, sigue funcionando all¨ª. S¨ª.
P. Hay menos atentados, se detiene a m¨¢s terroristas y la estabilidad pol¨ªtica nacional es inmensamente mayor que en 1980. Sin embargo, la percepci¨®n de la opini¨®n p¨²blica sobre Euskadi es que todo est¨¢ peor que hace 10 a?os. ?Comparte usted esa impresi¨®n?
R. No creo que la situaci¨®n est¨¦ peor. Lo que pasa es que esper¨¢bamos que estuviera mucho mejor al menos en el plano pol¨ªtico, porque en el plano del terrorismo nunca es posible hacer predicciones. El terrorismo sigue ah¨ª, y no es f¨¢cil acabar con ¨¦l. Pero la confusi¨®n pol¨ªtica s¨ª se puede evitar. Con el llamado Pacto de Estella y con algunas formulaciones de personas que tendr¨ªan que ser m¨¢s responsables, la confusi¨®n y el conflicto no han mejorado, eso es verdad, sino que se han exacerbado.
P. ?Hasta el punto de concluir, como sugiere Umberto Eco, que hay problemas que deben resolverse demostrando que no tienen soluci¨®n. Eco dice que la funci¨®n del intelectual es atreverse a decir este tipo de verdades aunque puedan llevar a resultados emotivamente insoportables.
R. Eso mismo escrib¨ª yo en el libro sobre la quiebra de las democracias, donde hago un an¨¢lisis de problemas insolubles y digo que una de las responsabilidades del pol¨ªtico es decir qu¨¦ situaciones son irresolubles o cu¨¢les tienen muy dif¨ªcil soluci¨®n. Obligados a actuar con una serie de valores y principios, hay medidas que no es posible aplicar en el caso del terrorismo, lo que lo convierte en un asunto sin soluci¨®n obvia.
P. Escribi¨® usted hace una d¨¦cada que el problema de la democracia es la calidad de los pol¨ªticos. Las cosas no han ido a mejor.
R. Siempre pensamos que cualquier tiempo pasado fue mejor, pero hay que tener cuidado con esa idea. Los pol¨ªticos, ahora, no es que sean peores, sino que viven en un mundo en el que tienen que opinar y tomar soluciones sobre la marcha, lo que suele tener consecuencias muy graves. Ese estar constantemente sometidos a los medios lleva a respuestas que luego comprometen. Otro problema es que los pol¨ªticos est¨¢n pensando demasiado en responder a las exigencias de las encuestas, a lo que la gente piensa. Pero los ciudadanos no tienen la misma informaci¨®n que debe tener el gobernante. El pol¨ªtico ha de ser responsable de lo que hace. Es decir: debe tener en cuenta datos que s¨®lo ¨¦l conoce. Ser responsable en pol¨ªtica no es responder a lo que la gente quiere, sino a lo que se necesita hacer a corto, a medio y a largo plazo.
P. El actual presidente de Argentina, Eduardo Duhalde, antes de llegar al cargo, achac¨® los males de esa naci¨®n a la 'dirigencia de mierda' que la hab¨ªa gobernado.
R. Eso est¨¢ a la vista, ?no? El fracaso de los pol¨ªticos en ese pa¨ªs es evidente. Adem¨¢s, el que los pol¨ªticos est¨¦n mezclados en corrupciones muy graves les deslegitima y pone las cosas mucho peor.
P. Sin embargo, los argentinos se consideraban hace a?os los yankis del Sur de Am¨¦rica. Sus expectativas han sido enormes.
R. Toda esa mitolog¨ªa hace el problema de ahora a¨²n m¨¢s duro. Pero opinar sobre Argentina es muy complicado. Los colegas que han hecho estudios comparados se encuentran en la misma perplejidad; es dif¨ªcil dar exactamente con el problema de fondo, al margen de los errores de la pol¨ªtica financiera, que son evidentes, y al margen, claro, de la quiebra de la confianza de la gente en sus partidos y en sus pol¨ªticos por la corrupci¨®n.
P. ?C¨®mo se ve Espa?a desde la Universidad de Yale?
R. Bien. Espa?a hoy es un pa¨ªs normal y, por tanto, sus problemas son internos, no estructurales. No son problemas en los que nos juguemos las reglas b¨¢sicas del futuro. Por tanto, Espa?a no es tan interesante como lo fue durante la transici¨®n, donde hab¨ªa tanto que hacer, y todo muy importante.
P. La tesis de que la democracia es aburrida.
R. Bueno, pues s¨ª. Gracias a Dios. Lo extraordinario suele ser emocionante, pero casi nunca es lo mejor.
P. As¨ª que Espa?a ha dejado de ser objeto de sus trabajos cient¨ªficos. ?Qu¨¦ le ocupa ahora?
R. Estoy escribiendo sobre
muchos pa¨ªses, y ahora mismo, con mi amigo y colega Alfred Stepan, [profesor de Ciencia Pol¨ªtica en la Universidad de Oxford], estoy haciendo un estudio comparado de todos los pa¨ªses federales democr¨¢ticos: la relaci¨®n federalismo, democracia y naci¨®n. Los casos alem¨¢n, el de la India, a donde viajar¨¦ pronto, Suiza... En fin, ya no estoy centrado en lo espa?ol, que era lo que me apasion¨® hace a?os. Adem¨¢s, desde fuera, es dif¨ªcil interesarse en las batallitas del d¨ªa a d¨ªa, que parecen aqu¨ª trascendentales, pero menos si uno las mira alejado del bosque de ese d¨ªa a d¨ªa.
P. Ahora estamos en plena discusi¨®n sobre la calidad de la educaci¨®n. Algunos opinan que los j¨®venes de hoy saben menos que los de generaciones anteriores.
R. Es una queja que se produce en todos los pa¨ªses y, en parte, es porque estamos comparando mal. En mis tiempos estudi¨¢bamos Bachillerato el 15% de la poblaci¨®n joven, o menos, y ahora lo estudia pr¨¢cticamente la totalidad de los chicos. Entonces casi todos los bachilleres aspiraban a ir a la Universidad, pero muchos de los que hoy estudian en un instituto acabar¨¢n siendo cajeros de un banco o, incluso, menos que eso. Y claro, la motivaci¨®n para estudiar es distinta, igual que el ambiente familiar y social. La cantidad de conocimientos que transmit¨ªa una familia burguesa de tipo medio a sus hijos era muy grande, y eso no se produce ahora en las familias campesinas u obreras, por ejemplo. No se puede comparar ¨¦pocas tan distintas.
P. Pues leyendo a algunos comentaristas, estos d¨ªas, parecer¨ªa como si estuvi¨¦ramos en la Espa?a de Joaqu¨ªn Costa, necesitada de despensa, escuela y un poco de estropajo.
R. No, no. Pensar eso es absurdo. Espa?a tiene un nivel intelectual y acad¨¦mico muy bueno en muchos campos. Claro, habr¨¢ fallos, pero ?d¨®nde no los hay? Hace poco le¨ª un informe sobre la ignorancia de cosas b¨¢sicas entre los alumnos ingresados en la Escuela Nacional de Administraci¨®n de Francia, la famosa ENA, y pensaba: pero ?qu¨¦ est¨¢ pasando en Francia?.
P. Es proverbial, tambi¨¦n, el caso de Estados Unidos, incluso con sonoros chistes sobre los deslices culturales de su actual presidente.
R. S¨ª. Tambi¨¦n existen all¨ª estos problemas. Los espa?oles tendemos a pensar de nosotros mismos como un pa¨ªs ¨²nico o excepcional en lo bueno y en lo malo, en parte porque estudiamos poco lo que ocurre fuera. Ese refr¨¢n que dice que mal de muchos, consuelo de tontos. Bueno, pues no. Siempre me pareci¨® un refr¨¢n desastroso. El mal de muchos es un problema de todos, no un consuelo.
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