Homenaje acrob¨¢tico a la ciudad
El Circo del Sol inicia una gira europea que llegar¨¢ a Espa?a en abril
Saltimbanco, la figura del antiguo charlat¨¢n ambulante que lo mismo vend¨ªa p¨®cimas curativas que hac¨ªa malabarismos, ha vuelto a escena. Transformado en un espect¨¢culo colectivo por el Circo del Sol, no necesitar¨¢ atraer esta vez la atenci¨®n del viandante desde las aceras. La compa?¨ªa canadiense, fundada en 1984 y con 30 millones de espectadores a sus espaldas, ha dedicado su carpa central, en Grand Chapiteau, a un espect¨¢culo heredero de la Comedia del Arte y que mezcla el homenaje a la vida urbana con el m¨¢s puro esp¨ªritu circense. El montaje inicia hoy su gira europea en Amsterdam y ser¨¢ estrenado en Barcelona el pr¨®ximo 26 de abril. A Madrid llegar¨¢ el 31 de octubre.
A simple vista, las carpas blancas del Circo del Sol no difieren de las de otras compa?¨ªas similares. Una vez dentro, lo de menos son los 50 metros de di¨¢metro y los 17 metros de altura del Grand Chapiteau. En este escenario donde los artistas, la m¨²sica y la iluminaci¨®n act¨²an con una sincronizaci¨®n que algunos cr¨ªticos consideran algo impersonal, Saltimbanco convierte el cl¨¢sico gui?o circense de involucrar al p¨²blico en un ejercicio algo m¨¢s sutil. Sin excesos coreogr¨¢ficos, sin maestros de pista al uso y hasta sin fieras, los artistas trepan ingr¨¢vidos por delgados m¨¢stiles, se abrazan al trapecio con mimo o hacen acrobacias a¨¦reas lanz¨¢ndose desde un balanc¨ªn a una altura que quita la respiraci¨®n.
Los artistas trepan por m¨¢stiles chinos que son alegor¨ªas de los rascacielos de Nueva York
'Saltimbanco es una celebraci¨®n de la vida urbana, pero no importa si el espectador no repara en que los m¨¢stiles chinos son una alegor¨ªa de los rascacielos de Nueva York', dec¨ªa ayer Pierre Parisien, director art¨ªstico de la compa?¨ªa. Lo importante, seg¨²n ¨¦l, es que el espect¨¢culo pueda ser disfrutado sin necesidad de buscarle significados m¨¢s profundos. Como si fuera una cl¨¢sica tarde de circo, aunque el del Sol proteja su propio estilo, que es tambi¨¦n un reclamo para los artistas del ramo.
'A todos los que trabajamos aqu¨ª nos animan a que mantengamos el sello de la casa. Formamos parte del Circo del Sol y debe notarse en nuestras actuaciones, si bien eso no nos resta creatividad o libertad expresiva. Al contrario, cuando los responsables ven un n¨²mero que les gusta, como fue mi caso, se desviven por sumarlo a su espect¨¢culo', aseguraba Adriana Laura Pegueroles, una boleadora argentina. Ella presenta con una compa?era canadiense un zapateado latino mientras resuenan por toda la carpa los golpes de las cuerdas con una pesa sujeta a su extremo que giran a gran velocidad con las manos.
Saltimbanco cuenta con una especie de narrador diminuto. Es un ni?o de seis a?os que juega a las acrobacias con la misma pericia que los artistas adultos que semejan sus padres y abren el espect¨¢culo a su lado. Vestido de blanco y sentado en un trono multicolor, este peque?o rey de la ciudad que se desea homenajear, abre una aut¨¦ntica sinfon¨ªa de ejercicios que revisan en cierto modo los tradicionales juegos malabares con las pelotas o las filigranas de los equilibristas. En este caso, se trata de una equilibrista que asciende por la cuerda con un parasol en la mano para descender luego con dos cintas de color escarlata. Por el camino ha montado en un uniciclo y ha dado saltos mortales en las alturas.
Como el resto del espect¨¢culo, la plasticidad del ejercicio es subrayada por la m¨²sica de Ren¨¦ Dup¨¦r¨¦. La forma en que la orquestina acompa?a a todos los artistas es otra de las claves del montaje y tal vez la marca por excelencia del Circo del Sol. Cuando el mimo Jesko von den Steinen choca con puertas invisibles, lanza flechas igualmente imaginarias al patio de butacas o bien anima a un atribulado espectador a perder la verg¨¹enza comi¨¦ndose un pl¨¢tano que no existe, cada gesto y cada golpe musical parecen salidos del cuerpo del propio payaso.
Si bien Saltimbanco es uno de los ejes de la trilog¨ªa formada por otros dos montajes del Circo del Sol titulados Alegr¨ªa y Quidam, ya vistos en Espa?a, este homenaje urbano hab¨ªa viajado por otros continentes sin recalar en ninguna ciudad espa?ola. Como en las dem¨¢s creaciones, los artistas van cambiando y, en este caso, son algo m¨¢s mayores. Mayores para este trabajo, porque la media de edad de los integrantes del Circo del Sol ronda los 34 a?os. Y para que nadie crea que el circo tiene que ser tambi¨¦n triste, aqu¨ª los payasos se burlan hasta del trono del min¨²sculo narrador y despiden la funci¨®n all¨ª sentados.
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