Folclore
El delf¨ªn de Pujol est¨¢ enfadado con el consejero Luis Bl¨¢zquez. En unas recientes declaraciones no ha dudado en llamar maleducado y prepotente al consejero de Econom¨ªa de la Comunidad madrile?a por defender la capitalidad de Madrid criticando al catalanismo. Lo que m¨¢s le fastidi¨® al conseller Artur Mas fue cuando Bl¨¢zquez dijo que la Generalitat se dedica a hacer folclore mientras que Madrid trabaja. Y le jorob¨®, no tanto porque pueda pensar que en el gobierno catal¨¢n est¨¢n apoltronados, como por la utilizaci¨®n del t¨¦rmino ' folclore' para definir esas cosas a las que los nacionalistas le dan tanta importancia y que los que no militan en su fe creen que son chorradas.
Que no est¨¦n de acuerdo, vale, pero que les tomen a co?a lo llevan fatal. El conseller adem¨¢s est¨¢ ahora en promoci¨®n como los cantantes cuando sacan un disco y ¨¦l debe seguir pensando que la mejor forma de hacer campa?a de imagen es atacar a Madrid. El problema es que no siempre discrimina entre el Madrid estatal y ese otro Madrid en el que habitamos cinco millones de ciudadanos y que es el que administra el Gobierno regional. Sabemos ya por sus m¨²ltiples declaraciones en los medios de comunicaci¨®n el modelo de estado que propugna el se?or Mas y cada cual tendr¨¢ su opini¨®n sobre ¨¦l. Lo que no debe hacer es defenderlo mezclando churras con merinas ni toc¨¢ndole las narices a una regi¨®n que trata de labrar su propio futuro sin molestar a nadie. En ese sentido sit¨²o la salida de tono del consejero Bl¨¢zquez y que no sucede porque de pronto se le haya ido la olla. Previamente, hubo una serie de acontecimientos que calentaron los ¨¢nimos en los que result¨® evidente el inter¨¦s de los nacionalistas catalanes por avivar el enfrentamiento territorial con Madrid. Baste recordar con que carencia de pudor el se?or Mas acus¨® recientemente a nuestra regi¨®n de disfrutar de una posici¨®n privilegiada en las inversiones del Estado y la actitud tan r¨ªgida que el nacionalismo y su entorno ha mostrado en el asunto de las pasarelas. Todo el mundo de la moda sabe que Espa?a no tiene potencial para mantener dos pasarelas con capacidad de competir en el mercado internacional.
Quienes conocen bien c¨®mo funciona el sector saben que para ser algo ante Par¨ªs, Londres o Mil¨¢n hay que unir fuerzas en un ¨²nico certamen. Hubo una propuesta para unificar las pasarelas Cibeles y Gaud¨ª compartiendo sede Madrid y Barcelona. La idea era que en la Ciudad Condal se pasara la colecci¨®n de primavera-verano y en nuestra capital la de oto?o-invierno. No hubo manera, a pesar de que Cibeles tiene en la actualidad una posici¨®n preponderante sobre Gaud¨ª, la Generalitat ceg¨® toda posibilidad de acuerdo con el Gobierno de la Puerta del Sol. Esta actitud beligerante frente a Madrid se refleja en muchas otras facetas, alguna de ellas ciertamente pat¨¦tica. Es el caso del esfuerzo de investigaci¨®n realizado por un medio de comunicaci¨®n barcelon¨¦s en el intento de demostrar que el Real Madrid fue fundado por un catal¨¢n. Seg¨²n la informaci¨®n que el periodista titulaba ampulosamente como 'la revelaci¨®n del centenario' Juan Padr¨®s Rubi¨® , primer presidente y fundador del equipo blanco, naci¨® en la calle Bot de Barcelona, muy cerca de las Ramblas. Ni que decir tiene que la finalidad del trabajo period¨ªstico no es la de enriquecer el conocimiento hist¨®rico sobre el Club sino la de intentar dar en el morro a Madrid descubri¨¦ndole que su m¨¢s emblem¨¢tico equipo lo promovi¨® un catal¨¢n. No puedo imaginar a un peri¨®dico de la capital invirtiendo un solo duro en investigar la participaci¨®n de un madrile?o en la creaci¨®n del Bar?a. Lo peor de todo es que quienes alientan esa animadversi¨®n est¨¦ril no son capaces siquiera de comprender que aqu¨ª en Madrid nos importa un pito. Es m¨¢s, cualquiera podr¨ªa darle f¨¢cilmente la vuelta al argumento pregunt¨¢ndose en voz alta si tambi¨¦n hace cien a?os era m¨¢s f¨¢cil para un catal¨¢n hacer negocios en Madrid que en su propio territorio. En la actualidad, m¨¢s del sesenta por ciento de los residentes en Madrid es de origen for¨¢neo. Aqu¨ª hay decenas de miles de catalanes que se sienten tan madrile?os como el que m¨¢s. Esa capacidad de acogida es nuestra aut¨¦ntica se?a de identidad y la que permite atraer a los mejores, incluido aquel fundador del Real Madrid. Esto es lo realmente importante, lo dem¨¢s, como dice Bl¨¢zquez, es folclore.
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