De safari por los Pirineos

Ana, Manuel y sus dos hijos peque?os son aficionados a la naturaleza y a los animales. Han salido mucho al monte y conocen bien algunos parajes pirenaicos. Pero nunca han tenido la suerte de ver de cerca a los habitantes del bosque, de los prados o de los riscos; el sarrio, la cabra mont¨¦s, el ciervo y el corzo han sido siempre esquivos a sus ojos y a la c¨¢mara fotogr¨¢fica que les acompa?a. Por eso se han echado la mochila al hombro y se han acercado hasta Lacuniacha, parque donde se pueden contemplar en semilibertad 10 especies de animales, algunas presentes en los Pirineos, como las citadas, y otras que se supone poblaron esos parajes hace miles de a?os.

Lacuniacha no es un zoo ni un parque tem¨¢tico; es un parque natural de 30 hect¨¢reas ubicado en un bosque de pinos, hayas, cerezos, abedules y robles a dos kil¨®metros del encantador pueblecito de Piedrafita de Jaca, en el oscense valle de Tena. En su interior, seis zonas acotadas acogen 60 ejemplares de lobos, gamos, rebecos, ciervos, bisontes, caballos, linces, renos, corzos y cabras monteses. En algunas de ellas, el visitante puede entrar y acercarse a los animales tanto como ¨¦stos se lo permitan; en otras, como en los espacios destinados al lince, los lobos o los bisontes, hay que conformarse con verlos desde los puestos de observaci¨®n.

El recorrido de las instalaciones, a pie y por senderos se?alizados, dura de dos a tres horas y conviene ir provisto de una buena dosis de paciencia y comportarse no como el usuario de un zool¨®gico, sino como el aventurero o el naturalista que se interna en el bosque. El paseo comienza por un sendero empinado que conduce, en primer lugar, al recinto de los c¨¦rvidos. A las diez de la ma?ana, el bosque parece dormido; pero es una falsa impresi¨®n. Antes de que el ojo lo descubra, el gran macho ciervo anuncia su presencia con un bramido gutural que rebota de ¨¢rbol en ¨¢rbol. Su cuerna y su porte le convierten en el se?or del bosque. Es el c¨¦rvido de mayor tama?o; s¨®lo el lobo puede cazarlo.

Mucho m¨¢s f¨¢cil es acercarse a los gamos, m¨¢s confiados que sus primos los ciervos. M¨¢s t¨ªmido y esquivo, el duende del bosque, el peque?o corzo, carece por completo de ansias de popularidad y vive en zonas espesas y umbr¨ªas, en las proximidades de hayas, ¨¢lamos y abedules, aprovechando la espesura de los helechos. Protege as¨ª su vida en pareja, pues macho y hembra no se separan en todo el a?o. Por ¨²ltimo, en el l¨ªmite de los ¨¢rboles y la pradera, los renos llevan como pueden un clima que ya no les es tan propicio como en ¨¦pocas pret¨¦ritas, cuando se supone que ocuparon el territorio.

Una de las joyas del parque es el lince boreal. El que se puede ver en Lacuniacha es de mayor envergadura que su hermano el lince ib¨¦rico, en peligro de extinci¨®n. Los Pirineos fueron el l¨ªmite entre ambas especies.

M¨¢s dudosa es la presencia en este lugar y en otro tiempo de los bisontes europeos. Pero los que aqu¨ª pastan parecen muy a gusto con la vida que llevan. Tienen a su disposici¨®n una hermosa pradera con vistas hacia el valle de Tena y las monta?as. Y unos vecinos muy populares que conocen bien el terreno: el sarrio, o rebeco, y la cabra mont¨¦s.

- Informaci¨®n: tel¨¦fono 639 75 28 11. El parque de Lacuniacha est¨¢ abierto todo el a?o. En invierno, de 10.00 a 16.00. Precios: adultos, 7,21 euros; ni?os hasta 5 a?os, gratis; de 5 a 12 a?os y mayores de 65, 4,40 euros.