El Parc Provincial dels Pobles
El presidente de la Diputaci¨®n de Valencia, Fernando Giner, quiere perpetuar el recuerdo de su paso por la corporaci¨®n. Al parecer, no le basta con el retrato al ¨®leo que un d¨ªa le pintar¨¢ un artista renombrado y que colgar¨¢ en esa casa, junto a la ristra de cuantos le han precedido en la poltrona, con o sin m¨¦ritos para ser recordados. El presidente Giner quiere algo m¨¢s espectacular, en sinton¨ªa con los parques tem¨¢ticos para el ocio y ciudades monogr¨¢ficas que afloran en el territorio valenciano. A tal fin, e inspirado probablemente por un ensue?o, acaba de alumbrar El Parc dels Pobles de la provincia, presentado hace unos d¨ªas en la Feria Internacional del Turismo y del que cuentan y no acaban los portavoces del invento.
La parida tiene bemoles, como sin duda le consta al lector y as¨ª se desprende de los principales datos divulgados. Por lo pronto se estima un presupuesto de 12 millones de euros (unos 2.000 millones de pesetas), ocupar¨¢ 550.000 metros cuadrados en los terrenos del antiguo Hospital Psiqui¨¢trico de B¨¦tera y, sumariamente dicho, consistir¨¢ en un compendio de los hitos geogr¨¢ficos y antropol¨®gicos de esta provincia. Asimismo, y sin que veamos qu¨¦ relaci¨®n pueda tener con lo dicho, se propone instalar all¨ª la biblioteca Alfons el Magn¨¤nim, como una amenidad m¨¢s, y un Museo de Cera, del que, de entrada, se han excluido los personajes conflictivos, lo que muy bien puede convertirlo en una muestra de inanidades an¨®nimas.
Como el proyecto est¨¢ todav¨ªa en el telar, es posible que se acabe tejiendo un disparate descomunal que exija los auxilios de la Paramount u otra firma gestora que cobre lo que no est¨¢ escrito por arrastrar a las gentes a ese paraje para que se solacen con la recreaci¨®n de L'Albufera o de un poblado ib¨¦rico, cuyos originales est¨¢n a tiro de piedra. Y como es obvio, esta alucinaci¨®n fabulosa no costar¨¢ lo previsto, sino mucho m¨¢s. Que recordemos a vuela pluma, el Museo Valenciano de la Ilustraci¨®n y Modernidad (Muvim) se presupuest¨® a cargo de la Diputaci¨®n en 700 millones de pesetas y no desbarro si afirmo que ya va por 5.000. Lo del Parc, con tanto abalorio como se maquina, puede emular la deuda de la Generalitat, que al decir del consejero de Econom¨ªa, Vicente Rambla, ha servido para transformar la Comunidad. Otro golpe de imaginaci¨®n.
Acaso el lector se pregunte con nosotros a qu¨¦ se debe este saqueo de unos recursos que, preferentemente, deber¨ªan destinarse a mejorar la calidad de vida de los municipios acogidos a la jurisdicci¨®n de esta instituci¨®n provincial. Y muy especialmente de los menos dotados, con muchos de los cuales esta corporaci¨®n prolonga deudas que impiden la ejecuci¨®n y mejora de servicios p¨²blicos de primera necesidad. A santo de qu¨¦, a?adimos, este organismo anacr¨®nico en un r¨¦gimen de autonom¨ªas se obstina en invadir o inventarse ¨¢reas que no le incumben al llamado 'ayuntamiento de ayuntamientos'. Y la respuesta se nos antoja obvia: se buscan pretextos para justificar la perpetuaci¨®n de un ente que la Generalitat vaci¨® y, al tiempo, acentuar la conciencia provincialista, tan rancia, por m¨¢s que est¨¦ bendecida en la Constituci¨®n y en el Estatuto.
En este sentido, la Diputaci¨®n de Valencia ha encontrado un campo abonado en la cultura, que tanto lustre otorga a sus presidentes. ?No se farda m¨¢s al inaugurar un museo, pongamos por caso, que un alcantarillado, aunque a menudo el primero s¨®lo atraiga la polilla y el segundo resulte vital para los vecinos? Y nada digamos de la corporaci¨®n alicantina, ese hist¨®rico fort¨ªn provincial con propensiones de terrateniente por el n¨²mero y vastedad de las fincas que posee y conserva para el solaz cineg¨¦tico ocasional de algunos de sus diputados. Puede ser que tambi¨¦n para otros menesteres, pero no constan hasta ahora y dudamos que la ley valide ese acopio patrimonial. No nos sorprender¨ªa que su presidente, Julio de Espa?a, se marcara otro Parc del Pobles para emular a su colega del cap i casal.
?Podr¨ªa persuadirnos alguien acerca de la utilidad de estos dinosaurios burocr¨¢ticos e inflacionarios cuya naturaleza y destino se agota en la provisi¨®n de n¨®minas, cargos y defensa de la provincia? No, no podr¨ªa.
RTVV: TIEMPO MUERTO
Una comisi¨®n de las Cortes Valencianas estudiaba soluciones a los problemas de RTVV. Hab¨ªa llegado la hora de formularlas, pero el PP ha preferido imponer un tiempo muerto para seguir meditando. Y ello a pesar de que, desde sus filas, se han propuesto remedios aceptables por la oposici¨®n y todos los partidos son conscientes de que algo hay que hacer para mejorar el medio y frenar su hemorragia financiera. Darle largas al asunto s¨®lo contribuye a empeorar la situaci¨®n y mellar el cr¨¦dito del partido que gobierna, que as¨ª se confirma como el ¨²nico beneficiario del actual estatus. En fin, que quiere tiempo para agotar el privilegio que tiene.
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