Fern¨¢n-G¨®mez roza lo sublime en un intenso y doloroso drama
Interesante cierre del concurso con el 'thriller' pol¨ªtico japon¨¦s 'KT'
De nuevo, en el rinc¨®n del Panorama, convenci¨® un filme espa?ol. Se proyect¨® En la ciudad sin l¨ªmites, dirigida por Antonio Hern¨¢ndez, y la larga y un¨¢nime ovaci¨®n final expresa la calidad e intensidad de la respuesta berlinesa a este buen filme no totalmente bien acabado, pero con algunas interpretaciones de gran ambici¨®n y solvencia, membradas alrededor de otra en¨¦sima creaci¨®n sublime de Fernando Fern¨¢n-G¨®mez.
En el largo reparto de En la ciudad sin l¨ªmites hay cruces de personajes bien trazados y vivificados
En el largo reparto de En la ciudad sin l¨ªmites hay cruces de personajes bien trazados y admirablemente vivificados no s¨®lo por Fern¨¢n-G¨®mez, sino por todos sus colegas, entre los que hay que destacar al argentino Leonardo Sbaraglia, que ofrece al viejo maestro un s¨®lido front¨®n, que da lugar a un juego muy suelto de r¨¦plicas en t¨² a t¨². Y rodeando este d¨²o hay que anotar la riqueza y casi transparencia de los matices con que envuelve su delicada composici¨®n Ana Fern¨¢ndez; y los espl¨¦ndidos, magistrales golpes de ingenio gestual de Adriana Ozores, que logra introducir sin provocar chirridos formales de ning¨²n tipo un viv¨ªsimo acorde de sainete dentro de un conjunto de ambici¨®n y de solemnidad dram¨¢tica y sinf¨®nica.
Es precisamente esa inclinaci¨®n a la solemnidad lo que acarrea algunas deficiencias y desfallecimientos en el crescendo de la zona final de En la ciudad sin l¨ªmites. El simple hecho de que la s¨²bita reaparici¨®n en esa zona del personaje directo y expansivo que borda con primor Adriana Ozores sirva como respiradero, traiga aire libre y eleve la credibilidad de la pantalla, pone de manifiesto que hay algo en esa busca del desenlace que no est¨¢ totalmente a la altura de las esperanzas creadas por el gran empuje del arranque de la pel¨ªcula. Y es entonces cuando Fern¨¢n-G¨®mez sostiene y vertebra con m¨¢s vigor, con m¨¢s apasionante econom¨ªa de recursos, sin apenas moverse, convirtiendo cada actitud y cada destello en una explosi¨®n de misterio, el armaz¨®n de este bello e intenso drama cojo, que se gan¨® a pulso una formidable ovaci¨®n.
En la recta final del concurso se proyect¨® el filme griego Un d¨ªa de agosto, dirigido cor Constantinos Giannaris, que cuenta cuatro pat¨¦ticas historias cruzadas de personajes que resuelven sus miserias, sus padecimientos y sus culpas por la expeditiva v¨ªa -demasiado c¨®moda para los oscuros tiempos que corren en Europa y sus alrededores- del milagro; y no milagro metaf¨®rico, sino genuino, made in Lourdes. Todo lo contrario que la peque?a y excelente pel¨ªcula australiana Bajo las nubes dirigida por Ivan Sen, que es tambi¨¦n una road movie, pero ¨¦sta s¨ª completamente viva. Es el relato de la peregrinaci¨®n de una chica y un chico campesinos del Estado de Nueva Gales del Sur a trav¨¦s de su abrupto territorio en busca de un camino a ninguna parte, que finalmente les conduce a un encuentro consigo mismos en las remotas ra¨ªces abor¨ªgenes de la inmensa isla sure?a. Es cine sencillo, libre y emocionante.
Muy distinto es el cine de KT, dirigida por el japon¨¦s Junji Sakamoto. Es una especie de thriller en forma de cr¨®nica minuciosa y en tiempo lento, sin ensaladas de tiros, pero con violencia subterr¨¢nea. Narra con tiral¨ªneas un asunto ver¨ªdico ocurrido en 1973. Es el secuestro en Jap¨®n, donde estaba exiliado, por los servicios secretos de la dictadura militar que entonces tiranizaba Corea del Sur, del pol¨ªtico de la oposici¨®n dem¨®crata -hoy presidente de Corea y premio Nobel de la Paz en el a?o 2000- Kim Dae-Jung, que se salv¨® por los pelos de la muerte. La enrevesada intriga pol¨ªtica que hay detr¨¢s de este suceso arranca del d¨ªa del suicidio colectivo de la secta de iluminados del escritor Yukio Mishima. Ocurre este laberinto pol¨ªtico dentro de una agobiante atm¨®sfera laboral, en la que la c¨¢mara de Sakamoto se mueve con la geom¨¦trica y penetrante precisi¨®n de un bistur¨ª. Y hace, en efecto, algo de cirug¨ªa, de destripamiento de las negruras de la pol¨ªtica, en esta recia pel¨ªcula por desgracia algo monocorde y que no da respiros.
Fuera del concurso se estren¨® Raz¨®n y sinraz¨®n, ¨²ltima obra de Istv¨¢n Szab¨®, que es de las que el maestro h¨²ngaro borda. Cuenta los interrogatorios que el fiscal estadounidense de los procesos de N¨²remberg, Steve Arnold, hizo al legendario director de orquesta alem¨¢n Wilhelm Furtw?ngler, favorito de Hitler y amigo de Goering, que le nombr¨® consejero de Prusia, llegando a ser, gracias a una gesti¨®n de Goebbels, vicepresidente de la C¨¢mara de Cultura del Reich. El dilema es antiguo y muy del gusto de ese incurable centroeuropeo que es Szab¨®: el de los l¨ªmites entre la moralidad y la genialidad, la frontera entre el oportunista vividor y el artista genial.
Quinielas
A falta de uno rotundo e indiscutible que se lleve el Oso de Oro, suenan como premiables esta noche t¨ªtulos buenos, menos buenos e incluso malos. Como esa impostura de Baader, del novato Christopher Roth, que un par de periodistas alemanes quieren hacer pasar por cine mentiroso pero saludable, como si eso fuera posible. O como esas 8 mujeres, movidas con mucha pericia y cuyo ¨¦xito en Par¨ªs empuja por mimetismo aqu¨ª, tal como advertimos en su d¨ªa. O como Heaven, otra pompa de jab¨®n alem¨¢n en colorines. Pero, por suerte, suenan tambi¨¦n Lundi matin, de Iosseliani, que este cronista considera la mejor pel¨ªcula, con mucho, y las estupendas, aunque imperfectas, Minor mishaps, de Anette Olesen; Halbe Treppe, de Andreas Dresen; Amen, de Costa Gavras; Laissez-passer, de Tavernier, y la Judi Dench de Iris, y la Halle Berry de Monster's ball, que merecen compartir el premio a la mejor actriz.
Babelia
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