'Domingo sangriento' gana el Oso de Oro

Cogi¨® a casi todos con el pie cambiado que el filme japon¨¦s de dibujos animados El viaje de Chihiro, obra de desbordante fantas¨ªa de la factoria de Hayao Miyakazi, compartiese el Oso de Oro de la Berlinale con el severo realismo documental del brit¨¢nico-irland¨¦s Domingo sangriento, dirigido por Paul Greengrass. Es elocuente el silencio, expresi¨®n de perplejidad, que rode¨® el anuncio del primero, en contraste con el aplauso que recibi¨® el anuncio del segundo. Y ovacionados fueron tambi¨¦n la maravillosa actriz estadounidense Halle Berry, el eminente cineasta georgiano Otar Iosseliani y el director alem¨¢n Andreas Dresen, que sigue en su elevaci¨®n imparable.

Hayao Miyakazi es un peso pesado en la industria del cine de animaci¨®n japon¨¦s y obtiene ramificaciones y resonancias fuera de Jap¨®n. Suyas son algunas series televisivas muy populares, pero lo que le dio celebridad mundial es su largometraje La princesa Monokoke, de 1997, que se ha estrenado en todo el mundo y despert¨® entusiasmos que ahora sin duda se prolongar¨¢n con este inesperado Oso de Oro de la Berlinale a El viaje de Chihiro.

No hubo, en cambio, sorpresa en la concesi¨®n del Gran Premio del Jurado a la pel¨ªcula alemana Halbe Treppe, una notable obra de introspecci¨®n de la vida cotidiana, hecha con cuatro cuartos por el alem¨¢n Andreas Dresen, que se va definiendo filme a filme como uno de los grandes del cine europeo. Aunque, ciertamente, a¨²n le falta recorrer mucho camino para llegar a las inimitables y exquisitas alturas estil¨ªsticas del cineasta georgiano, instalado desde hace 22 a?os en Par¨ªs, Otar Ioselliani, que alcanz¨® con Lundi matin el Oso de Plata a la mejor direcci¨®n, adem¨¢s del extraoficial Premio de la Cr¨ªtica Internacional.

El regalo de un Oso de Plata al m¨¢gico conjunto de las ocho actrices francesas que interpretan 8 mujeres es justo. La genial Isabelle Huppert y sus siete eminentes compa?eras de reparto, las verdaderas creadoras del ¨¦xito multitudinario de este filme, concebido y dirigido de manera bastante tramposa y oportunista -pues capitaliza como propio el jugo del talento ajeno, como ya hizo en su direcci¨®n depredadora de Charlotte Rampling en Bajo la arena- por Fran?oise Ozon. Los dos Osos de Plata concedidos a la tambi¨¦n francesa Laissez-passer -el correspondiente al mejor actor para Jacques Gamblin, y el de la mejor m¨²sica, para Antoine Duhamel- son igualmete sagaces, pues las aportaciones individuales de ambos son excelencias, por desgracia, de alcance disminuido por los fort¨ªsimos desequilibrios interiores de esta ambiciosa y rica, pero como conjunto frustrada, pel¨ªcula.

Es completamente justo dar el premio El ?ngel Azul al mejor filme europeo a Minor mishaps, una exquisita creaci¨®n conjunta de la directora danesa Annette Olesen y su formidable equipo de int¨¦rpretes, que fueron creando con ella paso a paso la escritura y, por lo tanto, la estructura del filme.

Y el c¨ªrculo se cierra con una de cal y otra de arena. La de arena es la concesi¨®n del Premio Alfred Bauer a Christopher Roth, el autor de la disparatada impostura titulada Baader, en la que este cineasta novato, pero lleno de insensata temeridad, echa montones de az¨²car y tierra, y sin pudor alguno, sobre un posible caso de brutal y g¨¦lido terrorismo de Estado en Alemania. Y la de cal hay que buscarla en el acierto de dar a la joven actriz Danielle Hall, protagonista de la magn¨ªfica pel¨ªcula australiana Beneath clouds; y a Hugh Bonneville, actor de la brit¨¢nica Iris, los premios a los nuevos talentos, que est¨¢n acompa?ados por un cheque de 15.000 euros que les viene bien a ambos extraordinarios aprendices.

El jurado internacional que concedi¨® estos premios estuvo presidido por la directora india Mira Nair, y lo formaban la actriz italiana Nicoletta Braschi, el cr¨ªtico cinematogr¨¢fico brit¨¢nico Peter Cowie, la directora argentina Lucrecia Martel, la productora francesa Claudie Ossard, el director de fotograf¨ªa estadounidense Declan Quinn, la actriz rusa Renata Litvinova, el director alem¨¢n Oskar Roehler, el escritor y periodista estadounidense Kenneth Turan y el director haitiano Raoul Peck.

Salvo la presencia, intrusa e incluso inmoral, de la deleznable Baader en la lista de premios, ¨¦sta se las arregla con tacto para sacar a primer t¨¦rmino lo mejor que ha venido a competir en esta Berlinale. Y con sagacidad se olvida de Amen, donde Costa-Gavras no est¨¢ a la altura de la gravedad de lo que filma; de Heaven, la gran favorita del rodillo de la modernez alemana que lidera su director, Tom Tykwer, que cuenta que presion¨® para que su engendro colase, pero no col¨®; y de Laissez-passer, considerada como pel¨ªcula, que es cine de cart¨®n piedra y que no responde a la desmedida ambici¨®n que se percibe intencionalmente bajo ella. A un buen jurado se le conoce tanto por lo que afirma como por lo que omite, por lo que dice como por lo que deja de decir. Y hay magn¨ªficas omisiones, inteligentes silencios, en esta lista de premiados, limpia y con un solo, ciertamente muy grueso, borr¨®n.