El 'harry potter' volante

Harry Potter vuela en la ficci¨®n, y tambi¨¦n en la realidad. Tiene un sosias en Simon Ammann, un joven estudiante suizo, que se ha convertido en una de las estrellas de los Juegos. Lleg¨® a Salt Lake City de milagro, pues tras haber despuntado esta temporada con dos segundos puestos y un tercero en pruebas de Copa del Mundo se cay¨® hace apenas un mes en uno de los entrenamientos de la prueba de Willingen (Alemania). Se desequlibr¨® y acab¨® dando con la cara en el suelo. Tuvo conmoci¨®n cerebral, una fort¨ªsimo golpe en la espalda y a¨²n el primer d¨ªa de los Juegos, en el trampol¨ªn de 90 metros, se le notaban las rozaduras del accidente. Pero cuando subi¨® por la noche al podio, con sus gafas azules, su sonrisa de ni?o a sus 21 a?os, y sus gestos simp¨¢ticos y ocurrentes, todo parec¨ªa haber desaparecido. Hab¨ªa sido tanta la sorpresa que la alegr¨ªa s¨®lo pod¨ªa ser su ¨²nica se?al.

?C¨®mo un casi desconocido saltador pod¨ªa haberse impuesto a los grand¨ªsimos favoritos, el alem¨¢n Sven Hannawald, vencedor de su anorexia, y el polaco Adam Malysz?. Ammann, otro p¨¢jaro volador de s¨®lo 55 kilos de peso, fue el que mejor se adapt¨® a la altitud de los trampolines del Utah Olympic Park, situados a casi 2.000 metros de altura. Aplic¨® la receta que en un escenario as¨ª era fundamental: despeg¨® con mucha m¨¢s potencia, porque el aire no ayudaba demasiado a los vuelos. Pese a su aparente endeblez, Harry Potter es toda una peque?a masa de m¨²sculos, que supo prepararlos y explotarlos tanto como su sangre fr¨ªa. Porque sus triunfos tambi¨¦n fueron un milagro de concentraci¨®n. No empez¨® con la presi¨®n de los favoritos, pero en cuanto se coloc¨® en cabeza en el primer salto, adem¨¢s de elogiar la sorpresa, hasta los t¨¦cnicos m¨¢s optimistas pensaban que no resistir¨ªa el peso del liderato en el segundo intento. Y resisti¨®. Y el segundo d¨ªa, en el trampol¨ªn de 120 metros, hizo lo mismo. Asombr¨® a todos, incluidos sus rivales. S¨®lo el finland¨¦s Matti Nykaenen, leyenda de los saltos, hab¨ªa ganado antes, en Calgary 88, los dos oros. Incluso obtuvo el tercero por equipos, algo que Ammann dif¨ªcilmente podr¨¢ hoy conseguir, porque no hay m¨¢s Harry Potter en Suiza.

Hijo de campesinos en Ungerwater, un peque?o pueblo de la Suiza alemana profunda, Ammann pronto se aficion¨® a los saltos. A los ocho a?os, como si de un finland¨¦s se tratara, empez¨® a hacerlo t¨ªmidamente en el peque?o trampol¨¬n de 30 metros de Wildhaus, cerca de su casa.Pero el t¨¦cnico que le ha puesto en la mejor forma es Jean-Pierre Egger, antiguo entrenador del lanzador de peso suizo Werner Gunthoer, que estuvo varios a?os en la ¨¦lite mundial con marcas por encima de los 20 y 21 metros. 'He mejorado mi f¨ªsico', ha dicho Ammann, 'pero tambi¨¦n mi t¨¦cnica. He rectificado mi posici¨®n de la espalda, que la retrasaba demasiado'. Hasta las declaraciones del saltador fueron mucho m¨¢s de Harry Potter que de un doble campe¨®n ol¨ªmpico. Las termin¨® gritando lo que sent¨ªa. S¨®lo ?Uaaaauuuuuuuuuu!