Silesia compite con Catalu?a
La regi¨®n de Polonia a la que Lear ha trasladado la producci¨®n de Cervera renace como atractivo polo industrial
A finales de la d¨¦cada de 1980, Silesia era a Polonia lo que Asturias a Espa?a, una regi¨®n en ruinas por el desplome de la miner¨ªa del carb¨®n. Pero ha apretado tanto el acelerador que lleva camino de convertirse en la Catalu?a de la Europa del Este. Situada al sur de Polonia, fronteriza con la Rep¨²blica Checa y Eslovaquia, esta regi¨®n de cerca de cinco millones de habitantes ha hecho saltar las alarmas en Lleida por la decisi¨®n de la multinacional norteamericana Lear de cerrar su planta de Cervera (Segarra) y trasladar la producci¨®n a Silesia. Otras, como Eaton-Livia, de Montorn¨¦s del Vall¨¨s, van a seguir el ejemplo. Son las consecuencias de la deslocalizaci¨®n industrial, un apetecible negocio que lleva a las empresas a buscar menores costos laborales y millonarias ayudas p¨²blicas para su implantaci¨®n industrial. Los pa¨ªses del antiguo bloque sovi¨¦tico, a¨²n no sometidos a las rigideces de la UE, son un terreno abonado que colma sus expectativas.
Silesia re¨²ne todos los ingredientes para competir en un mercado global y rivalizar con Catalu?a gracias a la reconversi¨®n industrial emprendida en la ¨²ltima d¨¦cada. Tras la II Guerra Mundial y el colapso de la Alemania hitleriana, Polonia fue desplazada en el mapa hacia Occidente. Esta regi¨®n alemana pas¨® a depender de Varsovia y se consolid¨® como el pulm¨®n econ¨®mico del pa¨ªs, gracias a las minas de carb¨®n -80 explotaciones- y la metalurgia. Pero a finales de la d¨¦cada de 1980 todo se vino abajo a la misma velocidad que el bloque sovi¨¦tico. Cerraron 21 explotaciones y m¨¢s de 80.000 personas pasaron a engrosar las hasta entonces inexistentes listas del paro.
Todo trabajador que se comprometi¨® a cambiar de sector laboral recibi¨® un ayuda de 12.000 euros (dos millones de pesetas). Un buen incentivo para especializar una mano de obra dedicada por completo a la miner¨ªa. El Ejecutivo polaco declar¨® Silesia zona econ¨®mica especial de urgente reindustrializaci¨®n. Desde entonces ha atra¨ªdo el 10% de las inversiones extranjeras en Polonia, m¨¢s de 3.000 millones de d¨®lares, y ha captado 268 empresas, principalmente del sector del autom¨®vil y sus derivados.
El Gobierno ofrece ventajosas exenciones fiscales durante 20 a?os, principalmente sobre los beneficios, a las empresas que se instalen en la regi¨®n, y los ejecutivos regionales y ayuntamientos regalan terrenos y construyen modernos pol¨ªgonos. Fiat y General Motors optaron por construir sus nuevas plantas cerca de Katowice, lo que gener¨® un conglomerado de empresas a su alrededor vinculadas a la industria automovil¨ªstica. Mecalux y Roca Radiadores son dos empresas catalanas instaladas en esta zona estrat¨¦gicamente situada para abastecer el mercado centroeuropeo.
Lear encontr¨® en Fiat un excelente socio. La multinacional norteamericana dispone en Polonia de cinco plantas, que emplean a m¨¢s de 3.100 personas, tres de ellas en Silesia, dos en Tychy y la de Bielski-Biala. A una de estas y a la de Mielec, trasladar¨¢ la producci¨®n de Cervera. Los reducidos costes laborales de Polonia son el mejor de los acicates para atraer empresas extranjeras. Un pe¨®n de Lear, por ejemplo, cobra en Espa?a 5,05 euros la hora, no m¨¢s de 120.000 pesetas al mes. En Polonia, el sueldo medio de un operario industrial de la escala baja es de tan s¨®lo 319 euros (unas 53.000 pesetas) mensuales. Por regla general, los polacos cobran un tercio del sueldo de un espa?ol, seg¨²n informaron empresarios catalanes con intereses comerciales en este pa¨ªs b¨¢ltico.
Las autoridades de Silesia ven en Catalu?a un excelente ejemplo de desarrollo industrial. As¨ª lo indic¨® ayer el mariscal -una suerte de presidente auton¨®mico pero sin poder legislativo- de la regi¨®n, Jan Olbrycht, durante una rueda de prensa con el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol. Pero los buenos maestros crean, normalmente, mejores competidores y Olbrycht no tuvo reparos en afirmar ayer: 'No queremos que en Silesia haya un monocultivo del sector del autom¨®vil y aunque no nos importa que vengan empresas de este sector tambi¨¦n queremos empresas de alta tecnolog¨ªa'. Silesia allana el terreno para rivalizar con Catalu?a. De momento, la pugna por Lear se ha decantado a su favor.
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