Bush afronta en Corea del Sur duras protestas por su 'eje del mal'
Kim Dae-jung busca apoyo para su pol¨ªtica de reunificaci¨®n de las dos Coreas
Una vez finalizada su visita a Jap¨®n, el presidente norteamericano, George Bush, lleg¨® ayer a Se¨²l, donde se espera que quite hierro a lo que dijo en el discurso del estado de la naci¨®n sobre el eje del mal. Su anfitri¨®n, Kim Dae-jung, es el art¨ªfice de la pol¨ªtica de apertura hacia Corea del Norte, uno de los pa¨ªses incluidos, junto con Ir¨¢n e Irak, en el eje del mal. Miles de surcoreanos se han manifestado contra Bush en numerosas ciudades del pa¨ªs por lo que consideran una "interferencia en los asuntos coreanos".
Si en Tokio la visita de Bush tuvo tintes econ¨®micos, en Se¨²l ser¨¢ la pol¨ªtica lo que centre las conversaciones entre los dos mandatarios, y muy especialmente la situaci¨®n en la pen¨ªnsula coreana.
S¨®lo en Se¨²l han sido destacados 15.000 polic¨ªas y agentes antidisturbios y de seguridad para garantizar la seguridad del presidente norteamericano. El avi¨®n de Bush lleg¨® a media tarde a una base a¨¦rea surcoreana, e inmediatamente el presidente y su esposa Laura se trasladaron en helic¨®ptero a la principal base norteamericana, Yongsan, situada en el centro de Se¨²l, donde Bush se regal¨® con la entusiasta bienvenida de sus tropas, mientras por toda Corea del Sur se quemaban banderas norteamericanas y la polic¨ªa reprim¨ªa a los manifestantes. A las puertas de Yongsan tambi¨¦n dieron la bienvenida a Bush un grupo de veteranos de la guerra (1950-1953), que no consigui¨® superar la divisi¨®n de la pen¨ªnsula coreana acaecida tras la II Guerra Mundial.
Esta etapa de la gira asi¨¢tica emprendida por George Bush es, sin duda, la m¨¢s delicada. Kim Dae-jung ha hecho de la reunificaci¨®n la piedra angular de su pol¨ªtica, y su portavoz, Park Sun-sook, dijo que el presidente Kim intentar¨¢ transmitir a Bush los especiales sentimientos y ansias de paz y estabilidad que tiene el pueblo de Corea.
El trauma de la divisi¨®n
A¨²n hay siete millones de familias que viven con el trauma de la ruptura y la separaci¨®n forzosa a ambos lados de lo que las fuerzas norteamericanas destacadas en el Sur llaman "la frontera de la libertad".
Washington acusa al r¨¦gimen estalinista de producir misiles y armas de destrucci¨®n masiva y, seg¨²n la asesora presidencial Karen Hughes, Bush est¨¢ dispuesto a reiterar lo que dijo el mes pasado en su discurso sobre que "a los reg¨ªmenes m¨¢s peligrosos del mundo" no se les puede permitir que obtengan las "armas m¨¢s peligrosas del mundo".
Mientras, la emisora oficial de la radio norcoreana acusa a EE UU de pretender desencadenar una segunda guerra coreana. "Si EE UU y Jap¨®n quieren la guerra coreana, al final nuestro Ej¨¦rcito y los ciudadanos les atacar¨¢n y nuestra venganza ser¨¢ superior de 100 a 1.000 veces", dijo la emisora despu¨¦s de calificar a Bush del "m¨¢s odioso y belicista" de los presidentes estadounidenses.
En los casi tres d¨ªas que Bush permanecer¨¢ en Corea del Sur visitar¨¢ la "zona desmilitarizada", eufemismo con el que se conoce el ¨¢rea donde se agolpa la mayor concentraci¨®n mundial de militares y armamento. En esta zona, Bush se encontrar¨¢ a tiro de sus enemigos del "eje del mal".
M¨¢s de 200 monjes budistas, religiosos cat¨®licos y padres protestantes permanecer¨¢n reunidos durante la visita de Bush en uno de los mayores templos budistas de Se¨²l con el fin de que la Casa Blanca tome las medidas necesarias para que ceda la tensi¨®n en la pen¨ªnsula coreana.
El Gobierno surcoreano present¨® una disculpa formal a EE UU por la ocupaci¨®n el lunes de sus C¨¢mara de Comercio en Se¨²l por unos manifestantes y porque un diputado del partido gubernamental llam¨® a Bush en el Parlamento "el dios del mal".
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