Nieve en ruinas
S¨®lo una gesta de Rienda puede maquillar el caos del esqu¨ª espa?ol, sin patrocinios ni presidente
Las dos medallas de oro de Johann Muehlegg han salvado sobradamente los Juegos de Salt Lake City para Espa?a. Incluso si el esquiador de origen alem¨¢n consiguiera ma?ana una tercera, en los 50 kil¨®metros estilo cl¨¢sico, s¨®lo se habr¨ªa hablado de ¨¦l, de sus haza?as o de sus pol¨¦micas. No en vano ya ha superado en esta ¨²nica cita todo el bagaje espa?ol en la historia ol¨ªmpica invernal, el de los hermanos Fern¨¢ndez Ochoa: oro de Paquito en Sapporo 72 y bronce de Blanca en Albertville 92, ambos en eslalon.
Pero Juanito no puede tapar la desnudez directiva de los deportes blancos espa?oles, que son como nieve derretida, en ruinas. La Federaci¨®n de Deportes de Invierno est¨¢ actualmente en manos de una junta gestora de tres miembros -Jos¨¦ Manuel Huertas, Antonio Fern¨¢ndez y ?scar Garc¨ªa- tras haberse forzado la dimisi¨®n de un presidente, Luis Algar. ?ste, en vez de arreglar un pasado nefasto, se excedi¨® en sus protagonismos y caus¨® la vuelta al poder de casi los mismos dirigentes que antes no hab¨ªan logrado nada. Algo rocambolesco que s¨®lo podr¨ªa paliar Mar¨ªa Jos¨¦ Rienda, la ¨²nica baza en el gigante femenino de hoy (18.00, la primera manga; 21.00, la segunda), en el que tambi¨¦n participar¨¢n Ana Galindo y Carolina Ruiz.
A Salt Lake, por ¨®rdenes superiores, s¨®lo han venido seis deportistas, aparte de Muehlegg, para minimizar los da?os que unas malas clasificaciones podr¨ªan hacer en una herida abierta hace ya tanto tiempo. Juan Jes¨²s Guti¨¦rrez y Haritz Zunzunegui s¨®lo ven de lejos la gloria de Juanito en el esqu¨ª de fondo, Iker Fern¨¢ndez ha fracasado de nuevo en el snowboard y, as¨ª, s¨®lo quedan las tres mosqueteras del esqu¨ª alpino, el ¨²ltimo reducto del solar que es el deporte espa?ol de la nieve. Pese a todo, Carolina fue una digna 15? en su primera aparici¨®n en el supergigante. El mismo puesto que Mar¨ªa Jos¨¦ logr¨® en el eslalon, un buen aviso de que ¨¦sta podr¨ªa hoy explotar al fin su calidad y alcanzar incluso un podio 'Estoy con muchas ganas de que acabe todo bien. Cualquiera de las 15 primeras puede estar arriba. Que salga o no ya es otra cosa', dijo tras sentirse muy contenta con su eslalon, una carrera diferente y que no le va tanto.
En su momento, el Consejo Superior de Deportes (CSD), que intervino en el l¨ªo federativo, y el Comit¨¦ Ol¨ªmpico Espa?ol (COE) cerraron el grifo de los deportistas, pero se ha abierto el de los directivos. Todo un lujo en una federaci¨®n que se qued¨® despu¨¦s de Nagano 98 sin el benevolente patrocinio de un banco cansado de esperar por 'alg¨²n Muehlegg'. No tiene recursos propios y vive de la generosidad del CSD, que le paga todos los gastos. Estos Juegos costar¨¢n al deporte espa?ol 186.000 euros (30,9 millones de pesetas), de los cuales el CSD pagar¨¢ 141.000 (23,4) y el resto el COE, m¨¢s, de momento y siempre a partes iguales, otros l32.222 euros (21,9 millones de pesetas) por los dos oros de Muehlegg cuando s¨®lo se pensaba en 26.444 (4,3) por una plata y un bronce. Resulta significativo que los tres miembros de la gestora se est¨¦n turnando en viajar a los Juegos, con los correspondientes gastos triplicados que ello supone; y que haya pasado por Salt Lake City hasta la secretaria.
La Federaci¨®n de Deportes de Invierno tiene un protagonismo especial en comparaci¨®n con cualquier otra porque es la ¨²nica que en unos Juegos debe dar la cara en solitario y se la lleva partiendo puntualmente cada cuatro a?os. Muehlegg ha llegado para ponerle unos buenos parches, pero su futuro sigue siendo incierto. Ha ca¨ªdo en un nuevo vac¨ªo, tras una pirueta sonrojante, cuando daba la sensaci¨®n de que se hab¨ªa encontrado la soluci¨®n a la penuria.
Precisamente despu¨¦s de Nagano se forz¨® desde el anterior equipo directivo del CSD una alternativa al poder establecido e ineficaz durante a?os, pero todo acab¨® en un sonoro fracaso. Algar, jefe de protocolo del CSD y muy bien relacionado con las m¨¢s altas instancias del Estado, fue elegido en octubre de 1998 y, aunque en su etapa lleg¨® Muehlegg y revivi¨® el esqu¨ª femenino -los rescoldos del masculino acabaron busc¨¢ndose la vida como entrenadores en Estados Unidos-, se enfrent¨® con casi todo el mundo, tanto con los m¨¢s v¨¢lidos de su equipo como con los adversarios de siempre. Y apenas a los dos a?os, a finales de 2000, comenz¨® en forma de destituciones y mociones de censura la cr¨®nica de una dimisi¨®n anunciada que se produjo el 14 de julio de 2001 de modo desagradable y a condici¨®n de que la asamblea mayoritaria de presidentes retirase incluso querellas en su contra por supuesta apropiaci¨®n indebida y malversaci¨®n de fondos p¨²blicos. Faltaban apenas siete meses para los Juegos.
En una federaci¨®n as¨ª incluso el dinero para la planificaci¨®n del solitario equipo femenino no ha llegado a veces. Carlos Salvadores, un hombre de la vieja guardia y que a¨²n compet¨ªa con dignidad hace a?os, ha vuelto a echar una mano como director t¨¦cnico, pero est¨¢ harto y deseando dejarlo. Incluso ha tenido que poner dinero de su bolsillo para seguir sus planes. Hace unos d¨ªas, cuando ten¨ªa que ir a la reuni¨®n t¨¦cnica, hasta le pidieron que fuera al aeropuerto a recoger al miembro de turno de la gestora que llegaba a ver los Juegos. A hacer de taxista para un tercio de jefe de ocasi¨®n. Tambi¨¦n ha tenido que sufragar los gastos de alg¨²n fisioterapeuta. La situaci¨®n de este deporte en Espa?a es tal, que incluso en algunas concentraciones no llegaba el dinero para pagar los hoteles. Por algo Muehlegg ha ido por libre y le ha salido perfecto.
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