Ediles de la oposici¨®n se plantaron ante los 'antidisturbios'

Pum..., pum..., pum... El sonido seco de los disparos de los cartuchos empleados para el lanzamiento de pelotas de goma y botes de humo lleg¨® ayer hasta el sal¨®n de plenos. Los concejales de la oposici¨®n (PSOE e IU), y alguno del PP, no pudieron reprimir las ganas de saber qu¨¦ pasaba fuera.

Al final, todos los ediles del PSOE y de IU, menos sus portavoces y la concejal socialista Matilde Fern¨¢ndez, a la que en esos momentos le tocaba intervenir, dejaron sus sitios, abrieron la puerta y, seguidos por sus escoltas, corrieron escaleras abajo para intentar mediar en el conflicto.

Isabel Villalonga, Julio Misiego, Eugenio Morales, Gerardo del Val, Silvia Escobar... Los 22 ediles de la oposici¨®n se metieron en medio de la manifestaci¨®n y algunos, incluso, se colocaron delante de los antidisturbios para que cesaran en la violenta carga contra los polic¨ªas municipales. 'Uno de los antidisturbios, al que apodan Elefante, ha dicho que, en cuanto se fuesen los pol¨ªticos, volver¨ªan a cargar', explic¨® el escolta de un concejal.

'Hemos tenido que ponernos el carn¨¦ [de concejal] en la boca porque, si no, tambi¨¦n nos zurran', ilustr¨® el edil socialista Joaquin Garc¨ªa Pontes. '?Somos polic¨ªas, no delincuentes!', gritaban, enfervorecidos, los manifestantes.

Abajo las vallas

Mientras los ediles intentaban poner paz en medio de la trifulca, un grupo de los polic¨ªas locales concentrados se abalanz¨® contra las vallas que rodeaban la plaza de la Villa y las tiraron. La gente que observaba los disturbios desde detr¨¢s de las vallas empez¨® a correr para buscar refugio. '?Todos dentro y cerrad ahora mismo la puerta, que se meten...!', grit¨® hist¨¦rico uno de los polic¨ªas municipales encargado de controlar el acceso principal al Ayuntamiento.

Como si se tratase de defender un castillo medieval ante el enemigo, los agentes colocaron una gran barra de hierro en la puerta del edificio central del Consistorio. Varios vecinos, algunos con la bata puesta, asist¨ªan incr¨¦dulos, desde sus balcones, al espect¨¢culo.

Los manifestantes que hab¨ªan logrado colarse dentro de la plaza de la Villa interrumpieron su marcha cuando vieron que varios de sus compa?eros estaban heridos. '?Llamad al Samur!', grit¨® alguien. 'He ayudado a dos agentes que ten¨ªan la cabeza abierta. Les han dado con la porra, y a un fot¨®grafo que hab¨ªa cerca, tambi¨¦n', relat¨® una de las asesoras del grupo socialista. Una de las manifestantes, que no paraba de llorar, pidi¨® refugiarse dentro del Consistorio. El Samur apareci¨®, pero tambi¨¦n de nuevo los antidisturbios, las pelotas de goma, las balas de fogueo y el humo. Despu¨¦s, los manifestantes se disolvieron.