Cimientos en espacios naturales
La disminuci¨®n de las tareas agr¨ªcolas y ganaderas en los parques supone el abandono de la arquitectura popular
Proteger un espacio natural no es s¨®lo velar por su flora y su fauna. En los l¨ªmites de esos territorios hay otros elementos que, a veces, no despiertan las mismas simpat¨ªas que un ave en peligro de extinci¨®n, las marismas o el r¨ªo. Se trata de la arquitectura vern¨¢cula, aquellas edificaciones populares que responden a las necesidades m¨¢s b¨¢sicas de los pobladores de los espacios naturales. Los parques y parajes andaluces cuentan con una gran variedad de edificaciones, la mayor¨ªa deshabitadas y en mal estado, con caracter¨ªsticas muy peculiares.
En todos los casos, el hombre ha sabido emplear los materiales que le proporcionaba su entorno para construir espacios adaptados a sus necesidades agr¨ªcolas y ganaderas. El cambio de actividad o su industrializaci¨®n ha ido sembrando de cad¨¢veres arquitect¨®nicos los espacios protegidos andaluces. Las casas de labranza del Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche (Huelva) constituyen, por su pasado hist¨®rico, uno de los ejemplos m¨¢s curiosos. Estas construcciones aparecieron en los siglos XIII y XIV de la mano de los cristianos que repoblaron la zona tras la Reconquista.
El aljibe, pieza clave en las cortijadas almerienses de Cabo de Gata-N¨ªjar
'Cuando los cristianos llegan a la sierra de Aracena se encuentran con materiales distintos a los de su tierra y, adem¨¢s, con las construcciones que hab¨ªan dejado los musulmanes. La suma de los conocimientos de los reci¨¦n llegados y de los alarifes mud¨¦jares fue el germen de la arquitectura popular andaluza', explica el arquitecto onubense Eduardo del Valle, autor la tesis Arquitectura popular en el parque Sierra de Aracena y Picos de Aroche.
'Uno de los elementos m¨¢s caracter¨ªsticos de las casas de labranza son las solanas, una terraza abierta al exterior y con cubierta de teja que se sit¨²a en el mismo nivel que la planta principal y est¨¢ orientada al sur, de ah¨ª su nombre. Esta especie de porche tejado es habitual en Le¨®n y Salamanca. Estas casas suelen tener una planta de 100 metros cuadrados y su morador era el propietario de un minifundio de uso agr¨ªcola', dice del Valle.
La casa suele ser planta baja m¨¢s un doblao, una especie de almac¨¦n para paja o casta?as que aprovecha el plano inclinado de la cubierta. 'En la vivienda nada es gratuito. Por ejemplo, el techo de la cocina es un zarzo (tejido de ca?as) para que el humo que sale de la chimenea suba hasta el doblao y enzarze (seque) las casta?as que se apilan en el suelo de esa especie de desv¨¢n', comenta el arquitecto. 'No quedan ejemplos puros de las primeras casas de labranza, aunque s¨ª algunas con reformas de otras ¨¦pocas. El terremoto de Lisboa de 1755 destruy¨® casi todas las torres e iglesias de la sierra y el pueblo imit¨® en las fachadas de sus casas los nuevos estilos barroco y neocl¨¢sico', a?ade Del Valle.
Las caser¨ªas de olivar del Parque Natural Sierra de Carde?a y Montoro (C¨®rdoba) tienen una historia m¨¢s recientes, las primeras son de mediados del siglo XVIII. La malague?a Gema Florido, profesora de Geograf¨ªa en la Universidad del Pa¨ªs Vasco, centr¨® su tesis en este tipo de edificaciones. H¨¢bitat rural y gran explotaci¨®n en la depresi¨®n del Guadalquivir est¨¢ publicada por la Consejer¨ªa de Obras P¨²blicas (1996). La piedra molinaza, una arenisca de tono muy rojizo, es la principal caracter¨ªstica de estas caser¨ªas que se levantaban con sillares o mamposter¨ªa y, siempre, sin encalar. 'Las caser¨ªas se utilizaron hasta que, a principios del siglo XX, llega la mecanizaci¨®n para la obtenci¨®n del aceite. S¨®lo en los ¨²ltimos a?os se est¨¢n recuperando como viviendas de recreo', a?ade.
El Parque Natural de la Sierra Norte de Sevilla alberga otro tipo de edificaci¨®n vern¨¢cula que, como la anterior, corre peligro de desaparecer. Se trata del cortijo de dehesa, que se populariza tras la desamortizaci¨®n que permiti¨® la fragmentaci¨®n de la propiedad. Estos cortijos se levantan en zonas de monte aclarado de encinar o alcornoque y son peque?as explotaciones ganaderas. La construcci¨®n, con materiales pobres, es de mamposter¨ªa de piedra y los enlosados, de pizarra. Tienen unos 150 metros cuadrados de una planta rectangular con doble altura, explica Florido.
El adi¨®s a la casa salinera, una 'isla' en la marisma de la Bah¨ªa de C¨¢diz
En el Parque Natural de la Bah¨ªa de C¨¢diz se da una de las tipolog¨ªas m¨¢s curiosas de toda Andaluc¨ªa: la casa salinera. La piedra ostionera y la cal con las que se construyen y su ubicaci¨®n, en medio de las marismas, en un territorio anegado y sembrado de enormes mont¨ªculos de sal, le confieren un aspecto irreal. Estas peque?as edificaciones se levantaron a finales del siglo XVIII sobre terrenos de propiedad p¨²blica que se explotaban por medio de concesiones. A mediados del siglo XX, cuando se populariz¨® el uso de los frigor¨ªficos, la demanda de sal para la conservaci¨®n de los alimentos descendi¨® dr¨¢sticamente. La Salina de La Tapa, en El Puerto de Santa Mar¨ªa; adem¨¢s de peque?as explotaciones en Chiclana y Puerto Real son las ¨²nicas que contin¨²an trabajando actualmente. 'El tipo m¨¢s frecuente es la casa bloque, en las que todas sus dependencias est¨¢n bajo una misma estructura de cubierta, con una fachada entre 25 y 35 metros, lo que supone una planta media de unos 200 metros cuadrados. Son casas humildes que albergaban al propietario de la salina y durante el tiempo de la cosecha de sal, un mes a finales del verano, tambi¨¦n a los jornaleros', explica Juan Manuel Su¨¢rez Jap¨®n, catedr¨¢tico de Geograf¨ªa Humana en la Universidad Pablo de Olavide (Sevilla). 'Los contrafuertes, una de las caracter¨ªsticas de este tipo de arquitectura, compensan la ausencia de cimentaci¨®n en estas edificaciones y sostienen sus muros', comenta Su¨¢rez Jap¨®n quien, en 1989, public¨® La casa salinera de la Bah¨ªa de C¨¢diz (coedici¨®n de la Consejer¨ªa de Obras P¨²blicas y la Fundaci¨®n Machado). En un medio completamente opuesto y en la otra punta de la geograf¨ªa andaluza, en Almer¨ªa, a¨²n quedan en pie las cortijadas t¨ªpicas de zonas des¨¦rticas. En el Parque Natural de Cabo de Gata-N¨ªjar,Parque Natural de Cabo de Gata-N¨ªjar, la zona m¨¢s ¨¢rida de toda Espa?a, aparecen estas edificaciones en las que casi todo gira en torno al aprovechamiento del agua. Un aljibe abovedado y, frecuentemente, excavado en la tierra, es la se?al de que hay una cortijada pr¨®xima. En el Parque Nacional de Sierra Nevada, en Las Alpujarras, lo que sobra precisamente es agua y sus casas est¨¢n pensadas para luchar contra la nieve y las frecuentes lluvias. Cubiertas de pizarra, anchos muros de s¨®lida piedra y construcciones de una sola planta, muy pegadas al suelo, intentan conservar el calor y aislarse del agua en una zona en la que, al contrario de lo que ocurre en el resto de las tipolog¨ªas citadas, la arquitectura vern¨¢cula goza de muy buena salud.
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