Entrop¨ªa
Lo dijo primero Mariano Rajoy en el Congreso de los Diputados y lo repiti¨® Eduardo Zaplana en las Cortes Valencianas. La inmigraci¨®n es una de las causas principales del incremento de la delincuencia. Y ya est¨¢. Como si se tratara de una predicci¨®n meteorol¨®gica, los dirigentes populares echan mano de la sociolog¨ªa para justificarse. Sin percatarse de que un razonamiento tan v¨¢lido como el suyo consistir¨ªa en afirmar que una de las causas fundamentales del alarmante aumento de la delincuencia es el Partido Popular, el Gobierno del Partido Popular, quiero decir. Puestos a echar mano de hechos obvios, cada uno es libre de coger el r¨¢bano por la hoja que m¨¢s le apetezca. No s¨¦ si se dan cuenta, pero la derecha gubernamental tiene una curiosa tendencia a presentar como grandes logros los indicadores de progreso colectivo y como sucesos inevitables los marcadores negativos de la realidad, contra los que no hay combate humanamente concebible. Por eso, ante la explosi¨®n en las calles valencianas del peque?o delito, el hurto, el atraco, la rotura de ventanillas y escaparates o la quema de coches, no dimite el director general de la Polic¨ªa y las autoridades se limitan a conceder con desgana alg¨²n aumento de agentes y de presupuesto. Por eso asistimos a esa falsa pol¨ªtica social que convierte a Rafael Blasco en un individuo con despacho de consejero y discurso de ONG, a quien lo que ocurre ah¨ª fuera s¨®lo sirve como fuente de temas para una bienpensante tertulia liberal (estos d¨ªas est¨¢ en programa el debate de la prostituci¨®n). Puede que la muerte de un anciano en el hospital de Alcoy despu¨¦s de permanecer cuatro d¨ªas instalado en los pasillos sea un 'episodio aislado' -tanto que mereci¨® la destituci¨®n fulminante de la direcci¨®n del centro hospitalario- en un sistema sanitario que funciona 'excelentemente bien'. Ocurre que los episodios aislados, como los discursos triunfalistas, se acumulan con el tiempo junto a los errores, las irregularidades, las exageraciones, los abusos, los olvidos, las contradicciones y otros derroches energ¨¦ticos para aumentar el grado de entrop¨ªa y acercar el desastre final. Pocos pol¨ªticos dominan la termodin¨¢mica del poder.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.