El mentiroso
La verdad no existe, pero la mentira s¨ª, y puede ser el todo de la vida espiritual, pol¨ªtica y estad¨ªstica vigente: la creaci¨®n de una oficina de mentiras de guerra por Bush irritado. Hay estudios de las mentiras de guerra y de paz. En la mesilla del almirante Carrero Blanco, presidente del Gobierno que fue volado por ETA, se encontr¨® Los protocolos de los sabios de Si¨®n, una falsedad para demostrar que los jud¨ªos quer¨ªan apoderarse del mundo, ¨²til para perseguirlos, matarlos, encarcelarlos. Tras la muerte de Carrero, sus fieles siguieron creyendo que el asesinato hab¨ªa sido obra de ellos: muchos lo creen.
Uno de los que lo han mantenido hasta hace unos d¨ªas -su muerte- ha sido Gonzalo Fern¨¢ndez de la Mora, uno de los precursores del pensamiento ¨²nico obligatorio: en El crep¨²sculo de las ideolog¨ªas, libro en que proclamaba lo que ha pasado; no era una premonici¨®n, sino una creaci¨®n. ?l y otros, el almirante y Franco, ten¨ªan su oficina de mentiras, de las que tanto tiempo se ocup¨® Arias-Salgado, y eran m¨¢s bien negativas para las ideas que no fueran naturales, y las naturales son Dios, Patria y Caudillo (en lugar de Rey). No va m¨¢s all¨¢ Bush.
El Ministerio de Informaci¨®n tampoco era un invento propio: ven¨ªa del de Propaganda del III Reich -doctor Goebbels-, inspirado en la oficina de Agitaci¨®n y Propaganda de la URSS. Las innovaciones posteriores han sido de cambios de nombre: 'Propaganda' ha ido cambiando oficialmente por Informaci¨®n -?se ve el matiz?-, y luego Cultura, revelando que la apropiaci¨®n -intentada, y muchas veces con ¨¦xito- de la cultura equivale a una propaganda, a una mentira o por lo menos a la no simulaci¨®n de otras verdades, ilusiones o utop¨ªas. Con mayor perfecci¨®n se ha creado un ministro como 'portavoz' del Gobierno -ahora P¨ªo Cabanillas, descendiente de quien se ocup¨® tambi¨¦n de informaci¨®n y cultura- y estas cosas salen en autonom¨ªas, ayuntamientos, cajas de ahorro y mecenas. Est¨¢ pasado, lo est¨¢n haciendo muy bien y sin sangre visible, y por eso cuando Bush crea esta maquinaria no hace m¨¢s que buscar el pasado hitleriano o comunista contra el que su pa¨ªs luch¨® y venci¨®: pero se heredan ideolog¨ªas del vencido. Los can¨ªbales se com¨ªan sus cuerpos; ahora basta con imitar sus procedimientos.
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