Esencias compartidas
Escolares andaluces y marroqu¨ªes emplean la m¨²sica como nexo de integraci¨®n
Si hay algo que no entiende de fronteras es la m¨²sica. Da igual el color de piel del cantante, el idioma en el que se exprese, las creencias que profese o la vestimenta que use. La m¨²sica, igual que traspasa fronteras, es capaz de superar prejuicios y facilitar el entendimiento entre culturas.
Bajo esta premisa decidi¨® actuar Estanislao Wafflar cuando hace cuatro meses empez¨® a rondarle por la cabeza la idea que ayer llev¨® a cabo en el instituto Dom¨ªnguez Ort¨ªz de Sevilla: un concierto de escolares andaluces y marroqu¨ªes en el que la m¨²sica actuase como nexo de uni¨®n entre ambas culturas.
'Esto empez¨® a gestarse despu¨¦s de los atentados del 11 de septiembre, cuando observ¨¦ c¨®mo se criminalizaba al mundo ¨¢rabe en los medios de comunicaci¨®n', explicaba Wafflar ayer tras el concierto. La idea de este joven profesor de M¨²sica no era otra que desmontar las tesis mil veces o¨ªdas durante estos meses sobre las abismales diferencias que existen entre ambas culturas. 'Eso no es cierto y la m¨²sica es un claro ejemplo de ello. Ambas culturas, comparten una esencia, que en el caso de las ra¨ªces andaluzas est¨¢ en el flamenco, que entronca directamente con la m¨²sica ¨¢rabe'.
Estas apreciaciones de Wafflar tomaron cuerpo sobre el escenario en el que 12 estudiantes andaluces de primer ciclo de secundaria y seis escolares marroqu¨ªes del colegio Macarena se lanzaron a interpretar temas como La Tarara, Veinticinco Faroles, A canela y Menta o Calle de San Francisco en ambos idiomas ante un p¨²blico sorprendido de inicio por la novedad y que acab¨® jaleando a los artistas.
La apoteosis lleg¨® con el ¨²ltimo tema del repertorio: El anillo (chibul¨ª). Esta pegadiza canci¨®n calde¨® al ambiente del auditorio. De ello se encargaron Antonio Jim¨¦nez, alumno gitano de primero de ESO que maneja el caj¨®n como si fuese una extensi¨®n de su cuerpo, e Imade, un menudo escolar de origen marroqu¨ª que se ha convertido en el ni?o de los ojos de sus compa?eras de grupo. Si sobre el escenario la conexi¨®n entre ellos fue asombrosa, m¨¢s lo fue a¨²n durante el ensayo general que precedi¨® a la actuaci¨®n.
Sin c¨¢maras de televisi¨®n delante, en el ensayo se pudo apreciar la empat¨ªa surgida entre estos estudiantes durante el tiempo que han estado preparando la gala. Lina, Samara, Ismael, Yaunere, Imade y Haya, los seis escolares marroqu¨ªes, dieron muestras de que las dificultades que puede plantear la integraci¨®n son f¨¢cilmente superables. Ellos y sus compa?eros de grupo, Alba, Roc¨ªo, Antonio o Mar¨ªa del Mar, todos volcados en que la actuaci¨®n saliese bordada y m¨¢s a¨²n en que sus menudos compa?eros se sintiesen c¨®modos antes de actuar en zona hostil, como es para cualquier escolar de primaria un centro de secundaria.
'En una semana de ensayos se han hecho una pi?a' afirma Estanislao Wafflar, quien asegura que esta experiencia le ha servido para ratificar que su forma de pensar no iba mal encaminada: 'Algunos de ellos apenas llevan unos meses escolarizados y, aunque se defiendan m¨¢s o menos con el idioma, todo para ellos es nuevo. Sin embargo este concierto me ha demostrado que entre los escolares no existen problemas con la raza ni con la procedencia de tal o cual compa?ero. S¨®lo cuando los mayores introducimos y mezclamos nuestras ideas y opiniones surgen los l¨ªos'.
Wafflar sostiene que el asunto de la integraci¨®n es mucho m¨¢s sencillo de lo que algunos se empe?an en decir. Su trabajo en este ¨²ltimo mes as¨ª se lo ha demostrado. 'Estamos en un barrio enclavado en una zona desfavorecida de Sevilla [el Pol¨ªgono Sur] y la vida de estos ni?os, andaluces o extranjeros, muchas veces se reduce a las cuatro calles por las que se mueven, por lo que creo que inciativas como esta, que les ayuda a romper barreras de todo tipo, deber¨ªan generalizarse. Han de ser un punto de encuentro entre diferentes culturas y qu¨¦ mejor que emplear la m¨²sica como referencia'.
El ¨¦xito conseguido ayer ante el exigente auditorio del instituto Dom¨ªnguez Ortiz y la explosi¨®n de alegr¨ªa que embarg¨® entre bambalinas a los 16 artistas tras su debut fueron premio suficiente para este emprendedor profesor de M¨²sica, que ya ha buscado m¨¢s efectivos que sumar a su proyecto entre el profesorado de los centros de la zona. Incluso ya tiene apalabrado el primer bolo que realizar¨¢ con sus 16 artistas en ciernes: en una o dos semanas, el grupo actuar¨¢ en el colegio Macarena, centro de procedencia de los escolares marroqu¨ªes.
Conocer al vecino
La idea de Estanislao Wafflar no s¨®lo ha resultado positiva sobre el escenario. Los d¨ªas de ensayo previos a la actuaci¨®n han servido para cumplir con creces el objetivo did¨¢ctico que persegu¨ªa este profesor de M¨²sica con su iniciativa: conseguir que chavales de diferentes mundos y culturas que se ven obligados a convivir en un mismo barrio intercambiaran pareceres e informaci¨®n sobre sus respectivas costumbres, gustos, creencias. En definitiva, contribuir a que el repetido discurso institucional que aboga por la integraci¨®n se plasme en la realidad cotidiana. La m¨²sica ha sido la herramienta utilizada esta vez para superar el miedo y el rechazo a lo diferente que produce el desconocimiento del vecino, pero Wafflar insiste en que cualquier otra actividad puede servir para cumplir este objetivo.
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