El gran sistema
'L'Europe des patries', defend¨ªa el general De Gaulle cuando todo esto de la unidad europea se trataba de crear: no dejar fuera nada de lo propio. Le costaba trabajo renunciar a la grandeza de Francia, ya que se sent¨ªa uno de sus salvadores: era su grandeur, con la erre tan vibrante en cada discurso. Au revoir, grandeur.
Tanto tiempo despu¨¦s, Blair y Schr?der piden, con argumentos m¨¢s t¨¦cnicos, que los Estados vuelvan a tener un mayor peso en la Uni¨®n de Europa. La Europa de los Estados. Est¨¢n midiendo sus arcas, sus inventos, sus progresos y su cultura, y encuentran que, en la medida en que se trata de aumentar el poder colectivo de Europa, disminuye el de sus pa¨ªses. La ¨²ltima realidad no la pueden decir, como no se puede decir nunca cu¨¢l es y d¨®nde se encuentra el peso del poder definitivo que cae sobre cada uno de nosotros. Europa est¨¢ atravesada por Estados Unidos, ha reducido todas las ilusiones de que hubiera dos potencias iguales y aliadas, se ha forzado a entrar en guerras que no le parec¨ªan justas o por lo menos convenientes (viene a ser lo mismo), y en ese sentido est¨¢ bloqueando sus gastos civiles, y, finalmente, Bush se va al Pac¨ªfico, que es donde los estrategas dise?an el futuro centro del mundo. El euro va reduciendo su valor, el trabajo disminuye en Europa y la verdad es que el viejo genio del continente se est¨¢ diluyendo. ?Qu¨¦ estadistas, qu¨¦ fil¨®sofos, qu¨¦ pensamiento enclenque! Cuando uno piensa que los franceses, con toda su historia de creadores de pol¨ªtica, de doctrinas y de pensamiento, tienen que votar entre Chirac y Jospin para la presidencia de la Rep¨²blica, sin que ning¨²n otro candidato tenga posibilidades, y sin que haya un resquicio de creaci¨®n, se estremece. M¨¢s cuando se barrunta que la segunda vuelta puede volver a ser para Chirac. Claro que las elecciones que se llev¨® Bush fueron iguales, y las de Schr?der son parecidas.
Es un gran sistema bufo, que ha ido empeque?eciendo las ideolog¨ªas, las ilusiones o las esperanzas, y de cuando en cuando coloca a dos seres iguales uno frente a otro para que nada cambie. ?Ha cambiado algo desde el 11 de septiembre, cuando los asesinos -no estoy seguro de qui¨¦nes fueron- nos obligaron a cambiar de era? S¨ª: que se acentu¨® un poco m¨¢s lo que ya estaba pasando, que el gran sistema progres¨® velozmente por el mundo, que pudo entrar en Asia y que en Europa los jueguecillos pol¨ªticos siguen siendo pobres y decadentes.
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