El Madrid se clasifica silbando
Los goles de Solari y Helguera dejan a su equipo en cuartos de final con dos jornadas de anticipo
El Madrid juega en Europa, mal o bien, seguro de sentirse en su barrio. Ya puede sacar Del Bosque a tres o a dos centrales, puede hacer experimentos y configurar una alineaci¨®n sin delanteros aparentes. Puede poner, por ejemplo, a dos carrileros del filial para dar descanso a la tropa, y el ensayo saldr¨¢ bien. Las pruebas que en la Copa del Rey han fracasado, en la Copa de Europa se completan con ¨¦xito. Y as¨ª, sin sufrir un gran derroche de adrenalina, como el que juega en su territorio, el Madrid se ha clasificado ya para cuartos de final. Ayer se impuso al Oporto con la serenidad de quien tiene un derecho y lo ejecuta.
La pugna de los dos equipos se plante¨® de entrada en una franja estrecha del medio campo. Del Bosque y Mourinho movieron el tablero de forma que lo que se anunci¨®, sobre el papel, fue un partido f¨ªsico e inconstante. La decisi¨®n m¨¢s llamativa del entrenador madridista fue dejar al goleador del filial, Portillo, en la grada. Lo que se public¨® como el deb¨² dorado qued¨® en nada, sobre todo porque con el planteamiento de ayer, al Madrid le sobraron delanteros en el banquillo.
OPORTO 1| REAL MADRID 2
Oporto: Vitor Baia; Secretario, Ricardo Silva (Aleitnichev, m. 67), Andrade, Mario Silva; Capucho, Pavlin, Paredes, C¨¢ndido Costa (Clayton, m. 54); Deco y Helder Postiga (Pena, m. 65). Real Madrid: C¨¦sar; Mi?ambres, Pav¨®n, Hierro, Karanka (Celades, m. 46), Ra¨²l Bravo (Salgado, m.74) ; McManaman (Munitis, m. 61), Helguera, Flavio, Solari; y Guti. Goles: 0-1. M. 7. Mi?ambres recibe en la derecha un env¨ªo largo, evita que el bal¨®n salga por la banda, centra y Solari remata de cabeza desde cerca. 0-2. M. 21. Falta que bombea Hierro, Vitor Baia se lanza al suelo, pierde el bal¨®n, Guti dispara, la pelota rebota en un defensa y Helguera marca desde el ¨¢rea peque?a. 1-2. M. 28. Capucho recibe un pase desde la derecha, controla con habilidad, y supera la salida de C¨¦sar. ?rbitro: Pierluigi Collina (Italia). Amonest¨® a Pavlic, Paredes, Pav¨®n y Munitis. Unos 35.000 espectadores en el estadio Das Antas de Oporto.
Del Bosque resolvi¨® adelantar dos carrileros, Mi?ambres y Bravo, a una l¨ªnea que no tard¨® en superpoblarse con volantes naturales. El dibujo t¨¢ctico resultante, una novedad este a?o, fue el 3-6-1. Arriba, Guti, un media punta de alma, apareci¨® como el ¨²nico punta de referencia y no tard¨® en bajar a la zona de creaci¨®n. All¨ª se enturbi¨® la vista del Madrid, perdido en una mara?a de pases frustrados. El Oporto, que s¨®lo juega con un punta, subi¨® sus hombres y dirigi¨® su presi¨®n hacia el c¨ªrculo central con Pavlin y Paredes.
Si para salir de la presi¨®n, la regla indica abrir el campo con extremos, Mi?ambres se convirti¨® en el extremo elegido. En ese momento, lo que se anunciaba como un atolladero se desenred¨® en una galopada. A s¨®lo cinco minutos del comienzo, Solari avanz¨® con el bal¨®n controlado por el medio campo portugu¨¦s. El argentino se fue de Paredes y cuando vio que los centrales le cerraban el paso toc¨® en corto para Guti, a su izquierda. El Oporto bascul¨® sobre su derecha para tapar el peligro sin advertir que a su izquierda se abr¨ªa una pradera enorme. Por all¨ª subi¨® Mi?ambres, solo y animado. Control¨® el pase largo de Guti, levant¨® la mirada, y centr¨® pl¨¢cidamente a la cabeza de Solari. El bal¨®n golpe¨® la red sin que Ba¨ªa ni sus centrales parecieran advertir nada de lo ocurrido.
El segundo gol de Solari en una semana en Liga de Campeones confirm¨® su condici¨®n de jugador n¨²mero 12, adem¨¢s de poner al Madrid en una situaci¨®n de privilegio ante un rival desesperado por hacerse con los tres puntos. Entre los suplentes, junto con Guti, el argentino se ha convertido en la primera opci¨®n de Del Bosque. Tras un a?o sin apenas jugar 90 minutos de forma habitual, quiz¨¢ su estado f¨ªsico no sea el m¨¢s adecuado. Pero garantiza dos cosas fundamentales: no se esconde nunca y tiene oficio para ocupar dos o tres puestos. No hab¨ªa hecho gran cosa el Madrid para merecer adelantarse en el marcador cuando Helguera empuj¨® el segundo tanto, con la venia de Ba¨ªa. M¨¢s all¨¢ de la imprecisi¨®n general, el m¨¦rito de sostener al equipo, en buena medida, fue de Hierro. Metido en el puesto de libre, el capit¨¢n le rob¨® la iniciativa a Deco, anticip¨¢ndose en cada contragolpe de los portugueses. En una de estas jugadas, Karanka midi¨® mal su marca a Postiga, y Hierro, que sali¨® a tierra de nadie, fall¨® en el corte. La consecuencia fue el gol del Oporto, que a partir de ah¨ª se meti¨® en el campo del Madrid. Tras el descanso, Del Bosque sent¨® a Karanka y puso a Helguera en su lugar. La entrada de Celades en el medio centro evidenci¨® que el Madrid se preparaba para meterse en el b¨²nker.
No tuvieron suerte ni punter¨ªa los portugueses, que dispararon contra C¨¦sar durante toda la segunda parte. El Madrid aguant¨® la lluvia con la solemnidad y la falta de tensi¨®n de un juez en la vista oral.
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