Un humanista

Lleg¨® Daniel Barenboim una vez m¨¢s a Madrid y el total de la meloman¨ªa se agit¨®. Escuchar al gran pianista bonaerense, artista inmenso de carrera triunfal, en dos sonatas de Beethoven y en las seis primeras iberias, de Alb¨¦niz, supon¨ªa una jornada aparte, con continuaci¨®n ayer en el recital para Juventudes Musicales de Madrid con las tres ¨²ltimas sonatas de Beethoven. Estos acontecimientos provocan un ambiente especial, entre c¨¢lido y expectante, del que el int¨¦rprete debe salir moralmente a hombros. Y as¨ª fue.

Las sonatas n¨²mero 15 y n¨²mero 28, de Beethoven, no s¨®lo constituyen p¨¢ginas cimeras, sino que, adem¨¢s, encierran -en la sustancia y en la forma- no pocos enigmas meramente musicales y pian¨ªsticos. A¨²n hoy, pasados tantos a?os, sorprenden si volvemos a escucharlas en una versi¨®n tan honda, noble y trascendente como la de Barenboim, literalmente irrepetible.

Desde Evocaci¨®n hasta Tirana, cada una de las iberias, hijas todas de un pensamiento genial, original y maduro, plantean emociones diversas a trav¨¦s de un espa?olismo aut¨¦ntico pero imaginario. Alb¨¦niz no acudi¨®, salvo un par de veces, al dato popular. Y sobre creaci¨®n, recreaci¨®n: Barenboim, tras meditarlas y asimilarlas largamente, se lanza a esta aventura m¨¢gica y descubridora, rigurosa y emocionante.

Barenboim dome?a los t¨¦cnicos para presentar una Iberia po¨¦tica y serena -como entend¨ªa Alb¨¦niz su m¨²sica-; penetra en la interhistoria del ser meridional espa?ol a trav¨¦s de inusitadas bellezas sonoras. No es necesario insistir. Dec¨ªa Faur¨¦ que 's¨®lo hay un Alb¨¦niz digno de llamarse Alb¨¦niz'. Otro tanto podr¨ªa afirmarse de Barenboim, gran humanista de la m¨²sica y en la m¨²sica.