La alquimia en quintaesencia
Las huellas que ha dejado en nuestra lengua com¨²n la actividad alqu¨ªmica (desde la quintaesencia y el elixir hasta el ba?o Mar¨ªa y el cierre herm¨¦tico) pueden testimoniar la importancia que tuvo su pr¨¢ctica. Y no es de extra?ar: nacida en el Egipto helen¨ªstico, de donde la cogieron los ¨¢rabes, retomada con fuerza en el Renacimiento y convertida en moda cortesana en los siglos XVI y XVII, sus principios estuvieron activos hasta casi el siglo XIX y, en su vertiente ocultista, a¨²n no han desaparecido. Numerosos pensadores y cient¨ªficos, de Ram¨®n Llull a Newton y Goethe, se movieron en su estela, y lo cierto es que de la alquimia naci¨® la qu¨ªmica moderna, en muchas t¨¦cnicas y conceptos.
ALQUIMIA. ENCICLOPEDIA DE UNA CIENCIA HERM?TICA
Claus Priesner y Karin Figala (editores) Traducci¨®n de Carlota Rubies Herder. Barcelona, 2001 526 p¨¢ginas. 36,75 euros
Quiz¨¢ la forma ideal para abordar un fen¨®meno tan complejo y dilatado sea la enciclopedia: 25 autores, historiadores de la ciencia y de la t¨¦cnica, de la medicina, del pensamiento y de la literatura se unen para redactar un numeroso conjunto de art¨ªculos que, unidos a las ilustraciones, despliegan un asedio m¨²ltiple sobre el tema. Entradas para elementos qu¨ªmicos (f¨®sforo), sustancias (potasa, sal), conceptos filos¨®ficos o m¨ªsticos, personajes (Arnau de Vilanova, Rodolfo II), laboratorio o instrumentos, m¨¢s un excelente ¨ªndice, permiten diversas entradas a la obra.
El Papiro Leiden (egipcio, hacia el siglo III) es la primera fuente que existe de t¨¦cnicas metal¨²rgicas y de tinci¨®n. Es muy probable que la investigaci¨®n en tintes fuera uno de los primeros motores de la qu¨ªmica (sobre su importancia v¨¦ase Malva. Historia del color que cambi¨® el mundo, Simon Garfield, Pen¨ªnsula, Barcelona, 2001). Pero lo cierto es que, ya desde esta temprana muestra, se recoge la intenci¨®n de falsificar metales preciosos. El paso del fraude al intento de lograr la transmutaci¨®n marca el inicio de la alquimia. Las bases filos¨®ficas que avalaban esta posibilidad eran nada menos que la filosof¨ªa aristot¨¦lica, con su distinci¨®n entre materia prima y forma, y la consideraci¨®n de cuatro elementos iniciales.
La compleja historia de los tanteos para conseguir fabricar oro a partir del mercurio, el azufre y otras sustancias, se ve complicada por el hecho de que el saber alqu¨ªmico se ocultaba a los no iniciados con un lenguaje confuso. Las sustancias empleadas pod¨ªan recibir el nombre de otras, o bien recibir denominaciones gen¨¦ricas, a las que se a?ad¨ªa el posesivo nuestro (nuestra agua). Nombres de animales o figuras de la mitolog¨ªa cl¨¢sica pod¨ªan tambi¨¦n ocultar operaciones o productos. Se usaban signos especiales (de los que esta obra tiene un bello ap¨¦ndice) para hacer referencia a los elementos. Abundaban las paradojas y los enunciados oscuros: 'Piedra que no lo es, lo desconocido que todos conocen'. En el siglo XVII, y coincidiendo con la locura europea por los emblemas, im¨¢genes oscuras (hermafroditas coronados, garras de ¨¢guila en la roca) tomaron con frecuencia el lugar de los textos.
Las operaciones alqu¨ªmicas -calentar al horno o dentro de agua, evaporar, ...- exig¨ªan un gran conjunto de aparatos: matraces, serpentines..., muchos creados ad hoc para ciertas operaciones. Para devolver un gas condensado a su recipiente, se usaba una especie de cono de vidrio llamado pel¨ªcano.
Pronto la filosof¨ªa cristiana se uni¨® al conjunto de significantes que se fund¨ªan en la alquimia. En esa visi¨®n, el adepto, en paralelo con la transmutaci¨®n del metal, se hallaba inmerso en un proceso de purificaci¨®n religiosa, y toda la utiler¨ªa alqu¨ªmica cobraba nuevos significados. Como el pel¨ªcano era s¨ªmbolo de Cristo (se cre¨ªa que, falt¨¢ndoles alimento a sus cr¨ªas, se abr¨ªa el pecho con el pico, para que comieran de ¨¦l), el proceso de destilaci¨®n repetida en el que se usaba el instrumento pel¨ªcano pod¨ªa adquirir una lectura cr¨ªstica.
La fundaci¨®n y refundaci¨®n de los Rosacruces y su influencia sobre las comunidades mas¨®nicas cre¨® grupos de adeptos que tomaron de la alquimia sobre todo el aspecto espiritual, cuyo ¨²ltimo eco est¨¢ en el siglo XX, cuando Carl Gustav Jung explic¨® la b¨²squeda de la piedra filosofal en clave de desarrollo del individuo. Como resumen de una historia tan larga, veamos el caso de Hermes Trismegisto (es decir: 'Tres veces grande'). El texto que se le atribuy¨®, La tabla de esmeralda, fue uno de los fundamentos de los alquimistas. Pero jam¨¢s existi¨® una persona con ese nombre (pues es una fusi¨®n de los dioses Hermes y Thot, que ya se encuentra citado en la piedra Rosetta). El texto apareci¨® en ¨¢rabe en el siglo VII. Pues bien: La tabla de esmeralda sigue guiando a los m¨ªsticos contempor¨¢neos, y se encuentra hoy d¨ªa en cualquier librer¨ªa ocultista.
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