Elecci¨®n y participaci¨®n
Uno de los aspectos subrayados en las recientes elecciones a rector de la Universidad de Valencia ha sido la participaci¨®n de los estudiantes, que ha alcanzado una media del 11,69%, muy desigualmente repartida por centros; dos meses atr¨¢s, en las elecciones al claustro, su porcentaje medio fue del 14, 61%.
Tan evidente es que una inmensa mayor¨ªa de estudiantes ha quedado al margen del proceso electoral como que ellos son la raz¨®n de ser de la universidad. Junto a otras m¨¢s estructurales, es necesario destacar dos causas de esta rebajada participaci¨®n: por una parte, como se?al¨® un portavoz estudiantil en la sesi¨®n del claustro preelectoral, la campa?a institucional de informaci¨®n ha sido insuficiente (tambi¨¦n el horario de votaci¨®n); por otra, creo que se ha extendido un malestar cuyas causas conviene dilucidar.
La excesiva cercan¨ªa de los comicios a la aprobaci¨®n de la LOU y a su entorno de conflicto nos ha perjudicado. Algunos se preguntaban si estas dos ¨²ltimas citas electorales habr¨ªan podido ser demoradas. Nos ha perjudicado porque las heridas est¨¢n a¨²n demasiado abiertas. Los candidatos han expresado una y otra vez su rechazo a la LOU y su descalificaci¨®n -compartida por muchos- ha arrastrado tambi¨¦n al procedimiento del sufragio universal (ponderado). Pero una cosa es la LOU y otra el sufragio universal, por m¨¢s que sea ponderado. Se reconozca o no, alguna contradicci¨®n hay entre no aceptar un sistema electoral y concurrir con ese mismo sistema a unas elecciones.
Durante la campa?a se extendi¨® una moral de derrota sintetizada en latiguillos como: 'hay sufragio universal, pero no todos los votos valen igual' o 'los estudiantes no contamos'. Y, sin embargo, faltaba un an¨¢lisis riguroso: La Junta de Gobierno de la universidad, al establecer la ponderaci¨®n se gui¨® por lo dispuesto en sus vigentes Estatutos y se limit¨® a un peque?o reajuste en el porcentaje de voto del PAS y de los estudiantes, estos ¨²ltimos del 27% de los claustrales pasaron al 26% de sufragio. En cuanto al profesorado, que contaba con un 62% global, lo increment¨® hasta el 64%, redistribuy¨¦ndolo -aqu¨ª s¨ª con un cambio radical- en un 51% para los profesores funcionarios doctores -obligada por la LOU- y el 13% restante para los dem¨¢s (respecto al 36% y 26% anteriores, respectivamente). S¨®lo ¨¦ste ¨²ltimo grupo ten¨ªa verdaderos motivos para sentirse postergado (y de hecho ha votado s¨®lo una mitad).
A la vista de estos datos, no hab¨ªa razones consistentes para considerar que se hubiese producido una verdadera marginaci¨®n de los estudiantes. Porque si el porcentaje ha venido siendo aceptable en las anteriores convocatorias electorales, tambi¨¦n ¨¦ste habr¨ªa debido serlo. Hay que dialogar. Con vistas al futuro importa -y mucho- que aumente la participaci¨®n.
J. C. de Miguel es profesor claustral en la U. de Valencia
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