Rufete afianza al l¨ªder
El Valencia recurre a su gran defensa y a la chispa de Aimar para ganar en Zaragoza
El Valencia recurri¨® una vez m¨¢s a su m¨¢xima preferida -soberbia defensa y eficaz ataque- para ganar en La Romareda. Pero el l¨ªder ofreci¨® un rayo de esperanza a su juego ofensivo: la corriente de aire fresco que ha empezado a abrir Aimar con los dos interiores -Rufete y Kily Gonz¨¢lez- que suelen acompa?arle en un ataque con el toque preciso y el bal¨®n a ras de hierba. Todo eso fue suficiente para desquiciar a un Zaragoza preso de la desesperaci¨®n y de la amenaza del descenso, que ya est¨¢ a dos puntos. El cuadro de Luis Costa se dej¨® llevar por una ola de adrenalina y se olvid¨® de su buen gusto por el f¨²tbol. Una tendencia alimentada por la ausencia por lesi¨®n de Acu?a y la estancia en el banquillo de Juanele, decisi¨®n de Costa que molest¨® a la grada.
ZARAGOZA 0| VALENCIA 1
Zaragoza: Lainez; Komljenovic, C¨¦sar, Paco, Pablo; Galleti (Corona, m. 68), Arag¨®n (Garitano, m. 78), Jos¨¦ Ignacio, Mart¨ªn Vellisca; Drulic (Jamelli, m. 78) y Milosevic. Valencia: Ca?izares; Curro Torres, Pellegrino, Ayala, Carboni; Rufete, Albelda, De los Santos, Kily Gonz¨¢lez (Vicente, m. 80); Aimar (S¨¢nchez, m. 74); y Salva (Carew, m. 57). Gol: 0-1. M. 24. C¨®rner que bota Kily Gonz¨¢lez desde la derecha del ataque valencianista. El bal¨®n va al segundo palo, desde donde Salva lo cabecea hacia el centro para que Rufete, tambi¨¦n de cabeza, lo env¨ªe a la red. ?rbitro: P¨¦rez Lasa. Amonest¨® a Albelda, Galleti y Jos¨¦ Ignacio. Lleno, 36.000 espectadores, en el estadio de La Romareda, entre ellos unos 2.000 hinchas del Valencia desplazados a la capital aragonesa.
Al tri¨¢ngulo formado por Aimar, Rufete y Kily Gonz¨¢lez le falt¨® un ariete en buen estado -no es el caso de Salva- para ensanchar las diferencias en La Romareda. Aun as¨ª, Rufete volvi¨® a nadar contra corriente: nunca fue un goleador y ya lleva cinco tantos. Y el gol fue una jugada de estrategia que trabaj¨® Ben¨ªtez en los campos de Paterna: env¨ªo de c¨®rner de Kily al segundo palo, cabezazo al centro de Salva y Rufete, muy vivo, remacha.
Sin olvidar, por supuesto, otra gran exhibici¨®n defensiva de Curro Torres, Ayala, Pellegrino y Carboni, que permitieron a Ca?izares pasar una de las tardes m¨¢s pl¨¢cidas a domicilio del presente curso. M¨¢s de 2.000 valencianistas desplazados a Zaragoza disfrutaron del quinto triunfo de los suyos fuera de casa.
Para un conjunto tan metal¨²rgico como el Valencia, la poes¨ªa de Aimar le viene de perillas. Lo desengrasa, lo embellece y lo humaniza. Sus compa?eros lo saben y le buscan cada vez que abandonan las trincheras y tocan a rebato. Cae la pelota en los pies de Aimar y el panorama se despeja de inmediato. Y a los rivales los despespera porque si le pegan se levanta, si le persiguen se escapa y si le atrapan se diluye.
Ben¨ªtez repiti¨® la alineaci¨®n que derrot¨® al Barcelona en una muestra evidente de que el t¨¦cnico madrile?o cree haber alcanzado el equilibrio. Y Aimar se ha convencido de que con Ben¨ªtez tiene que actuar de segundo delantero. O quedarse en el banquillo. De modo que, eliminadas sus propias objeciones, tampoco encuentra grandes impedimentos a su talento. Muy protegido por Albelda y De los Santos, Aimar halla casi siempre la colaboraci¨®n de los volantes, pero le falta, sin embargo, la del delantero centro. Ni Salva, primero, ni Carew, despu¨¦s, entonaron como deb¨ªan. Pues bien, ni siquiera as¨ª, llevando por la calle de la amargura a la defensa zaragocista, permiti¨® Ben¨ªtez a Aimar acabar el partido. Le reemplaz¨® a falta de un cuarto de hora para el final por S¨¢nchez.
Por su parte, Rufete, a sus 25 a?os, ha entrado en una etapa de madurez e inspiraci¨®n. Madurez por haber superado una fase cr¨ªtica en la adaptaci¨®n a un club tan exigente como el Valencia, tras llegar del M¨¢laga el pasado verano; inspiraci¨®n, por su inesperada relaci¨®n con el gol. Interior derecho hacendoso, de regate f¨¢cil y disparo dificultoso, Rufete se ha convertido, parad¨®jicamente, en el m¨¢ximo goleador del Valencia con cinco tantos, todos ellos decisivos, empatado con el ariete Salva.
Las intenciones de Costa al dejar sentado a Juanele en favor de Galleti eran claras: entorpecer como fuera la entrada de Kily. No lo logr¨®, pero el Zaragoza tampoco dispuso de la genialidad de Juanele. Doble p¨¦rdida. Galleti ni siquiera pudo con un veloc¨ªsimo Carboni, que subi¨® la banda con m¨¢s profusi¨®n de la acostumbrada. A punto de cumplir los 37 a?os, el lateral izquierdo italiano tiene la renovaci¨®n a punto. Y La Romareda despidi¨® con un abucheo al centrocampista argentino, sustituido por el joven Corona.
En uno de los duelos m¨¢s interesantes de la tarde, Ayala, rapid¨ªsimo, sec¨® de manera aplastante a un Milosevic desenfocado. La pareja de centrales argentinos, Ayala y Pellegrino, super¨® ampliamente a los dos delanteros serbios, Milosevic y Drulic.
El Valencia se aburgues¨® con el paso del encuentro, se meti¨® atr¨¢s y quiso administrar su ventaja a pesar de los gritos de Carboni, que ped¨ªa a sus compa?eros que salieran de la cueva. El Zaragoza, sin embargo, acab¨® descompuesto ante su impotencia, que reflej¨® mejor que nadie Jos¨¦ Ignacio al atizar un patad¨®n a Vicente, que acaba de salir al campo en el puesto de Kily. A¨²n le dio tiempo al internacional Vicente de poner en pr¨¢ctica su endiablado quiebro que dej¨® en evidencia al lateral Komljenovic.
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