'La literatura se mueve siempre en la ambig¨¹edad, ¨¦sa es su verdad'
No hay mucho tiempo. Tom¨¢s Eloy Mart¨ªnez abandon¨® ayer el ritmo, m¨¢s pausado, de cuantos trabajan en el ¨¢mbito universitario para sumergirse en la vor¨¢gine de quien acababa de ganar el V Premio Alfaguara de Novela. Contesta a la llamada telef¨®nica en su casa de Nueva Jersey, la ciudad en la que vive desde que dirige el Programa de Estudios Latinoamericanos de la Rutgers University. Se disculpa de inmediato. Encantado con la noticia del galard¨®n, reconoce sentirse enormemente feliz, entre otras cosas, por haberlo recibido de un jurado presidido por Jorge Sempr¨²n. 'Cuando le¨ª hace ya muchos a?os sus primeras novelas', comenta, 'pens¨¦ que ojal¨¢ que alguna vez pudiera escribir alguna que se les pareciera'.
Pregunta. Una historia de amor que se desarrolla en la redacci¨®n de un peri¨®dico. El vuelo de la reina no parece tener mucho en com¨²n con sus obras m¨¢s conocidas en Espa?a, La novela de Per¨®n y Santa Evita. ?C¨®mo relaciona su nuevo libro con el resto de su obra?
Respuesta. Creo que tiene mucho en com¨²n con La mano del amo, una novela que publiqu¨¦ en 1991 y que escrib¨ª entre las dos que acaba de citar. Como en ¨¦sta, en aqu¨¦lla tambi¨¦n contaba de amores, de traiciones, de un mundo plagado de hipocres¨ªas. Fue una novela en la que ensay¨¦ una cierta experimentaci¨®n, en la que explor¨¦ en los recursos de la poes¨ªa. Eso s¨ª, intentando siempre que fuera perfectamente legible.
P. Algunas de sus novelas anteriores se caracterizan por estar fuertemente ancladas en la realidad. ?Ha vuelto a recuperar en este libro el ruido del mundo inmediato, de la historia?
R. La realidad y la ficci¨®n se mezclan con mucha frecuencia, el mundo tiende a infiltrarse en las novelas. Pero esta vez no he partido de ning¨²n episodio concreto. Cuento una historia de amor. Como tel¨®n de fondo, se reflejan de tanto en tanto cosas que han ido pasando durante el tiempo en que la trama se desarrolla. Se habla de la salida de los ingleses de Hong Kong, cuando China recupera la soberan¨ªa sobre esa ciudad, por ejemplo, o del hallazgo de los restos del Che Guevara. O incluso se da cuenta del asesinato que comete el director de un peri¨®dico de S?o Paulo, que se carga a una redactora.
P. ?Eso tendr¨¢ algo que ver con su historia de amor que se desarrolla en un peri¨®dico?
R. Es como un espejo, por decirlo de alguna manera, y es que el problema fundamental que aborda El vuelo de la reina es el de la identidad. Todo el mundo tiene en alguna parte su gemelo, a cada historia le correponde tambi¨¦n otra, que sucede en otro lugar. La identidad no tiene contornos precisos, hay duplicidades por todas partes. Y tambi¨¦n espejos invertidos, y semejanzas que no lo son.
P. Su obra ha tenido muchas veces una fuerte carga pol¨ªtica. ?C¨®mo ve la relaci¨®n del escritor con la cosa p¨²blica?
R. Para el escritor latinoamericano, participar en la vida p¨²blica ha sido desde siempre casi una obligaci¨®n. Desde sus or¨ªgenes en el XIX y luego en el siglo XX, de una manera u otra no ha tenido m¨¢s remedio que pronunciarse. Incluso en Borges, un autor tan poco proclive a lo pol¨ªtico, muchas de sus obras pueden leerse como una respuesta al peronismo. Y me refiero a textos, como El Aleph, que supuestamente nada tienen que ver con las minucias del presente.
P. Periodismo y literatura, ?amigos o enemigos?
R. No hay ning¨²n escritor latinoamericano que no haya sido un gran periodista. Ah¨ª est¨¢n los casos de Vallejo o Neruda, por citar dos nombres. A veces, un escritor se mete en periodismo por vocaci¨®n y otras por obligaci¨®n. ?Diferencias? El periodista tiene la obligaci¨®n de ser fiel a la verdad, a los lectores y a s¨ª mismo. El escritor, en cambio, s¨®lo tiene que ser fiel a s¨ª mismo. Si piensa en los lectores, termina por traicionarse. En cuanto a la verdad, la literatura se mueve siempre en la ambig¨¹edad. ?sa es su verdad.
P. De nuevo una gran crisis en Argentina, y de nuevo la impresi¨®n de que no es demasiado diferente de sus vecinos, los otros pa¨ªses latinoamericanos. Y eso que, como Carlos Fuentes escrib¨ªa en un texto sobre Santa Evita, su pa¨ªs siempre se ha imaginado 'europeo, racional, civilizado'.
R. Argentina siempre quiso ser un pa¨ªs europeo. Y quiz¨¢ ha sido un error ese af¨¢n por distinguirse tanto de sus vecinos. Ahora mismo, desde luego, la situaci¨®n es catastr¨®fica y, de aquella vieja distinci¨®n, lo ¨²nico que todav¨ªa resulta s¨®lido son sus conquistas en materia de educaci¨®n y de cultura. Pero el futuro es negro, y tambi¨¦n esto se puede ir a pique. La crisis actual es el resultado de una forma err¨®nea de haber entendido, y de haber aplicado, la globalizaci¨®n. No es algo reciente, sus ra¨ªces pueden encontrarse incluso en los tiempos de la dictadura militar.
P. Su premio coincide con el redescubrimiento en Espa?a de escritores argentinos como Piglia, Saer, Fogwill o Aira y con la aparici¨®n de voces nuevas. ?C¨®mo ve las letras de su pa¨ªs?
R. Conozco y he le¨ªdo a los autores que cita. Coincido con Saer cuando voy a Par¨ªs y Piglia es vecino m¨ªo en la Universidad de Nueva Jersey. Es un momento muy creativo de la literatura argentina. Se redescubre a autores que escribieron en otras lenguas, como Wilcock o Cozarinsky, y aparecen autores que merecen ser tenidos en cuenta, como Birmajer, Fontanarrosa o Sasturain, entre otros. Pero no es bueno generalizar. Cada cual tiene su propio camino.
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