La maldita flema
Parec¨ªa que el recital estaba gafado. Mar¨ªa Bayo hab¨ªa cancelado por inoportuna enfermedad y Juan Diego Fl¨®rez se vio obligado a retirarse despu¨¦s de la tercera canci¨®n. 'Estas cosas pasan hasta en las mejores familias', dijo. Y a?adi¨®: 'Es una flema', a modo de explicaci¨®n. El tenor peruano actuaba por primera vez en Madrid. Pues s¨ª que es mala suerte comenzar as¨ª. Fl¨®rez es el tenor l¨ªrico-ligero del momento. Y se presentaba en el Real, aunque fuese al margen de la programaci¨®n oficial. Adem¨¢s, hab¨ªa comenzado bien, con una impoluta Ridente la calma, de Mozart. 'Las flemas se colocan en las cuerdas vocales y es como si raspasen', explic¨® Fl¨®rez. M¨¢s de media hora tard¨® en reanudarse el recital y el tenor advirti¨® que no estaba recuperado. Hab¨ªa aparecido la duda, pero, a pesar de todo, las esperanzas estaban en lo m¨¢s alto.
En Rossini, la inseguridad era evidente. Rossini, qu¨¦ mala pata: el plato fuerte del tenor. Su actuaci¨®n del verano pasado en La donna del lago en Pesaro fue de las que cortan la respiraci¨®n. Las canciones peruanas dieron un tono de aire fresco al recital, desde Cuando la t¨®rtola llora hasta una antol¨®gica versi¨®n de La flor de la canela. En ese instante me acord¨¦ de Mario Vargas Llosa y la ¨²ltima cena que compartimos el pasado verano en Salzburgo, despu¨¦s de un recital de Cecilia Bartoli. Nos deshac¨ªamos en elogios del tenor peruano. No era para menos. El color: denso, luminoso, de l¨ªrico-ligero puro. El fraseo: transparente, di¨¢fano. El car¨¢cter: valiente, entregado, de tenor hist¨®rico. Todo eso sal¨ªa a r¨¢fagas en el Real, aunque sin la continuidad arrebatadora a la que Fl¨®rez nos tiene acostumbrados. El tenor segu¨ªa carraspeando, leches, qu¨¦ mala suerte.
Con los fragmentos de zarzuela se fue un poco m¨¢s hacia arriba. La maldita flema se cebaba en los graves. Bueno, de lo malo era al menos un consuelo trat¨¢ndose de un tenor. Sufr¨ªamos con el cantante, pero ¨¦ste demostr¨® coraje, temperamento, agallas, y se lanz¨® a los nueve do agudos de Ah, mes amis de La hija del regimiento. Y los dio sin despeinarse. Para muchos fue suficiente. M¨¢s a¨²n, al revalidar su poder¨ªo con una impecable cabaletta de El barbero de Sevilla y con una elegante, l¨ªrica, maravillosa versi¨®n de Granada. La personalidad, la naturalidad del tenor hab¨ªan quedado a salvo. Juan Diego Fl¨®rez dej¨® claro que es el heredero de la gran familia de tenores peruanos, la de Ernesto Palacio, o la de Luigi Alva. Es eso, y mucho m¨¢s. Es un primer s¨ªmbolo de las voces y actitudes del siglo XXI en la cuerda de tenor. No llega a los 30 y tiene una madurez envidiable, capaz de sobreponerse a las dificultades, de dar la cara, de no perder la compostura. No fue, ni mucho menos, el del Real un recital impecable, pero al menos el tenor dej¨® la sensaci¨®n de que vale la pena ir al fin del mundo por escucharle. La pr¨®xima oportunidad dentro de Espa?a es en A Coru?a el 7 de julio dentro del Festival Mozart. Un consejo: hagan ya las reservas de entradas. Por lo que pueda pasar.
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