Perros en un quiosco
Es sorprendente lo que se puede encontrar en un quiosco. Y ahora no me estoy refiriendo al sinf¨ªn de objetos incre¨ªbles que te ofrecen los fasc¨ªculos semanales: teteras enanas, mu?ecas de colecci¨®n, dormitorios por piezas, dedales de artesan¨ªa, soldados de plomo, dentaduras postizas, pr¨®tesis de todo tipo y, muy de vez en cuando, alg¨²n que otro libro. No, la cosa no va por ah¨ª. De lo que se trata es de llamar la atenci¨®n sobre un quiosco de Santa Coloma de Gramenet que se ha convertido en una especie de sociedad protectora de animales a pie de calle. El fot¨®grafo Joan Guerrero, un hombre todo coraz¨®n, me lleva hasta all¨ª. El quiosco est¨¢ situado en la avenida Pallaresa, junto al parque de Europa, y Marta Verg¨¦s es su responsable desde 1988. Vende peri¨®dicos y revistas, por supuesto, tambi¨¦n los inevitables fasc¨ªculos, pero se diferencia de los otros quioscos en que siempre hay alg¨²n perro rondando por los alrededores y en que sus paredes est¨¢n llenas de anuncios escritos a mano en los que aparecen fotos de perros abandonados en busca de un due?o.
Cualquier plataforma puede servir para tratar de educar a los dem¨¢s en el amor y el respeto a los animales y evitar cruzarse de brazos
'Empec¨¦ sin propon¨¦rmelo', cuenta Marta Verg¨¦s. 'Me duele ver animales abandonados y sufro cuando veo que pasan hambre, sed o fr¨ªo, y ya no te digo nada cuando hay maltratos. Incluso puedo pasar la noche en vela y dejar de comer. Empec¨¦ poniendo carteles cuando encontr¨¦ a Golfo y gracias a la campa?a entr¨¦ en relaci¨®n con un grupo de gente con un gran coraz¨®n que me ayudaron. Esto hizo que no me sintiera sola y me anim¨® a continuar'.
Cuenta Marta que Golfo era un perrito cruzado y peque?o que estuvo cuatro meses en la calle. Alguien vio que lo tiraban sobre el asfalto desde un coche en marcha. El animal qued¨® malherido y decidi¨® refugiarse en el quiosco de Marta. 'Los primeros d¨ªas estaba muy triste', explica. 'No com¨ªa, no jugaba, estaba siempre echado bajo mi silla con la cabeza entre las patas. La se?ora Carmen le bajaba comida todos los d¨ªas y al final lo llevamos a la Protectora de Matar¨®, donde espera que alguien lo adopte'.
De vez en cuando, mientras hablamos, alguien se acerca al quiosco y se interesa por alguno de los perros de las fotos. Marta les da todo tipo de explicaciones e insiste en que hay que detener el abandono de estos animales. Llega un chico con un cocker de unos tres a?os. Dice que es de un amigo que no puede tenerlo durante m¨¢s tiempo y que no sabe qu¨¦ hacer con ¨¦l. Marta le desaconseja que lo lleve a la perrera municipal. 'Lo matar¨¢n', dice. Intenta convencerlo de que no se deshaga de ¨¦l y, en vista de que no lo consigue, al final le da unos cuantos tel¨¦fonos de asociaciones protectoras de animales. Tambi¨¦n le da el suyo (93 392 21 45) por si sabe de alg¨²n animal con problemas o por si conoce a alguien que quiera adoptar un perro.
'Una historia con final feliz es la de Sort', contin¨²a explic¨¢ndome Marta. 'Es un pastor alem¨¢n al que el mes pasado encontramos herido en la autopista. Se lo llevaron los de la perrera y les dimos nuestros datos para que no lo sacrificaran. Cuando llam¨¢bamos, no nos quer¨ªan decir nada de ¨¦l. Al final, despu¨¦s de amenazarlos con montar un esc¨¢ndalo en la prensa, logramos sacarlo y lo llevamos a un centro veterinario donde le operaron la pata. Conseguimos salvarlo y ahora est¨¢ en la protectora DESA, a la espera de ser adoptado'.
Cuando sale el tema de los perros agresivos, Marta se indigna. 'Mira que hay historias bonitas de perros polic¨ªas, perros lazarillos, perros que rescatan a la gente cuando hay terremotos, perros que cruzan pa¨ªses en busca de sus due?os..., y cuando alguna vez un perro ataca a alguien sale en todas las noticias. Cuando un perro es un h¨¦roe no interesa. S¨®lo nos recreamos con las noticias dram¨¢ticas.'
Marta habla con entusiasmo de otras historias de perros y gatos. A todos los conoce por su nombre, aunque s¨®lo permanecieran unos d¨ªas junto a su quiosco. Se preocupa por ellos, procura saber cu¨¢ndo y qui¨¦n los adopta, c¨®mo les va. Y para que quede claro que no s¨®lo se preocupa de los animales, tambi¨¦n pide en su quiosco ayuda para la nigeriana Safiya Husseini, condenada a morir lapidada en su pa¨ªs. Y es que a Marta y a su c¨ªrculo de amigos solidarios no s¨®lo les preocupan los maltratos, sino que se han propuesto hacer todo lo posible para detenerlos.
'Cada uno tiene que poner de su parte', insiste Marta. 'No podemos quedarnos con los brazos cruzados. Se han recogido las 500.000 firmas necesarias para una nueva propuesta de ley que modifique el c¨®digo penal y establezca que el maltrato de los animales sea considerado delito y no falta. Esperemos que los pol¨ªticos tengan en cuenta estas firmas, porque los animales no son juguetes que cuando te cansas de ellos los abandonas en un rinc¨®n'.
Lo dicho, a veces en un quiosco puede saltar la sorpresa, una sorpresa que no se vende en ninguna revista ni en ning¨²n fasc¨ªculo, sino que sale del coraz¨®n de un grupo de gente que ama a los animales y se niega a quedarse con los brazos cruzados. Alguien pensar¨¢ que un quiosco no es en principio la mejor plataforma, pero todo es empezar. Ellos lo han hecho, y a pie de calle.
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